Este artículo se publicó hace 13 años.
Breivik podría evitar la cárcel al ser declarado demente
El ultra noruego, que mató a 77 personas, sufre una «esquizofrenia paranoide»
Pese a haber matado a 77 personas, el ultraderechista noruego Anders Behring Breivik podría evitar la cárcel si se confirma el diagnóstico de "esquizofrenia paranoide" que apunta el informe psiquiátrico presentado ayer.
El documento médico concluye que Breivik es un "demente" y estaba en estado psicótico cuando en julio puso una bomba en Oslo, que mató a ocho personas, y posteriormente se trasladó a la idílica isla de Utoya, donde disparó de forma indiscriminada acabando con la vida de otras 69, la mayoría jóvenes simpatizantes del partido laborista.
La fiscal Inga Bejer Engh recordó que una persona que comete un acto punible en estado psicótico no puede ser condenada a pena de cárcel, según un principio jurídico vigente en Noruega desde la Edad Media. Será la Comisión de Medicina Forense la que debe aprobar o no el informe, aunque su análisis se limitará a determinar su "calidad" desde un punto de vista jurídico-forense. La comisión podría tardar más de un mes en sacar sus conclusiones.
En caso de que el informe sea aprobado, la Fiscalía pedirá al Tribunal que el fanático sea condenado a tratamiento psiquiátrico forzado, "si es necesario para el resto de su vida", señaló Engh. El fiscal informó de que la hipotética condena debería ser renovada en los tribunales cada tres años y de que a pesar de que Breivik pudiera ser declarado sano en el futuro, eso no implicaría su puesta en libertad ya que podrá ser retenido de forma indefinida si es considerado un peligro social.
Engh resaltó, además, que independientemente de cuál sea el fallo de la comisión, el juicio contra Breivik, cuyo inicio está fijado para el 16 de abril, se realizará con normalidad, "ya que la Corte tendrá que decidir si ha cometido o no los actos".
El informe apunta a que el fanático ha desarrollado durante un largo periodo una esquizofrenia paranoide "que lo ha convertido en la persona que es ahora" y que vive "en su universo propio de delirios de grandeza", lo que afecta a todos sus pensamientos. El ultra, de 32 años, justificó la masacre como un castigo a la socialdemocracia por "traicionar" a Noruega "importando" musulmanes y para salvar a Europa occidental del islam y del "marxismo cultural".
"Lo importante no es castigarlo sino que deje de ser un peligro para la sociedad", dijo un superviviente de Utoya a Reuters. Un político ultraderechista tildó de "incomprensible" la decisión. "¿Si lo planeo durante tiempo porqué es un demente?".
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