'La chica de nieve': Netflix convierte en serie el 'bestseller' de la pandemia
Solo han pasado 13 días desde la cabalgata de Reyes. Caramelos que vuelan, carrozas iluminadas, miradas ilusionadas y música por todas partes. Probablemente ese sea tu recuerdo del pasacalle que nadie puede perderse como broche final a la Navidad. La nueva serie de Netflix, basada en la novela homónima de Javier Castillo, viene a cambiar para siempre esa visión idílica y arranca un thriller desgarrador en mitad del jolgorio.
Javier Castillo fue el último escritor que publicó antes del confinamiento. Dos días después de que 'La Chica de nieve' saliera al mercado, las calles se volvieron fantasmagóricas y, como en una de sus novelas, todo se volatilizó. Llevaba trabajando un año en esta historia desgarradora y, según ha declarado en varias entrevistas, por un momento sintió que la pandemia se llevaba también todo el esfuerzo y la ilusión volcados en esas letras. Los lectores, en cambio, propiciaron el milagro. El fandom que ha acompañado a este asesor financiero desde que se autoeditó su primer libro (El día que se perdió la cordura, 2017) volvió a respaldar el lanzamiento y la inusual presentación su cuarto volumen fue seguida, desde sus hogares, por cerca de 6.800 personas en un directo de Instagram. Llegó a agotar 'stock' y pronto se convirtió en el bestseller de la pandemia del COVID-19. Durante aquellos primeros días, se registraba la compra de un ejemplar cada ocho segundos. Desde entonces hasta ahora, el thriller ya tiene secuela (El juego del alma, 2021) y ha superado el millón de copias vendidas. Pocos autores españoles pueden presumir de esa cifra y menos si aún se encuentran en la treintena. Netflix ha apostado por este filón y el próximo 27 de enero estrena a nivel mundial la serie homónima. La expectación es máxima.
Castillo imaginó esta trama a partir de una vivencia personal que duró solo un instante: paseaba por la calle en familia y, por un segundo, su hija le soltó para agarrar la mano de su madre. Ese momento en el que la pequeña quedó en tierra de nadie fue lo suficientemente revelador para el escritor como para darse cuenta de que, en esa vulnerabilidad que sintió como padre, podría encontrar el germen de una narración pavorosa: la desaparición de una menor. Investigó entre centenares de casos conocidos y, al final, decidió no tomar ninguno como referente. Se dio cuenta de que lo más terrible que podía narrar era que un suceso como aquel podría pasarle a cualquiera.
Un drama universal
Los padres de Amaya -la niña perdida- son interpretados en la pequeña pantalla por Loreto Mauleón y Raúl Prieto. Su mayor reto era ponerse en la piel de esta pareja y transmitir la dureza de un golpe como ese sin excentricidades. "Lo importante para nosotros no ha sido contar cómo son ellos, sino cómo les ha determinado este acontecimiento", introduce Mauleón durante el acto de presentación de la serie. "Su pérdida está relacionada de manera inevitable con la incertidumbre y con no lograr dar un salto claro para continuar creciendo. No saben dónde está su hija, si continúa viva en alguna parte o está muerta. Es un salto tan abismal que se hace difícil de acometer, para nuestros personajes y para nuestra interpretación. Así que la mejor manera de darle credibilidad era, precisamente, no pensar en cómo lo afrontaría una persona normal y simplemente dejarnos llevar por la devastación", amplifica Prieto para UwU.
En la novela, la tragedia se fragua el Día de Acción de Gracias de 1998, en Nueva York. Sin embargo, la productora, Atípica, tuvo claro desde el principio que su versión audiovisual debía trasladar la acción a Málaga, la ciudad natal del autor y devolvernos a la cabalgata de la noche de Reyes del año 2010. Verónica Fernández, directora de ficción de Netflix España, ha manifestado que este giro de timón busca conectar con la audiencia nacional y extender el fenómeno a varias generaciones.
Castillo se lleva la noticia a una réplica de la redacción del periódico local Diario Sur y despliega la investigación por toda la ciudad. Muestra Málaga a vista de pájaro desde localizaciones desangeladas como el descampado de Sacaba Beach, Huelin o El Palo, hasta otros escenarios mucho más céntricos como el puente de los Alemanes, la Plaza de la Constitución o el CAC. "Si el espectador ya conoce la realidad donde todo se inscribe, no necesita ponerse a imaginar, desembarca directamente en un drama brutal. Da igual dónde lo cuentes. El dolor de esos padres es universal", explica Loreto Mauleón.
Demasiado 'true crime'
Su personaje, Ana, se encuentra en varias ocasiones en la encrucijada de decidir si debe confiar en los medios como aliados o huir de la exposición despiadada a la someten. En esa disyuntiva se encuentra con Miren Rojo (Milena Smit), una periodista en prácticas, que comienza una investigación paralela a la de la inspectora Belén Millán (Aixa Villagrán). Un redactor de sucesos veterano, Eduardo (José Coronado), apoya a la joven en su búsqueda de la verdad que se esconde detrás de la primera plana. "Cuando penséis si una noticia debe ser contada porque es injusta o porque es triste, en realidad la única pregunta que hará el editor de vuestro periódico será: ¿venderemos más ejemplares?”, plantea el cronista, curtido en mil batallas de despacho.
El autor de este thriller se muestra duro con el gremio y, en la secuela de este thriller, resume su postura en una frase lapidaria: "La gente no estaba abandonando la prensa, sino dándole un toque de atención". La serie, en cambio, es más benevolente con los 'plumillas' y desliga su actividad de los 'true crime' más sensacionalistas. "La protagonista es una periodista de raza, que necesita esclarecer la verdad hasta las últimas consecuencias y, además, tiene un compañero que admira su determinación y la ayuda. Puede haber una crítica de fondo al tratamiento que se le da a las tragedias humanas en los medios de comunicación, cómo se alimentan de la necesidad y del dolor de las personas, pero por otro lado hay también una clara apuesta por defender la labor de esos profesionales que escogen vivir en contra de su propio medio para contar las historias de una manera ética y llegar hasta las últimas consecuencias. Miren y Eduardo ponen cara a una prensa auténtica", expone Raúl Prieto.
Un thriller con voz de mujer
Coronado llevaba ya el oficio aprendido y repite como reportero después de interpretar durante 114 capítulos a Luis Sanz, jefe de Local, en Periodistas, la mítica serie de Telecinco. En esta ocasión, sin embargo, pasa a un segundo plano y el peso interpretativo queda a cargo de Milena Smit, el alma de este proyecto. 'La chica de nieve', en general, es una historia que en la que las mujeres dan un paso al frente y ejercen el protagonismo. "Todos los papeles centrales están ocupados por parejas y, aparentemente, llevan a la par la carga del conflicto. Sin embargo, si reflexionas un poco sobre la serie, te das cuenta de que no es tan así. Son ellas las que están en primer plano. Normalmente el punto de vista masculino está muy expuesto en las ficciones y que de repente alguien te cambie la perspectiva, puede llamar la atención, pero es algo completamente orgánico. A mí, desde luego, me ha gustado estar a la sombra de mi compañera, que interpreta a la madre de la niña. Es un orgullo de actriz y he aprendido viéndola trabajar", comenta Prieto. Mauleón, a su vez, destaca la importancia de que naturalicemos, de una vez por todas, esta mirada: "Una periodista o una policía no son nada extraordinario. Hay mujeres desempeñando todo tipo de profesiones y su visibilización debería ser lo normal, pero aportan otra visión. Muy necesaria, por cierto", apuntilla. En muchos sentidos, la obra de Castillo ha venido a cambiar las normas del género. Se acabó la predominancia del enfoque masculino, los antihéroes caricaturescos y un mal que nos es ajeno. A cambio, promete un viaje emocional sin vuelta atrás. El último viernes de enero prepara palomitas y manta porque no vas a poder separarte de la pantalla.