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Horóscopo en 2022, ¿tiene sentido seguir creyendo?
A día de hoy, en muchos periódicos o incluso en las redes sociales se sigue publicando el horóscopo a diario para predecir el futuro de cada signo del Zodiaco, aunque ningún estudio científico ha conseguido darles validez alguna.
Helena Celma
Actualizado a
Es posible que si visitas la página web de varios periódicos encuentres en la gran mayoría de ellos una sección dedicada al Horóscopo, porque aunque parezca mentira, en pleno 2022 aún hay gente que sigue creyendo en ello. El horóscopo se considera un sistema de predicción del futuro basado en la posición de los astros y los signos del Zodiaco.
El horóscopo (es una palabra que proviene etimológicamente del griego y que significa “el que observa la hora”) se popularizó en agosto de 1930, cuando el editor del diario británico Sunday Express, decidió consultar a un famoso astrólogo para ver cuál iba a ser el futuro de la princesa Margarita, quien estaba a punto de nacer.
El astrólogo principal, Cheiro, no estaba disponible en ese momento, por lo que le encargó a su asistente, Richard Harold Naylor, que hiciera las predicciones, que aparecieron en el periódico con un artículo titulado ‘Lo que las estrellas predicen para la nueva princesa’. Como tuvo tanto éxito, el artículo puntual acabó convirtiéndose en una columna semanal con algunas predicciones astrológicas.
Pero la “horoscopomanía” no acabó ahí, sino que se estiró el chicle hasta acabar haciendo predicciones semanales, mensuales, o incluso diarias en la actualidad, sobre los doce signos del Zodiaco: Capricornio, Leo, Cáncer, Aries, Libra, Piscis, Tauro, Virgo, Géminis, Acuario, Escorpio y Sagitario (lo habéis recitado como la cancioncita, y lo sabéis).
La fiebre por el horóscopo adaptada a la era digital
Este tema astral, como no podía ser de otra forma, ha acabado trasladándose a Instagram. Cada vez hay más cuentas que hacen publicaciones del horóscopo o de los signos del Zodiaco, en general. Una de las más populares es la cuenta de Horóscopo Negro (@horoscoponegro), con más de 3 millones de seguidores.
Hay gente que realmente basa su creencia sobre cómo le irá el día o la semana en relación con lo que se dice en publicaciones de este tipo, cuando realmente la ciencia ha aclarado en alguna ocasión que de rigor científico tiene más bien poco. Precisamente en 1990, un grupo de 250 astrónomos se unieron en España para dejar clara su posición contraria: “Estamos especialmente inquietos por la continuada proliferación de cartas astrales, predicciones y horóscopos en los medios de comunicación social, tanto visuales como escritos".
Para entender esta postura, hay que dejar clara la diferencia entre la astronomía y la astrología. La primera es la ciencia que estudia los cuerpos celestes del universo (estrellas, planetas, galaxias…), mientras que la segunda estudia la posición de estos mismos cuerpos para ver su influencia en las personas y en los acontecimientos que transcurren en el mundo. Por lo tanto, una es ciencia exacta, mientras que la otra es creencia. Al final, todo se acaba reduciendo a una simple pregunta: ¿Ciencia o fe?
Si sostienes tu cotidianidad sobre esta premisa, podrás creerte que realmente vas a conocer al amor de tu vida o que “se vienen cositas” en el trabajo. El problema es que las predicciones que aparecen en los periódicos, nadie te asegura que sean ciertas. De hecho, ¿quién no te dice que la predicción que acabas de leer de Virgo o de Aries no se lo ha inventado alguien que, como el asistente del Sunday Express, le han mandado a escribir predicciones sin tener ni idea de cómo leer cartas? Quizá estás dejando a tu novix porque has leído que “tu vida amorosa necesita cambios” y el redactor se lo ha sacado completamente de la manga. Vaya marrón, amigx, porque quizá estás siendo sugestionado por una predicción completamente inventada.
Los signos del Zodíaco, ¿realmente soy así por los astros?
La astronomía occidental apunta que la forma de ser viene regida por los doce signos tradicionales de la mitología antigua. Esta creencia afirma que el firmamento está dividido en doce partes iguales y que cada una de ellas pertenece a un signo zodiacal.
No obstante, la ciencia ya contradice de primeras esta afirmación, ya que cada constelación es de una medida distinta. Por ejemplo, la constelación de Tauro abarca 797,2 grados cuadrados, mientras que la de Aries es de 441,4 grados cuadrados. Esto ya implica que el firmamento no está dividido en trocitos iguales, por lo que, para ser realista, los signos tendrían que tener una duración diferente en cada caso, no un mes cada una.
Este “pequeño” detalle se traduce en que tu forma de ser no viene marcada por los astros y las constelaciones. Quizá sí que hay características que coinciden con ello, pero al final cada uno es de una forma y tiene una personalidad distinta, y puede tener características de Aries y de Géminis, por poner un ejemplo.
En el aspecto sociológico, hay una teoría que intenta explicar este asunto, y es el “efecto Forer”, que se produce cuando una persona acepta como válida una afirmación sobre sí misma porque proviene de una fuente confiable (bueno, todo lo confiable que puede ser el Zodiaco y el horóscopo). Esto significa que las personas acaban validando su personalidad en base a ello y, además, generalizan esta creencia para el resto de individuos.
Por lo tanto, el horóscopo y los signos del Zodiaco no queda más que enmarcarlos dentro del esoterismo, que se define como el conjunto de conocimientos y prácticas que no se basan en la ciencia, sino que tiran más por la vertiente de la creencia. Y ahí cada uno es libre de creer lo que quiera.