Este artículo se publicó hace 16 años.
Altos ejecutivos, extrema seguridad y mucho sol en el Foro Económico de Davos
Cientos de policías de asalto, dos mil altos ejecutivos de las principales multinacionales, ministros y presidentes de los cinco continentes transformaron una vez más la exclusiva estación alpina de Davos en el centro de atención mundial.
Los empresarios más ricos del mundo que participaron esta semana en la trigésimo octava edición del Foro Económico de Davos fueron recibidos con unas condiciones meteorológicas excepcionales: el día antes de que comenzara el acontecimiento, estuvo nevando durante más de 12 horas.
Al día siguiente, Davos, un pequeño pueblo, amaneció bajo un manto blanco, pero con un sol resplandeciente, y una temperatura que pocas veces bajó de cero, una situación que se mantuvo durante los cinco días que duró el evento.
Los participantes, 2.500, de 88 países, fueron agasajados con fiestas nocturnas que duraron hasta la madrugada, lo que no impidió a los altos ejecutivos levantarse alrededor de las seis para poder estar en el Centro de Congresos a las siete y media de la mañana, cuando comenzaban las primeras sesiones.
Las fiestas eran privadas, sin teórico acceso para los periodistas que contaban con una identificación naranja y que les limitaba el acceso a varias áreas del Centro de Congresos.
Las medidas de seguridad para los medios de comunicación fueron estrictas y llegaron al punto de estar dentro del Centro de Congresos, pero tener que demostrar la identidad cada vez que se accedía a los pocos espacios no reservados donde se encontraban los participantes.
Eso no impidió que fuera posible cruzarse en el pasillo con el magnate Bill Gates, con el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, o con los consejeros delegados de multinacionales como Nestlé, Pepsi, o Shell.
Más complicado fue encontrarse con el ex primer ministro inglés Tony Blair pues se movía precedido de una corte de guardaespaldas que literalmente vaciaban el camino minutos antes de su llegada.
Algo que, no obstante, no hizo su amigo y compatriota, el comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, que se desplazaba solo y con una sorprendente discreción.
La obsesión por la seguridad obligó a que la cantante de 'soul' que hacía las delicias de los asistentes a la fiesta de Google tuviera que llevar colgada su identificación sobre su sensual vestido plateado.
El 'glamour' este año se limitó a ver de lejos al líder de U2, Bono, o a divisar a la reina Rania de Jordania, tan elegante y elocuente como siempre, una de las pocas que logró sacar los colores a distinguidos conferenciantes, al recordarles que los habitantes de Gaza estaban luchando por sobrevivir mientras ellos debatían sobre la pobreza en el mundo.
En total, el Foro distribuyó 9.140 acreditaciones, la mayoría entre el personal de la organización.
Hubo 2.460 participantes, y 838 cónyuges, casi la totalidad de ellas mujeres, quienes no asistieron con asiduidad a los debates y paneles.
Tal vez será por eso que la actriz inglesa Emma Thomson, galardonada esta semana con el Cristal Award, que otorga el Foro Económico a personajes de la cultura que destaquen por su compromiso ético, dijo al recibir el premio:
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