Este artículo se publicó hace 13 años.
Alejandría, imán y musa de escritores
Mediterránea, cosmopolita y literaria, la Alejandría del siglo XXI es una ciudad moderna que todavía conserva el aire canalla que inspiró a poetas durante décadas.
El café Al Togariya, en la Corniche, el paseo que transcurre a lo largo de la bahía de Alejandría, es uno de los lugares de encuentro para los escritores que todavía ahora, provistos de una libreta y un bolígrafo, sorben té negro y escriben al ritmo del repicar de las fichas de dominó en las mesas cercanas. Las sillas alineadas en la acera, las grandes cristaleras y el estilo art decó del local recuerdan vagamente a los cafés parisinos, pero la pintura amarillenta de las paredes, el suelo sucio y los gatos paseándose entre las piernas de los clientes sugieren que Al Togariya conoció tiempos mejores.
Alejandría tiene "una fragancia especial en la que se mezclan la autenticidad del Mediterráneo con la profundidad histórica y cultural de esta ciudad", asegura el poeta alejandrino Gaber Bassiuni, cuyos poemas suelen inspirarse en la ciudad y en el mar. A lo largo de la historia convergieron en Alejandría griegos, romanos, franceses, ingleses, italianos y árabes y ha sido desde siempre un lugar que "acepta las nuevas culturas pero sin perder la identidad".
Desde la moderna Biblioteca de Alejandría, inaugurada en 2002 y heredera de la creada en el siglo III a.C. en la época helénica egipcia, su responsable de relaciones públicas, Sherif Riad, dice que "el Mediterráneo ha conformado la personalidad alejandrina de la antigüedad y de hoy en día". Y añade que "el mar forma parte de los alejandrinos, ya que la ciudad siempre fue un puerto", un hecho que dio lugar a su carácter literario "porque para romper el aburrimiento del viaje, los navegantes contaban historias e imaginaban leyendas".
Todavía hoy, artistas de todas las nacionalidades llegan a Alejandría para respirar su ambiente, que Cavafis retrató en algunos de sus versosEl poeta Constantinos Cavafis (1863-1933) es el representante más célebre de la comunidad griega en Alejandría y sus poemas, escritos a principios del siglo XX, son un reflejo de lo que otro escritor, el británico Lawrence Durrell (1912-1990), describió como "esta ciudad napolitana en ruinas y de cochambroso aspecto". El piso donde vivió Cavafis se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los admiradores del autor del célebre poema Ítaca y sus habitaciones, polvorientas y en penumbra, se ajustan a la descripción que hizo de ellas el poeta. "La habitación era barata y sórdida, oculta sobre una dudosa taberna. Desde la ventana podías ver la sucia estrecha callejuela", escribió Cavafis en un poema de fuerte carga erótica en el que expresa la soledad que siente en su "pobre y usada cama", sobre la que saboreó "los labios voluptuosos y rosados de la embriaguez".
En un ambiente mucho menos íntimo y bastante más bullicioso, el hotel Cecil, junto a la plaza principal de la ciudad, es también símbolo de la Alejandría más cosmopolita. Fue Durrell quien se encargó de dotarlo de un aura literaria al ambientar allí su obra más célebre: El cuarteto de Alejandría. "La gente viene preguntando por los escritores que se alojaron aquí, sobre todo por Agatha Christie, y piden ver los lugares que salen en la novela famosa de Durrell", dice uno de los empleados del hotel, Mohamed Mehawy.
En los pasillos del edificio que durante la II Guerra Mundial albergó las oficinas de los servicios secretos británicos, otro trabajador, Maharus, empuja su carrito de la limpieza y adecenta las lujosas habitaciones con gestos mecánicos. "El Cecil ha tenido épocas mejores y épocas peores, pero su historia siempre ha atraído a la gente", evoca Maharus, que habla con orgullo de sus 34 años al servicio del hotel y recuerda con precisión las visitas de mandatarios, actores, cantantes y de su ídolo, el boxeador Mohamed Ali (Cassius Clay).
A pesar de que con el paso de los años Alejandría ha cedido protagonismo cultural y político a la capital de Egipto, El Cairo, sus habitantes siguen recordando con orgullo el pasado de la ciudad y reivindican el carácter de quienes viven en ella que, aseguran, es muy diferente del resto de los egipcios. Bassiuni dice que la ciudad "es un lugar único con vistas a tres continentes y que durante toda la historia se abrió ante los escritores y los intelectuales".
Todavía hoy, artistas de todas las nacionalidades llegan a Alejandría para respirar su ambiente, que Cavafis retrató en algunos de sus versos: "Viajero, si eres alejandrino, no has de criticar. Tú conoces el ímpetu de la vida nuestra: qué ardor posee, qué voluptuosidad excelsa", escribió el poeta.
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