Este artículo se publicó hace 13 años.
Menos bipartidismo, más nacionalismo
El peso de PP y PSOE retrocede a los niveles de hace 18 años
España amaneció ayer menos bipartidista y más nacionalista que antes de pasar por las urnas. La magnitud del hundimiento electoral del PSOE no sólo ha favorecido la mayoría absoluta del Partido Popular (PP), sino que ha hecho retroceder casi 20 años el peso del bipartidismo en la política española, lo que, pese a la hegemonía de los conservadores y las limitaciones de la ley d'Hondt, que ordena el reparto de escaños, tendrá su reflejo en un Congreso de los Diputados mucho más plural que el de 2008.
Las fuerzas mayoritarias sumaron el domingo el 73,3% de los votos válidos, diez puntos porcentuales menos que en 2008. Un nivel que no se registraba desde las elecciones generales de 1993, que dieron la oportunidad a Felipe González de acceder a su cuarto y último mandato como presidente del Gobierno.
La tendencia a concentrar cada vez más el voto en PP o PSOE se ha roto
Con todo, lo más significativo es que el 20-N ha puesto fin a la tendencia creciente de los ciudadanos a votar exclusivamente PP o PSOE, un comportamiento electoral que se había instalado en la sociedad española desde los comicios de 1989, año en el que las fuerzas mayoritarias apenas consiguieron sumar el 65,3% de los votos. Desde entonces, hasta el pasado domingo, elección tras elección los votantes se habían ido aglutinando en torno a las dos fuerzas mayoritarias: 73,5% en 1993, 76,4% en 1996, 78,6% en 2000 y 80,3% en 2004. Las cifra récord se alcanzó en las elecciones generales de 2008: casi el 84% de los españoles optaron por el bipartidismo.
Correlato nacionalistaEl retroceso de PP y PSOE en el conjunto del mapa político tiene su correlato en el ascenso del nacionalismo en las comunidades históricas (Euskadi, Catalunya y Galicia) y en Canarias. No en la misma proporción, porque al mismo tiempo se ha producido un fuerte incremento del voto a partidos no nacionalistas (Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia son los ejemplos más relevantes) y regionalistas (Foro Asturias). Pero sí de forma significativa, especialmente en Catalunya y Euskadi.
El peso de los soberanistas vuelve a rozar el 10% del mapa político
El peso de los nacionalistas ha aumentado 0,6 puntos porcentuales en comparación con 2008 y, si se incluyen los datos de Compromís, la coalición valenciana, que entra por primera vez en el Congreso con un diputado, se aproxima a los niveles de 2000 (9,8%). Un repunte que devuelve el soberanismo al entorno del 10% del voto total en España, en el que las fuerzas identitarias se movieron con naturalidad entre 1989 y 1996.
En la práctica, esto se traduce en una presencia mucho mayor en el Congreso. La X Legislatura dará asiento a 37 diputados nacionalistas, un 54% más que la anterior y mucho más cerca del porcentaje real que representan las fuerzas identitarias entre los ciudadanos.
La alegría, sin embargo, va por barrios. Los nacionalistas vascos son, con diferencia, los que mejores resultados obtuvieron el 20-N. Amaiur y PNV suman más de la mitad de los votos en Euskadi (55,7%, casi 21 puntos porcentuales más que en 2008). Y recuperan la proporción de influencia política que disfrutaban entre 1979 y 1993. Todo ello a poco más de un año de unas elecciones autonómicas que, si todo sigue como hasta ahora, serán las primeras de la democracia que se celebren en el País Vasco sin la amenaza de ETA. En el Congreso habrá 13 diputados nacionalistas en representación de Euskadi y Navarra (siete de Amaiur, seis del PNV y uno de Geroa Bai), casi el doble que en la legislatura anterior. Y, esta vez, la voz cantante será una fuerza política abiertamente independentista.
El Congreso dará asiento a un 54% más de nacionalistas
Presencia catalanaEl avance de los nacionalistas no fue tan acusado en Catalunya, pero sí igualmente llamativo. CiU y Esquerra suman el 36,7% de los votos de su comunidad (3,1 puntos porcentuales más que en 2008, pese al retroceso de ERC). Están lejos de los porcentajes de los primeros años noventa (en torno al 44%), pero el peso demográfico de Catalunya les concede el derecho a tener 19 escaños en el nuevo Congreso, seis más todos de Convergència que en la legislatura que acaba de concluir.
A diferencia de lo ocurrido en Euskadi y en Catalunya, el nacionalismo gallego del BNG no ha logrado rentabilizar el descalabro del PSOE. El Bloque repite resultado en la urnas (apenas ha retrocedido 0,2 puntos porcentuales en Galicia) y representación en el Congreso (volverá a tener dos diputados), a poco más de un año de las elecciones autonómicas que pondrán a prueba la gestión del PP de Alberto Núñez Feijóo.
Peor le ha ido al nacionalismo canario que, aunque mantendrá dos asientos en la Cámara Baja, sí ha sufrido un retroceso notable en apoyo ciudadano. El porcentaje de 2008 (21,4%) dentro de su comunidad ha caído al 15,9% y mantiene la tendencia a la baja que le separa cada vez más del 30,7% que consiguió en las elecciones de 2000.
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