Fotos, sonrisas, apretones de manos y una mediática actitud positiva fue lo que mostraron el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, después de la cumbre Italia-Francia celebrada ayer en Roma. Durante el encuentro, ambos firmaron una carta con la petición expresa a la UE de que reforme el Tratado de Schengen de libre circulación para blindar las fronteras de los 27 en 'situaciones excepcionales'. Situaciones que, por cierto, no quedan especificadas ni aclaradas en la misiva. Pero el objetivo, al fin y al cabo, es tratar de que ninguno de los dos países vuelva a ponerse en evidencia como en las últimas semanas con la crisis migratoria de la isla italiana de Lampedusa, que hasta el pasado 5 de abril ha recibido 23.000 inmigrantes, la mayoría tunecinos.
Por una parte, Italia ha fracasado en la gestión humanitaria de esos inmigrantes y en las negociaciones con Túnez para frenar los desembarcos. Su último remedio fue la concesión de una serie de permisos de residencia temporales (11.000 según el Ministerio de Interior), dirigiendo a los tunecinos hasta la frontera con Francia. Por otra, los franceses desataron las críticas de los movimientos sociales, al repeler hace dos semanas la entrada de un grupo de 60 tunecinos entre la localidad italiana de Ventimiglia y la francesa de Menton, llegando incluso a paralizar el tránsitoferroviario.
Ambos presidentes han enviado una carta a Van Rompuy y a Dur
'Es necesario examinar la posibilidad de reestablecer temporalmente los controles en las fronteras internas en caso de dificultad excepcional en la gestión de las fronteras externas comunes', reza la carta enviada por Sarkozy y Berlusconi al presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, y al del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. Sarkozy lo dejó bien claro ayer: 'Entendemos los motivos de Italia [] pero si un país ha fallado en defender las fronteras de otro, ¿qué vamos a hacer?'.
La puesta en escena de ayer supone una regresión total que ataca al espíritu de Schengen, que establece el libre tránsito de personas dentro de la UE. Ambos mandatarios negaron que quieran eliminar el Tratado, sino 'reformarlo' otorgando a los socios comunitarios una mayor independencia 'de manera que no se vean privados de su experiencia y se creen las condiciones para que aumente su confianza recíproca', según reza la carta. 'Los dos estamos de acuerdo en que Schengen debe seguir vivo pero para seguir vivo tiene que ser reformado, porque cuando la UE la constituyan 32 o 33 países, ¿de verdad pensamos que podemos seguir gestionando este tema así?', aseveró Sarkozy.
El pacto supone una regresión y un ataque al espíritu de la libre circulación
Italia y Francia exigieron también la necesidad de reforzar Frontex, la agencia que controla las fronteras europeas, proponiendo que se desplace una misión a los países del Sur del Mediterráneo para ayudarles en la tarea de 'interceptar' los flujos migratorios.
Es difícil conocer en qué manera se puede ver beneficiada Italia de todo esto, teniendo en cuenta que Lampedusa va a seguir estando en el Mediterráneo por mucho que se amplíen los controles. Pero la cadena de pactos que siguieron ayer al de inmigración, quizá sea lo que le merezcan la pena: Francia apoyará la candidatura de Mauro Draghi a la Presidencia del Banco Central Europeo; el presidente francés mostró su apoyo al futuro programa nuclear italiano, mientras que Berlusconi dio su aprobación a la OPA lanzada ayer por la francesa Lactalis sobre Parmalat, con la condición de que no sea más que el principio de la aparición de grandes conglomerados empresariales italo-franceses, que refuercen la economía de ambos y cierren de una vez por todas lasheridas abiertas por la crisis migratoria.
Roma ha sacado provecho económico del acuerdo con París
Con este pacto, Sarkozy ya tiene socio europeo para sus particulares objetivos, que se basan en hacer frente al 'riesgo', como lo ha llamado él, de que haya una 'inmigración incontrolada' originada 'por la tragedia', es decir, por las revoluciones democráticas de la orilla sur del Mediterráneo.
Francia, de hecho, aplica desde hace cuatro años una política por la cual se toma todas las libertades posibles respecto a la libre circulación de Schengen, unas medidas que las asociaciones galas de apoyo a los inmigrantes llaman la 'caza de los sin papeles'. Por ejemplo: la frontera franco-española que está siendo desmantelada en la autopista Barcelona-Perpignan, ha sido restablecida unos kilómetros más allá, en el peaje de Le Boulou, mediante controles policiales. Otro ejemplo: en la reforma del Código de Entrada y de Estancia de Extranjeros (Ceseda), el Gobierno galo ha previsto la creación de 'zonas de espera temporales' para extracomunitarios, donde no se aplicaría el derecho común.
Por último, la Administración francesa está incumpliendo las disposiciones de libre circulación laboral, también amparadas por Schengen, de las que en principio se benefician todos los extracomunitarios que dispongan de un permiso de residencia de larga duración expedido por otro Estado miembro de la UE.
Los dos países exigieron la necesidad de reforzar Frontex
Así, no es de extrañar que el Gobierno de Sarkozy aireara con tanto empeño el paso de esos 60 tunecinos por la frontera entre Ventimiglia y Menton. Lo que quizá si es sorprendente es la rapidez con la que Berlusconi, tras una aparente pelea de gallos con Sarkozy por este puñado de inmigrantes, se ha arrodillado ante el presidente francés a cambio de unas pocas concesiones económicas. A cambio, el pastel para Sarkozy es enorme: Roma no sólo da por zanjado el episodio de la frontera, sino que además apoyará al presidente francés, embarcado ya en la batalla preelectoral para las elecciones generales de la primavera de 2012.
Sarkozy insistió mucho ayer en Roma en una de sus temas predilectos, la necesidad de potenciar Frontex, y lo hizo con su típico desparpajo a la hora de acusar de ineficacia a las instituciones europeas: '¿Alguien me puede asegurar que el Consejo de Ministros de Interior de la UE realmente se ocupa de gestionar Schengen y Frontex? No, porque si es así, yo acepto de buen corazón que me lo expliquen'.
Sarkozy: 'Para que Schengen siga vivo tiene que ser reformado'
La decisión de controlar Schengen pone de relevancia el populismo del presidente galo y su acercamiento a la ideología de la derecha más radical. 'Tras cuatro años de reformas de Sarkozy en materia de extranjería, en caso de accidente electoral el año que viene, y de elección de la ultraderechista Marine Le Pen, esta ya no tendría que cambiar ninguna ley para poder aplicar su programa. Le bastaría con aplicar las leyes Sarkozy plenamente', apunta un alto funcionario de inmigración, que prefiere quedar enel anonimato.
Pero, como explicaba ayer a la página web Nouvelobs.com una jurista especializada en Derecho Comunitario, Florence Chaltiel, 'no se puede reformar el Espacio Schengen de un día para otro', porque hará falta una decisión colectiva en el marco de la UE. Por lo tanto, buena parte de lo aseverado ayer con tanto énfasis porBerlusconi y Sarkozy no es más que verborrea.
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