Este artículo se publicó hace 15 años.
Las amigas delgadas pueden hacernos comer más
Por Amy Norton
Que una amiga siga delgadaaunque coma de todo no es sólo molesto. También podríaarruinarle la dieta, sugirió un nuevo estudio.
Los autores hallaron que cuando les pidieron a estudiantesuniversitarias que vieran una película mientras comíangolosinas con una amiga delgada o con sobrepeso, lasestudiantes tendían a imitar a la amiga delgada cuando seexcedía con la comida.
En cambio, las participantes se autocontrolaron más cuandocompartieron la película con una amiga con sobrepeso quetambién se excedía con la comida.
Los resultados, publicados en Journal of Consumer Research,sugieren que mirar a una amiga delgada devorar una comidacopiosa otorga un permiso implícito a imitarla.
"Pensamos que 'si ella puede comer así y seguir delgada,también podemos hacerlo' o que 'si ella come torta, tambiénpuedo hacerlo'", explicó Brent McFerran, profesor asistente demarketing de la University of British Columbia, en Canadá.
"En otras palabras, la persona más peligrosa para compartiruna comida no es la obesa, sino la amiga delgada con granapetito", dijo McFerran a Reuters Health.
El equipo de McFerran reunió a 210 estudiantesuniversitarias para lo que creyeron que sería un estudio sobrela exposición a una película; cada mujer vio el filme con unaacompañante que, en realidad, era una integrante del equipo.
En algunos casos, la investigadora apareció con sus 48kilos y, en otras, con almohadones entre la ropa que la hacíanaparecer obesa.
Durante la película, a los pares se le ofrecierongolosinas, primero a la investigadora.
En general, el equipo halló que las estudiantes comían máscuando su acompañante delgada elegía una porción grande quecuando lo hacía la acompañante "obesa".
Por ejemplo, cuando la investigadora delgada comía mucho(30 caramelos), las participantes comían unos 10 caramelos.Cuando la investigadora "obesa" comía mucho, las estudiantescomían unos seis caramelos.
"Comer incluye mucha presión social", dijo McFerran, yseñaló que, de hecho, las influencias sociales serían elvaticinador más sólido de lo que comemos.
Pero los nuevos resultados no significan que tenemos quecancelar todas las próximas salidas a comer con nuestras amigasdelgadas con gran apetito.
"Si pensamos antes lo que estamos haciendo, seremos menospropensos a comer en exceso", señaló el experto.
McFerran sugirió que, en lugar de mirar a un amigo delgadoque devora un postre y sentir el permiso para hacerlo,deberíamos recordarnos que todos somos distintos, conmetabolismos y hábitos físicos diferentes, por ejemplo.
Lo mejor es concentrarse en el objetivo personal de comersaludablemente, dijo McFerran, en lugar de imitarautomáticamente a un amigo.
El autor señaló también que hay otro "lado positivo": losamigos que eligen porciones pequeñas y alimentos saludables nospueden alentar a hacerlo, en especial si son delgados.
FUENTE: Journal of Consumer Research, online 25 de agostodel 2009
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