Este artículo se publicó hace 14 años.
Banco Pastor, el oscuro objeto de deseo
Pedro Barrié de la Maza soportó en 1929 una presión similar a la que ahora vive José María Arias, su bisnieto. Conseguir que Banco Pastor sobreviviera y lo hiciera de forma independiente más allá del crash era tan complicado entonces como lo es ahora superar la crisis económica en solitario. Arias se niega a que el banco que su familia fundó en 1776 acabe absorbido por un competidor hambriento y necesitado de un tamaño superior. Está convencido de su decisión y prácticamente ni se pone al teléfono (mucho menos se sienta a la misma mesa) cuando le llaman sus pretendientes. Puede hacerlo porque tiene el 42,18% del capital en sus manos y cerca de otro 20% en un entorno amigo. Pero la crisis ya dura demasiado, lo que agrava los problemas.
Arias intenta seguir en solitario, pero es la crisis la que decidirá
Banco Popular y Banco Sabadell (los más interesados aunque no los únicos) otean su pieza de forma insistente, aunque también esperan pacientes, confiados en que las dificultades económicas les faciliten (y abaraten) el negocio un poco más adelante. Banco Pastor, con problemas como casi todos, es muy apetitoso. Cuenta con una solvencia elevada, con liquidez para un tiempo, con cierta diversificación en España (aunque es sobre todo un banco gallego), y previsiblemente se hará con una parte importante del negocio de Caixa Galicia y Caixanova tras la fusión. Y, sobre todo, sus activos de casi 33.000 millones de euros serían el argumento (tamaño) que necesitan varias entidades españolas para recuperar en los mercados internacionales ese grado de confianza que la marca España les ha arrebatado en los últimos meses.
Es una operación de libro para casi cualquiera, pero la resistencia de Arias la ha evitado hasta el momento. El banquero no quiere ser comprado, pero tampoco hace esfuerzos por comprar (el ataque no parece ser en su caso la mejor defensa). De hecho, le ofrecieron Banco Guipuzcoano antes que al Sabadell, pero no lo quiso. Ni para él solo ni en una operación a tres bandas que ideó el banco catalán. A los gestores y accionistas del Guipuzcoano les interesaba más una operación con el Pastor (es más pequeño que el Sabadell y por tanto les permitía mantener más poder), pero sus números no interesaron en A Coruña.
Arias no quiere saber nada de fusiones, aseguran en el sector, y un portavoz del banco insiste en que su proyecto "es independiente". El banquero es gallego, pero no hace gala de su galleguismo cuando tiene que responder a todo el que pregunta. Lo tiene claro. Sin ambigüedades. No. La crisis le dirá si tiene que cambiar.
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