Pedro Almodóvar ya sabe cómo empieza su película sobre Marcos Ana: un hombre sale de la cárcel después de haber pasado allí 25 años encerrado por el régimen franquista. Siente mareos, náuseas. No está acostumbrado a la libertad, a la calle, a los autobuses, a los espacios abiertos. 'Lo voy a enseñar de un modo fisiológico: cómo le afecta la libertad a este hombre que entró en prisión con 16 años y salió con 42', confesó ayer en Cannes, donde presentó su última película, Los abrazos rotos, sin que la prensa internacional terminara de abrazarla con ganas, aunque tampoco la condenara a los infiernos.
Con su desparpajo habitual, Almodóvar tomó la Croisette para apuntar una preocupación que le anda rondando: la memoria histórica. No sólo desveló que Los abrazos rotos funciona como una metáfora sobre la Transición española, encarnada en el personaje de Lluís Homar (un hombre ciego que quiere olvidar su pasado), sino que desveló muchos detalles sobre su nuevo proyecto: la adaptación del libro del poeta Marcos Ana, Decidme cómo es un árbol.
'Enfrentarse a la memoria de lo que pasó en la Guerra Civil no es un asunto político ni social, es una cuestión moral que, 30 años después de la Transición, tenemos que abordar', dijo categórico en un encuentro reducido con la prensa española. 'Permitir que la gente encuentre los restos de sus familiares no significa reabrir heridas como dice el PP, sino cerrarlas de una vez'.
Almodóvar quiere ayudar a esa cicatrización. 'Tengo la necesidad de decir algo al respecto. Y tengo la sensación de que todavía no se ha hecho la gran película sobre la Guerra Civil, los mejores testimonios son documentales', aseguró. ¿La hará él? 'Aún no tengo decidido si será mi próxima película, porque estoy también escribiendo una comedia, que es lo que me está pidiendo la gente', confesó.
Pero el suyo no será un filme de tiros y bandos. 'Con el libro de Ana, puedes hacer de todo, desde una película de aventuras a una carcelaria, pero lo que más me gusta es que es un texto que no busca la venganza', explicó.
La película, sin título por el momento, usará como excusa para mirar al pasado, los recuerdos que le irá contando el protagonista a una mujer a la que conoce en un burdel. 'Es interesante la relación de Ana con las mujeres; al salir de la cárcel, sentía miedo, las perseguía por la calle como un niño hasta que desaparecían en algún portal', decía ayer un Almodóvar relajado, que confesaba sentirse en Cannes como en casa.
En efecto, el Festival de Cannes lo adora hasta el punto de dejarle alargar la rueda de prensa de Los abrazos rotos hasta casi una hora, cuando normalmente no sobrepasan los 25 minutos. Acompañado de Penélope Cruz, enferma y de aspecto cansado, y del resto de su equipo, excepto Carmen Machi, Almodóvar reconoció que la clave de su cine es una dirección de actores basada en el naturalismo, por muy rocambolescos que sean sus guiones. La rueda estuvo repleta de sus clásicos guiños: algo de sexo 'en mi quinta película le hice un cunninlingus a una actriz para explicar una escena' y algo de excentricidad sus gafas de sol puestas.
El director sabe que en ningún sitio lo tratan como en Francia. 'Aquí una vez que te aceptan, son fieles, es mi principal mercado', reconocía ayer. Pero no siempre ha sido así. El festival lo rechazó durante la década de los ochenta, cuando enviaba sus películas y recibía siempre una negativa. 'Rechararon Mujeres al borde de un ataque de nervios', contaba ayer. 'Fue necesario que triunfara fuera para que me aceptaran aquí y me recibieran como una estrella'.
Hasta 1999 no entró en competición con Todo sobre mi madre, experiencia que repetiría con Volver, en 2006. Pero Almodóvar ha sido además jurado y ha abierto el Festival de Cannes con La mala educación, en 2004. ¿Va siendo hora de la Palma de Oro? 'Me voy el viernes; pero si tengo que volver el domingo, vuelvo, aunque sea para entregar un premio al mejor director', dijo.
Los abrazos rotos competirá con Quentin Tarantino, cuya esperada Inglorious Basterds se pasa hoy, o con Ang Lee, entre muchos otros pesos pesados del cine de autor internacional. Precisamente sobre Lee tuvo Almodóvar unas palabras. 'Suelo hablar con él por teléfono porque teníamos el mismo distribuidor. Lo que nunca le he contado es que me ofrecieron antes que a él Brokeback Mountain, pero la rechacé y menos mal. No me hubieran dejado hacerla como yo quería'.
En EEUU lo siguen esperando. El director volará a Hollywood el próximo 10 de junio para supervisar la adaptación televisiva de Mujeres al borde de un ataque de nervios, que se convertirá en una serie de la Fox. 'Creo que quieren hacer una especie de Mujeres desesperadas pero con mi universo', reconoció el director. En Broadway, también habrá Mujeres en forma de un musical que se estrenará este año. ¿Quién no quiere a Pedro Almodóvar? Veremos si en Francia tanto como para darle la Palma.
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