Tini Stoessel: cuando la salud mental no te deja cantar
La cantante argentina lleva subida a un escenario desde que era una niña, pero la experiencia no te libra de pasarlo mal en directo. En las últimas semanas, los vídeos donde se la ve llorando en los conciertos han conmocionado a sus fans.
Martina Alejandra Stoessel Muzlera (Buenos Aires, Argentina, 26 años), más conocida como Tini por sus seguidores, comenzó a actuar cuando apenas tenía 10 años. De la mano de su padre, quien también ejerció de mánager, consiguió un papel en Patito Feo y, más tarde, protagonizó Violetta. En julio del 2013 inició la primera gira de conciertos de la telenovela adolescente argentina de Disney Channel , lo que consiguió catapultar su carrera musical. Dos años después firmó un contrato discográfico con Hollywood Records y empezó a sacar singles en solitario, dejando atrás su faceta infantil.
Como ha pasado con otras estrellas que se forjaron en la niñez, la vida de Tini no ha sido todo de purpurina y color rosa. “Tenía 13 años, pero el trabajo de una persona mayor. No entendía muy bien eso de ser adulta y seguir siendo una adolescente”, explicaba recientemente en una entrevista en El País. La argentina confesó al medio que hace unos meses llegó a tocar fondo: no podía levantarse de la cama y tenía ataques de pánico que le impedían llevar una vida normal.
Entonces vino la gira en España, que comenzó el pasado 24 de junio en A Coruña, y Tini consiguió sacar fuerzas. “Hace tres semanas veía muy lejano poder volver a subirme a un escenario y fue una meta que me puse en mi cabeza. Y poder estar acá es un gran logro y en gran parte también es gracias a ustedes por todo el amor que me brindan”, dijo entre lágrimas en el concierto del Palau Sant Jordi de Barcelona el pasado 25 de junio.
Pero unos vídeos compartidos en redes sociales han vuelto a preocupar a sus fans. En ellos, se ve a la argentina llorando y sufriendo lo que aparentemente parece un ataque de pánico en pleno concierto.
¿Pánico en directo?
La autora de Miénteme ha contado que tiene una red muy fuerte de apoyo: sus amigas, su novio, su hermano, sus padres… Todos ellos, se suman a una psicóloga con la que va a terapia semanalmente. Tini ha hablado abiertamente de salud mental tanto en conciertos como en diversas entrevistas, dejando atrás cualquier tabú sobre el tema.
La argentina se ha mostrado vulnerable en sus últimos conciertos por España, donde se la ha visto llorar en mitad de algunas canciones y, aunque inicialmente parecía que había remontado la crisis y que sólo se trataba de emoción sobre las tablas, una cosa es dejarse llevar en mitad de un tema y otra muy diferente es apenas poder respirar.
En un vídeo compartido en redes sociales podemos ver a Tini en el show de A Coruña muy inestable. En apenas unos segundos, mueve la cabeza de un lado a otro, abre y cierra los ojos y trata de respirar profundamente. Los fans comenzaron a compartir y comentar el vídeo en Twitter, mostrando su preocupación después de conocer que la artista no estaba pasando por su mejor momento a nivel mental.
No hacer gira como solución
El caso de Tini no es un caso aislado. “No estoy bien. No sé si esto sirve de algo pero quiero decirlo. Estoy triste y cansado. A veces no quiero ni estar. Literalmente. Sólo por ser sincero. Por no entrar al ruido inútil. Sé que hay gente que se siente así. Si te sirve, yo me siento igual”, confesó Alejandro Sanz hace unas semanas. Multitud de artistas han hablado recientemente de su salud mental en redes sociales. Pero ni Tini ni Alejandro han cancelado sus giras como consecuencia.
En cambio, otras compañeras de profesión como Miley Cyrus sí han decidido parar. Durante una época, la que fue una estrella Disney lo daba todo sobre el escenario. Pero en mayo de este año, una entrevista en la versión británica de Vogue pilló a sus seguidores por sorpresa. “Cantar para cientos de miles de personas no es lo que más me gusta. No hay conexión. No hay seguridad. Tampoco es natural. Estás delante de 100.000 personas pero a la vez estás solo”, confesó.
“Después del último concierto, me lo planteé”, dijo refiriéndose a si seguir o no de gira. “Y no puedo. No solo 'no puedo’, porque poder hace referencia a una capacidad, y yo también me refiero al deseo. ¿Quiero vivir mi vida para el placer o la satisfacción de otra persona que no sea la mía?”, añadió entonces. Apenas una semana después de esta entrevista, Cyrus publicó un comunicado en sus redes.
Miley Cyrus: “No quiero dormir en un autobús”
Ante la posibilidad de una gira tras el éxito de su más reciente álbum, Endless Summer Vacation, Miley Cyrus ha sido clara: la complicada logística y la incomodidad que implica hacer una gira de conciertos multitudinarios alrededor del mundo no es su prioridad ahora mismo.
“No tiene nada que ver con una falta de aprecio por mis seguidores. Tiene que ver con el hecho de que no quiero seguir preparándome para un concierto en un vestuario, que es la realidad de la vida en gira. (...) Los looks que llevo no viajan bien. Y simplemente no quiero dormir en un autobús en movimiento. No es lo mejor para mí en ese momento”, señaló en el post.
En 2021, la cantante de Flowers confesó haber sufrido ataques de pánico en directo y tuvo que parar brevemente su concierto en el festival Summerfest. En 2022, aseguró sentirse triste, insegura y con ansiedad en un concierto en México. Pero la lista de problemas mentales que ha sufrido Cyrus desde que salió de Disney no es corta.
El dinero de cantar en directo
A Miley Cyrus se suman otras estrellas internacionales que hace unos años también tuvieron que cancelar su gira de conciertos por problemas de salud mental, como fue el caso de Shawn Mendes o Adele.
El último ha sido Lewis Capaldi, que tras un concierto donde sufrió un episodio de Síndrome de Tourette en pleno directo, decidió cancelar toda la gira. En una entrevista para Apple Music 1, el escocés ya confesó sufrir con frecuencia ataques de pánico y estrés en sus directos. “Necesito más tiempo para poner en orden mi salud mental y física”, compartió hace unas semanas en un comunicado a través de su cuenta de Twitter.
Estas dificultades, que impiden a muchos artistas seguir con su carrera encima de los escenarios, choca de lleno con la realidad que vive ahora la industria. Los cantantes ganan cada vez menos dinero a través del streaming de sus canciones en plataformas digitales y los conciertos en directo se convierten en su principal fuente de ingresos. Esto explicaría el precio desorbitado que están alcanzando las entradas para ver los conciertos de personas como Taylor Swift o Madonna.
Ante este escenario, solo los artistas más privilegiados tienen la posibilidad de frenar una gira multitudinaria para parar, respirar hondo y cuidarse física y emocionalmente. Eso pese a que los problemas de salud mental parecen ser la tónica general de la industria: en una encuesta a la que respondieron 365 instrumentistas, cantantes y DJs españoles, el 90% apuntó tener síntomas de depresión en distintos niveles y un 56% confesó haber sufrido ataques de pánico.