Este artículo se publicó hace 13 años.
Berlusconi se defiende con las mismas promesas de siempre
En su discurso en el Parlamento para pedir el voto de confianza vuelve a anunciar las reformas de la Justicia, el Fisco y la Constitución. Sólo un grupo reducido de la oposición ha participado en la comparecencia del primer ministro
La crisis económica como coartada. Es la carta que ha jugado Silvio Berlusconi ante el Parlamento esta mañana durante su discurso para pedir a los diputados su apoyo en la moción de confianza a la que se enfrenta mañana después de que el Gobierno no consiguiera aprobar el pasado martes las cuentas generales del Estado de 2010.
Ante una Cámara Baja medio vacía, ya que los partidos de la oposición se negaron a participar en su comparecencia y en el debate posterior en el que las formaciones suelen anunciar su intención de voto, Berlusconi ha vuelto a negar que piense dimitir "porque no hay una alternativa creíble a este Gobierno" y se ha limitado a repetir la retahíla de reformas y ataques que caracterizan sus intervenciones desde hace 18 años, amenazando con que la oposición no sería capaz de sacar al país de la delicada crisis económica.
Sólo un reducido grupo de diputados del Partido Radical, que en el Parlamento participan con el Partido Democrático (PD), han decidido presentarse para escuchar lo que tenga que decir el primer ministro.
Il Cavaliere ha pedido "perdón por el incidente del martes que ha dado lugar a una situacion anómala que debemos sanar con un voto de confianza" y ha añadido que "el Gobierno lo pide porque es el único sujeto habilitado democráticamente para hacer frente a los riesgos que corre el país y porque los tiempos del mercado no son compatibles con los de ciertas liturgias políticas".
Por eso ha anunciado una nueva redacción de las cuentas generales que será presentada "primero al Tribunal de Cuentas y posteriormente para su votación en el Senado y el Parlamento". Esto es indispensable ya que, según la regulación parlamentaria, el Ejecutivo no puede someter un texto que ha sido rechazado hasta seis meses después de la primera votación.
"Estoy aquí con una mayoría políticamente cohesionada, más allá de los incidentes del Parlamento, para testimoniar que Italia, es capaz, será capaz y remontará enfrentándose a la estrategia del pesimismo", añadió.
"Queremos derrotar a la estrategia de la parálisis. Aprobaremos un decreto para el Desarrollo Económico con el que nuestro sistema crediticio estará protegido. Seguimos trabajando por el interés de las familias y empresas aunque si contra nosotros hay una campaña de inusitada violencia", dijo.
La campaña de la magistratura y los rebeldesComo era de esperar, Berlusconi pasó al ataque acusando a la oposición de estar unida sólo "por su antiberlusconismo" y "que concentra sobre mi una campaña demoledora gracias a las columnas [periodísticas] que tienen como autores a un circuito mediático judicial, pero que no tienen ni un Ejecutivo de recambio, ni un programa definido".
"Pero en términos políticos está profundamente dividida y, además, ausente", dijo sonriendo mientras miraba a los bancos vacíos de los otros partidos.
Acusa a la oposición de estar unida sólo por su antiberlusconismo y dice que no dimite El primer ministro Italiano también ha vuelto a asegurar que el Gobierno sacará adelante las reformas históricas de "la Justicia, la arquitectura constitucional y el Fisco".
Asimismo ha lanzado un mensaje a los diputados de su partido, el Pueblo de la Libertad, que desde hace varios días critican cada vez con más fuerza su gestión: "A quien pide que demos un paso atrás, le digo que nunca como en este momento hemos sentido la responsabilidad de no hacerlo porque estamos convencidos de que las elecciones anticipadas no solucionarán los problemas del país.
"Hay quien piensa que un gobierno técnico puede tener más fuerza. Pero no tendría la fuerza de un Gobierno legitimado como el nuestro para tomar decisiones, a veces impopulares, para proteger a Italia de la crisis, que es el principal objetivo".
Berlusconi se refería especialmente al grupo de antiguos democristianos encabezado por el exministro de Desarrollo Económico, Claudio Scajola, quien se ha reunido dos veces en lo que va de semana con Il Cavaliere para exigirle que abra las puertas a una mayoría más amplia con la inclusión de la Unión de Centro de Pierferdinando Casini, lo que le permitiría gobernar sin problemas hasta el final de la legislatura en 2013.
Para los de Scajola, la otra opción era la dimisión y el paso a un gobierno técnico. Esta mañana, el diputado del PdL Fabio Gava, dijo que "si Berlusconi no acoge nuestras peticiones entonces tendrá que asumir su decisión. Podemos abstenernos enla moción o no participar en el voto. O podemosdarle nuestro voto e inmediatamente después crear un nuevo grupo parlamentario autónomo". Habrá que esperar novedades.
Hoy el Gobierno estaba al completo en el aula, pero la división dentro del Ejecutivo parece generalizada. Durante el voto del martes, crítico para la aprobación de las cuentas del año anterior y sobre las que se basan todos los presupuestos de 2011 y algunas leyes en curso, se ausentaron 24 diputados de la mayoría gubernamental.
Entre ellos el ministro de Economía, Giulio Tremonti, cuya relación con Il Cavaliere es prácticamente inexistente desde que pasadas las elecciones municipales de mayo empezará a hablarse de él como su sucesor.
El Gobierno está reescribiendo las cuentas para poder someterlas a votación de nuevoA su ausencia se le sumó la del líder de la Liga Norte y máximo aliado del Gobierno, Umberto Bossi, que se entretuvo en los pasillos del Parlamento hablando con los periodistas; la del ministro de Interior, Roberto Maroni; la del titular de Exteriores, Franco Frattini, y las de los conocidos como Responsables, la formación de tránsfugas que salvaron a Berlusconi en una moción de censura el pasado diciembre.
Bossi, que no ha parado de bostezar durante la intervención de Berlusconi dijo: "Il Cavaliere me ha convencido. El Gobierno seguirá existiendo mañana". La oposición, sin embargo, calificó de "penoso" el discurso del premier.
La incertidumbre que esto ha provocado obligó a que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, emitiera un comunicado inusualmente potente en el que exigía a Berlusconi que "aclare" si sigue manteniendo una mayoría gubernamental estable.
Andreotti y Goria dimitieron inmediatamente tras el rechazo a las cuentas generales Napolitano es el único con el poder de disolver las cámaras si queda patente que el Gobierno no controla una de ellas y normalmente se ha mantenido imparcial cada vez que la mayoría ha estado en problemas.
Respecto a la no aprobación de las cuentas, sólo hay dos antecedentes similares: el de los primeros ministros Giulio Andreotti, en 1970, y Giovanni Goria, en 1988. Ambos renunciaron a su cargo inmediatamente porque la Constitución considera la aprobación de las cuentas como un "acto debido del Gobierno".
Y de ahí que la oposición, como dijo esta mañana el líder del PD en el Parlamento, Dario Franceschini, considere la comparecencia de Berlusconi hoy como "una tomadura de pelo".
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