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Rusia y Ucrania: antecedentes de un conflicto
Agencia Atlas
De sus respectivas alardeos de testosterona, el más creíble es el del presidente ruso, y no porque el del ucraniano pertenezca a su etapa de cómico televisivo. Vladimir Putin lleva años exhibiendo su músculo militar en la región, y en Ucrania lo saben bien. El Kremlin nunca renunció a la nostalgia imperial. Tras la desintegración de la URSS, buena parte de las antiguas república soviéticas siguieron en la órbita de Moscú, con mandatarios prorrusos. Pero el vínculo con la joya de la Corona, Ucrania, se rompió hace 8 años con la revolución del Maidán. El país prefirió mirar a Occidente. Putin respondió anexionándose Crimea, y alentando el separatismo en la región de Donbás, fronteriza con Rusia. Desde entonces, rebeldes prorrusos luchan contra el ejército ucraniano.
Ahora, la intención de Kiev de ingresar en la Alianza Atlántica ha terminado por exasperar al Kremlin, que ya en su día no digirió la ampliación al este, con la incorporación de antiguos satélites o integrantes de la URSS. Especialmente dolorosa fue el ingreso de las repúblicas bálticas. Entre las candidaturas de posibles nuevos socios, algunos fronterizos con Rusia, como Finlandia, Georgia o Ucrania, ésta última es la que más duele a Putin, que exige a la OTAN que detenga su expansión.