Un inmigrante murió anoche en Ciudad del Cabo como resultado de la ola de violencia racista que azota Sudáfrica desde el pasado 11 de mayo y que se ha extendido a varias provincias del país, informaron hoy fuentes policiales.

Los disturbios, que comenzaron en los barrios más pobres de Johannesburgo, empezaron a propagarse el pasado martes, cuando una taberna regentada por nigerianos fue atacada y saqueada por residentes sudafricanos en la ciudad oriental de Durban.

Un extranjero fue asesinado anoche y otras seis personas resultaron heridas cerca del barrio de Milnerton, en la zona norte de Ciudad del Cabo. Como consecuencia de los enfrentamientos, quinientas personas acudieron a la comisaría para refugiarse.

En la provincia de North West, tres inmigrantes resultaron heridos por arma blanca y cuatro tiendas de propietarios paquistaníes fueron saqueadas, lo que llevó a la detención de quince personas.

El comisario Lesego Metsi, de North West, en el noroeste de Sudáfrica, informó hoy de que a causa de los ataques más de 100 personas acudieron a refugiarse a las dependencias policiales.

Metsi declaró a los periodistas que se está considerando la posibilidad de pedir refuerzos.

"Estamos estirando nuestros recursos lo máximo posible, pero en cuanto llegamos a la escena de un crimen recibimos informes de que hay otro incidente en alguna otra parte", puntualizó Metsi en declaraciones recogidas por la agencia local Sapa.

Mientras, en Durban, un inmigrante procedente de Malaui resultó herido de bala anoche y unos trescientos extranjeros fueron a una comisaría solicitando la protección de las fuerzas del orden, según Sapa.

En la provincia oriental de Kwazulu-Natal diez personas fueron detenidas acusadas de atacar a inmigrantes, informó hoy el responsable de seguridad de la zona, Bheki Cele.

Desde que estalló la ola de xenofobia violenta, más de cuarenta personas han muerto y 25.000 han tenido que buscar refugio en comisarías y edificios públicos.