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De viernes a viernes, una semana para encender la huelga mundial por el clima
Este viernes arranca la primera de las siete jornadas de protestas ecologistas que desembocarán en la huelga global del 27 de septiembre. Más de 300 organizaciones se han sumado a las reivindicaciones que tendrán actos en 85 ciudades españolas y en más de 1.600 lugares del mundo.
Alejandro Tena
Madrid-
La juventud climática está de vuelta. Las calles del mundo entero se volverán a teñir de verde este viernes, dando inicio a lo que ya se conoce como la "semana por el futuro", que culminará a en la gran huelga contra la crisis climática del 27 de septiembre a la que ya se han sumado más de 300 organizaciones y colectivos ecologistas.
"Volvemos con vacaciones con fuerza", explican desde la coordinación de Juventud por el Clima, organización de la que manan la mayoría de acciones por el clima que se extenderán por el mapa español desde el viernes 20 al viernes 27 de septiembre. Entre estas dos fechas, un elemento imprescindible para entender las movilizaciones: la Cumbre de la Acción Climática de Naciones Unidas (ONU), en la que los diferentes líderes mundiales tratarán de poner en consenso una estrategia de mitigación que consiga atajar la crisis climática actual.
Siete días de movilizaciones que se extenderán por todo el mapa y que tendrán diferentes focos de acción. Es decir, cada día de la semana se organizará una acción con una denuncia diferente. La lista de actividades que preparan los jóvenes se nutre de talleres, sentadas, picnics, pintadas, manifestaciones..., en definitiva, las calles de las principales ciudades españolas se convertirán en un hervidero de reivindicación ecosocial.
El entramado de protestas desembocará en la gran huelga del 27 de septiembre –convocada por Juventud por el Clima, Acción por el clima, Alianza por la Emergencia Climática y 2020 Rebelión por el Clima– con más de 1.600 convocatorias diferentes en todo el planeta, 85 de ellas en localidades españolas.
"Se hace un llamamiento a la población adulta, este no es un problema exclusivo de los jóvenes", comenta a este diario Javier Andaluz, portavoz de Alianza por el Clima y miembro de Ecologistas en Acción. Buena prueba de ello es el llamamiento a las clases trabajadoras que se hace de cara al 27S: una huelga de consumo, cierre de pequeños comercios o parones en los entornos laborales. De hecho, el Sindicato Obrero Aragonés y los sindicatos vascos ESK y Steilasha han convocado una huelga general ese mismo día para sumarse a las protestas ecologistas.
Verdad, democracia y acción
Las jornadas se articulan en torno a tres ideas interconectadas: verdad, democracia y acción. Tres objetivos, quizá reclamos, que llevan siendo reivindicados desde hace un año por toda Europa gracias al soplo de frescura que la joven activista sueca Greta Thunberg ha dado al movimiento ecologista mundial.
Cuando desde la organización se habla de alcanzar la verdad, lo que se reclama a los gobiernos es un ejercicio de reflexión que les lleve a asumir la realidad del problema y reconocer que sus decisiones políticas pueden tener repercusiones irreversibles para el futuro del planeta.
Esto tiene que ver con que medidas concretas, como es el caso de reciente declaración de emergencia climática, "no terminen siendo papel mojado", explica a este diario Vanessa Álvarez, de Alianza por la Emergencia Climática, que enfatiza también en la necesidad de que las instituciones admitan que existe una brecha entre los compromisos españoles y las indicaciones de la ciencia para afrontar la crisis climática; admitir la gravedad del problema es fundamental para poder resolverlo.
El reto de aumentar el tejido democrático se presta aquí imprescindible. "Los instrumentos participativos para la toma de decisiones no funcionan y tampoco tenemos buenos mecanismos de control", denuncia Andaluz. En ese sentido, con estas movilizaciones se persigue, al fin y al cabo, que la voz ciudadana esté presente en todos los momentos de la vida política. Todo tiene un poco que ver con esa idea de "construir desde lo local", comenta el activista.
Una vez se asumen las verdades y se articulan nuevas realidades democráticas, la emergencia climática pide acción y exige cambios estructurales que pasan por el abandono de los combustibles fósiles en pro de una nueva energía limpia. Decrecer para salvar el planeta, cambiando los hábitos de consumo, "sin falsas soluciones como las nucleares", y reorganizando el sistema de producción. "Todo ello debe quedar reflejado en la Ley de Cambio climático y Transición Energética y en el Plan Nacional Integrado de Clima y Energía", concluye el manifiesto central de esta huelga climática.
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