Troles, acosadores y palabras que matan
Un 20% de los menores que sufren acoso escolar ha intentado quitarse la vida. Casi dos alumnos en cada clase de primaria padece 'bullying'. El aspecto físico encabeza la lista de "motivos" por los que los agresores denigran a sus víctimas.
No es lo mismo que cientos de personas te insulten y menosprecien públicamente por tu físico si eres una adulta y, encima, campeona olímpica que si eres una niña de 8 años. Es una de las grandes lecciones que nos da la waterpolista Laura Leitón, miembro del equipo de la selección española ganador del oro en los Juegos Olímpicos de este año. Tras sufrir los ataques de una horda de trolls gordófobos en redes sociales, esta deportista advertía de que esta clase de comentarios "a alguna niña le podrían afectar".
Porque esta maldad a la hora de denigrar a una persona por el detalle más incoherente es algo que común en todas las etapas de los estudios y el trabajo. Y su repercusión puede llegar a ser mortal en las víctimas más vulnerables, como niños y adolescentes.
Casi dos estudiantes por clase sufren acoso escolar en España, según un reciente estudio de la Universidad Complutense de Madrid realizado con una muestra de 21.000 chavales de 17 comunidades autónomas, con edades comprendidas desde cuarto de primaria a cuarto de secundaria. El porcentaje es mayor, precisamente, cuando los niños son más pequeños y tienen menos herramientas para defenderse, en primaria (7,6% frente a 5,3% en secundaria).
Riesgo de suicidio entre menores
Sin llegar a catalogarse como acoso persistente, el 19% de los chicos y chicas españoles afirma haber sufrido situaciones ocasionales de maltrato, como recibir burlas o motes humillantes por parte de sus compañeros.
Dificultades de aprendizaje (34,1%), orientación sexual homosexual (10,7%) y sobrepeso (10%) son, por orden, las tres "razones" más habituales para los ataques.
Sufrir 'bullying' es una de las causas más frecuentes de depresión y ansiedad en menores
El dato es preocupante por sus consecuencias: sufrir bullying es una de las causas más frecuentes de depresión y ansiedad en menores. Además, el 20% de quien lo sufre ha intentado quitarse la vida. Curiosamente, no son solo las víctimas quienes tienen más probabilidades de suicidio, sino también los acosadores: un 20,4% de estos últimos ha pasado por intentos de suicidio.
Son casos delicados por el riesgo implícito que conllevan para la salud mental y la vida de esa persona, por eso hay que estar bien atentos. Sobre todo, cuando una de cada tres víctimas no cuenta a sus padres ni a sus profesores lo que está pasando. Los dos motivos principales: el miedo y no querer preocupar a su familia.
Psicoterror
El acoso es una forma de violencia psicológica que puede definirse como cualquier conducta que atenta contra la integridad emocional de la persona. Es persistente en el tiempo, sigue un proceso que va en aumento y pretende dañar al otro.
"La técnica es siempre la misma: se utilizan los puntos débiles del otro y se le conduce a dudar de sí mismo con el fin de anular sus defensas. Mediante un proceso insidioso de descalificación, la víctima pierde progresivamente su autoconfianza y, a veces, está tan confundida que puede darle la razón a su agresor. La destrucción se lleva a cabo de un modo extremadamente sutil", explica la psiquiatra Marie France Hirigoyen, en su libro Acoso moral.
Acosadores emocionalmente inestables
¿Cuál es el perfil del agresor? Experto en buscar alianzas para ejercer su violencia, su cobardía es directamente proporcional al daño que causa al actuar en el grupo, algo que ocurre en el 60,1% de los casos, según el citado estudio de la UCM.
Lo mismo pasa en las redes sociales, donde es frecuente que un mismo trol tenga varias identidades falsas con pseudónimos que utiliza para dar la sensación de tener apoyo. "Cuando te encuentras con 200 opiniones que te agreden a la vez en las redes sociales, seguro que son troles", nos explica el psiquiatra Francisco Traver Traver.
Es frecuente que un mismo trol tenga varias identidades falsas para dar la sensación de tener apoyo en las redes
Estas redes se han convertido en en caldo de cultivo perfecto para alborotadores y acosadores intelectuales que se amparan en la máscara del anonimato, con alias irreconocibles para atacar a usuarios que sí se muestran con sus datos personales reales. Exactamente lo que ocurrió con los ejércitos de troles que atacaron a la waterpolista española.
"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los mediocres se conjuran contra él". Así resumió Jonathan Swift, médico, aventurero y autor de Los viajes de Gulliver, la eterna tensión entre mediocridad y excelencia. La primera no tendría nada de malo si no fuera porque, en ciertos casos, se empeña en atacar a la segunda por todos los medios a su alcance.
Así es como el psiquiatra Luis de Rivera, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid y director del Instituto de Psicoterapia y Medicina Psicosomática de Madrid, describe el síndrome de mediocridad inoperante activa (MIA) que caracteriza a la mayoría de acosadores. "En el bullying o acoso escolar los agresores suelen ser los niños menos aptos intelectualmente y menos estables emocionalmente", dice a Público este experto, que también es autor del libro Maltrato psicológico.
Por su parte, Hirigoyen define al agresor como "perverso narcisista", un individuo egocéntrico, obsesionado por el poder, seguro de su superioridad, envidioso, carente de empatía, experto en utilizar al otro en sus relaciones personales. Este perfil encaja con el modelo del psicópata integrado en la sociedad propuesto por el psicólogo experto en mobbing Iñaki Piñuel.
Existe, por otro lado, un fuerte componente de educación y patrones aprendidos en el seno familiar. Es habitual que los acosadores y troles vivan en familias donde denostar e insultar al prójimo es una tónica de comportamiento normalizada y habitual.
La buena noticia es que, en estos casos en que no se trata tanto de un rasgo de personalidad sino de una conducta aprendida, es posible intervenir con las mismas "armas", es decir, educación en el respeto, la igualdad y la gestión emocional. Una gran asignatura pendiente no solo en los colegios, sino en toda la sociedad.
Nos queda el recurso de la empatía, la especial protección de los menores y la ley. No debemos olvidar que la injuria –hacer declaraciones encaminadas a dañar el buen nombre de otra persona– es un delito tipificado en el Código Penal español con penas de cárcel. Por su parte, el acoso se tipifica como un delito contra la integridad moral, tal y como recoge el artículo 173.1 del Código Penal.
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