Este artículo se publicó hace 15 años.
Andalucía blinda el recuerdo de la revuelta de Casas Viejas
Incluye en el Patrimonio Histórico los lugares de la represión y los testimonios
Cadáveres de jornaleros amontanados en el cementerio de Casas Viejas.EFE
Setenta y seis años, siete meses y once días después de que la revuelta de los jornaleros de Casas Viejas (Cádiz) acabara con una matanza perpretada por guardias de asalto y civiles de la II República, la Junta de Andalucía ha decidido proteger su recuerdo.
El boletín oficial de la administración autonómica publicó ayer la inclusión en el catálogo del Patrimonio Histórico de Andalucía de los lugares donde sucedieron los hechos, entre el 10 y el 12 de enero de 1933, que fueron uno de los detonantes de la dimisión de Manuel Azaña como primer ministro, en junio de ese año, según distintos historiadores.
Una matanza acabó con la insurrección de jornaleros, en enero de 1933La Junta también protege las crónicas periodísticas de entonces, las posteriores, varios testimonios, dos poemas y diversas fotografías.
La apertura de un hotel en 2005 en el lugar en el que estaba la choza de Francisco Cruz, alias Seisdedos, movilizó a sus descendientes. En la cabaña se refugiaron Seisdedos y su familia la noche del 11 de enero de 1933 tras el fracaso de la proclamación del comunismo libertario en el pueblo.
Los guardias de asalto y civiles de la República la asediaron, la quemaron y mataron a sus ocupantes, excepto a María Silva, la Libertaria, y Manolo, ambos nietos de Seisdedos.
El hotel, al que querían llamar la Libertaria, se llama ahora Utopía, y el patio trasero es ya desde ayer un Bien de Interés Cultural.
Los lugares de la rebeliónAdemás de la choza de Seisdedos, la Junta blinda otros cuatro lugares. La sede del sindicato Los Invencibles, sitio en el que se decidió la rebelión, donde los anarquistas celebraban reuniones, asambleas y mítines. También el cuartel de la Guardia Civil, asediado en las horas en que los revolucionarios controlaron el pueblo.
Además, se protege la fonda en la que se hospedaron tras los sucesos los reporteros que dieron cuenta de la revuelta, como Eduardo Guzmán y Ramón J. Sender, y en la que la guardia de asalto de la República montó el 11 de enero su cuartel general.
En ella organizaron un escarmiento. Atraparon a 12 personas, de las que 11 no habían tenido nada que ver con la insurrección, las llevaron a la choza de Seisdedos, ya reducida a escombros, y las fusilaron. En tres días murieron 26 campesinos y 4 guardias. El lugar donde se ubicaba el antiguo cementerio, hoy un parque, se incluye igualmente en el inventario. Allí se hicieron las autopsias y allí quedaron los cadáveres varios días a la intemperie.
Tras los sucesos, una ola de miedo arrasó el pueblo, que se rebautizó como Benalup. No recuperó hasta 1998 el original de Casas Viejas.
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