“El Torró d’Agramunt es apreciado por lo que representa en términos de tradición, identidad y sostenibilidad”
Hablamos con Fèlix Valero, presidente de la IGP Torró d’Agramunt
C.F.
Periodista
Barcelona--Actualizado a
El Torró d’Agramunt es un producto icónico de la gastronomía catalana, un producto tradicional con repercusión cultural, turística y gastronómica. Gracias a las acciones impulsadas, se está convirtiendo cada vez más en un producto de tendencia para un consumo periódico, presente en muchos eventos durante todo el año, con un éxito asegurado a largo plazo.
El topónimo Agramunt lo asociamos inmediatamente con el turrón. Es una de las tradiciones catalanas gastronómicas más antiguas, pero ¿dónde debemos buscar sus orígenes?
Las primeras noticias documentadas del Torró d’Agramunt datan de finales del siglo XVIII. Sin embargo, el origen del turrón se remonta mucho más allá, posiblemente al siglo XVII. Por otro lado, debemos considerar que los importantes daños sufridos por el archivo de Agramunt durante diversas guerras han dificultado la datación exacta de su origen. Poco a poco, el oficio de torronaire pasó a ser la ocupación principal de algunas familias. Durante el siglo XVIII, este oficio ya estaba bastante arraigado en la localidad. Estas familias de torronaires dieron a conocer los turrones por las tierras catalanas gracias a los puestos que montaban en ferias, mercados y encuentros. La buena aceptación, especialmente en la feria de Navidad de Barcelona, consolidó la fama de los Torrons d’Agramunt, que perdura hasta nuestros días.
¿Su proceso de elaboración es único?
Sí. El proceso de elaboración del Torró d’Agramunt es único. Solo puede certificarse como Torró d’Agramunt aquel producto elaborado siguiendo las pautas establecidas en el reglamento de la IGP. La elaboración del Torró d’Agramunt ha perdurado generación tras generación. Una cuidada selección de ingredientes y una preparación lenta y precisa son el secreto de este laborioso proceso, lo que lo convierte en un producto especial. Aunque sigue siendo un oficio artesanal, las nuevas tecnologías han aliviado el esfuerzo, permitiendo que la industria del turrón sea casi sinónimo de la industria de Agramunt, uno de los pilares básicos de su economía local.
¿Mantenéis la elaboración artesanal, entonces, con nueva maquinaria que facilita el proceso?
El proceso sigue siendo artesanal, como lo realizaban los antiguos torronaires, pero las herramientas y medios utilizados se han adaptado a los tiempos actuales para poder seguir ofreciendo el Torró d’Agramunt. El primer paso del proceso es la selección de los ingredientes, seguido por el tostado de las avellanas.
¿El tostado de las avellanas es el primer paso?
Sí, el tostado se realizaba en una tostadora, un recipiente metálico de forma esférica o cilíndrica que giraba horizontalmente sobre su eje gracias a una manivela accionada por el torronaire. Este recipiente se colocaba sobre una estufa alimentada por leña o en hornos. Una vez tostadas, las avellanas se dejaban enfriar y luego se pelaban con un aparato llamado sotana, una especie de purgador de cuero.
El siguiente paso era la cocción y blanqueo de la miel. Esta se ponía en un perol colocado en una fogaina (construcción de obra con un orificio superior para el perol y otro inferior para las brasas). Cuando la miel empezaba a hervir, había que removerla para evitar que se quemara o formara grumos. Este trabajo era muy laborioso, por lo que la parte superior del remo de madera usado para remover estaba fijada a un soporte en la pared. Los encargados de remover se alternaban cada cinco minutos durante aproximadamente dos horas.
El proceso sigue siendo artesanal, como lo realizaban los antiguos 'torronaires', pero las herramientas y medios utilizados se han adaptado a los tiempos actuales
Un proceso laborioso, ciertamente, y aún falta darle forma, ¿no?
Exacto. Tras la cocción, la miel adquiría un color oscuro y, para blanquearla, los torronaires añadían claras de huevo batidas a punto de nieve, en una proporción exacta de una clara por cada libra de miel. Una vez obtenida la mezcla en su punto exacto, se retiraba del fuego y se añadían las avellanas. Se seguía removiendo, asegurándose de que las avellanas quedaran bien impregnadas. Cuando la pasta era homogénea, se extendía sobre una mesa enharinada para comenzar el pesaje y la elaboración manual de las tabletas de turrón, finalmente abrazadas por dos obleas, formando el Torró d’Agramunt.
Y esta fórmula perfecta se popularizó. Desde los primeros tiempos de elaboración, ¿ha crecido la demanda?
Sí, la demanda del Torró d’Agramunt ha crecido significativamente en los últimos años. Esto ha sido posible gracias a las iniciativas de promoción impulsadas por el Consejo Regulador y la colaboración de los torronaires. Estas acciones han ampliado su consumo más allá de la temporada navideña, llegando incluso al sector de la restauración. En Agramunt, por ejemplo, un restaurante ofrece en su carta postres cuyo ingrediente principal es el Torró d’Agramunt.
La elaboración del Torró d’Agramunt ha perdurado generación tras generación
Hacéis pedagogía para que el Torró d’Agramunt no solo se consuma en Navidad, ¿verdad?
En 2022, desde la IGP se encargó un estudio nutricional para analizar los atributos del Torró d’Agramunt. Este estudio dio lugar a un folleto titulado “Torró d’Agramunt todo el año”, elaborado por una dietista-nutricionista colegiada. Estas actuaciones han contribuido a desestacionalizar el consumo del Torró d’Agramunt, convirtiéndolo en un producto apto para todo el año.
¿Qué otras acciones lleváis a cabo desde la Indicación Geográfica Protegida para dar a conocer el producto?
La edición de este año de la Fira del Torró i la Xocolata a la Pedra ha destacado por una notable afluencia de público y por novedades como la Acadèmia del Torró, donde se promueve el conocimiento y la difusión de este dulce tradicional. Además, el interés nacional e internacional por el Torró d’Agramunt, gracias a su IGP, ha reforzado su presencia en el mercado global como un producto artesanal y de calidad. Numerosas asociaciones y entidades, tanto dentro como fuera del municipio, han mostrado interés en contar con el Torró d’Agramunt para la celebración de sus actos. En 2023, el Torró d’Agramunt fue solicitado en el evento AREPO en Bruselas como muestra de producto protegido.
¿Cuál es el impacto económico de todo esto en el entorno más inmediato?
Los turrones de Agramunt tienen un gran impacto económico y una notable relevancia en el entorno local, especialmente gracias a su integración en actividades comerciales, culturales y turísticas. Todas estas iniciativas se traducen en una inversión anual en promoción cercana a los 50.000 euros por parte del Consejo Regulador de la IGP Torró d’Agramunt. Además, han supuesto un incremento del 23,35% en los kilos de producto certificado respecto al año 2023, junto con la entrega de un 20,40% más de etiquetas en comparación con la campaña anterior. En resumen, el Consejo Regulador apuesta firmemente por el producto protegido, y las cifras demuestran el éxito de las campañas impulsadas.
¿De Agramunt a toda Catalunya, no?
La IGP Torró d’Agramunt, como su nombre indica, está ubicada en el municipio de Agramunt, que cuenta con aproximadamente 5.700 habitantes. El sector productivo más destacado es la industria, especialmente la alimentaria. Esta industria, además de incluir algunos establecimientos alimentarios al por menor y de restauración, está compuesta por el conjunto de torronaires que forman parte de la IGP Torró d’Agramunt. Por ello, la repercusión económica en términos de empleo que aporta a la localidad es muy significativa. Cabe destacar que este año el Consejo Regulador de la IGP ha financiado (en un 80%) y cedido al Ayuntamiento el elemento decorativo principal de la Plaza del Torró d’Agramunt. Se trata de un monumento diseñado por la Sra. Serafina Balasch y construido por la empresa Indústries Jové, con unas dimensiones de seis metros de altura por cuatro de ancho y un coste de 43.000 euros. Esta inversión, realizada por los torronaires a través del Consejo Regulador de la IGP Torró d’Agramunt, supone una importante contribución económica al municipio.
¿La Feria del Turrón y el Chocolate a la Piedra es un evento clave en todo este proceso?
Esta feria genera un gran volumen de asistentes y ventas, potenciando el comercio y posicionando a Agramunt como un referente gastronómico. También fomenta la innovación con productos adaptados a un consumo más allá de la temporada navideña, como las colaboraciones con chefs de renombre internacional.
Como novedad, durante el pasado mes de septiembre, la IGP llevó a cabo una acción que ha tenido un impacto no solo económico, sino también cultural. Se presentó el envoltorio genérico del producto promocional de la IGP Torró d’Agramunt, con un diseño inspirado en un poema del artista y escritor agramuntí Guillem Viladot, de la Fundació Lo Pardal de Agramunt. Este diseño ha sido cedido en exclusiva a la IGP. Este envoltorio se distribuye en todos los actos promocionales, lo que asegura la difusión de la obra de Viladot y, consecuentemente, la promoción turística de la Fundación y del municipio de Agramunt.
¿El conjunto de estas iniciativas también beneficia al municipio?
Durante esta campaña de Navidad, el Ayuntamiento ha diseñado la iniciativa “Aquest Nadal, torrons amb premi al comerç local” (Esta Navidad, turrones con premio en el comercio local), que consiste en regalar un turrón de Agramunt individual a los clientes que realicen una compra mínima de 25 €. Este turrón incluye una etiqueta con un rasca y gana con premios. La IGP ha colaborado en la campaña proporcionando 7.500 etiquetas (con una aportación del 45% del coste).
El Torró d’Agramunt se ha convertido a lo largo de los siglos en una tradición cada vez más arraigada y apreciada en la localidad de Agramunt
Esta campaña prevé un impacto económico destacado y muy relevante en el municipio, estimado en más de 187.000 euros. Por ello, efectivamente, el Torró d’Agramunt tiene una incidencia significativa y positiva en la economía local.
¿Y qué es lo que más valoran los consumidores del producto?
El Torró d’Agramunt se ha convertido a lo largo de los siglos en una tradición cada vez más arraigada y apreciada en la localidad de Agramunt. Todos estos datos que he mencionado reflejan que el producto ha consolidado un fuerte vínculo con el territorio. Esto ha sido posible gracias al compromiso de los torronaires con el producto y al gran interés de numerosas asociaciones y entidades por contar con el Torró d’Agramunt en la celebración de sus actos.
Sus características únicas y su sabor distintivo lo convierten en un dulce ideal para los postres de cualquier comida, especialmente durante las fiestas navideñas. En resumen, el Torró d’Agramunt no solo es valorado por su sabor y calidad, sino también por lo que representa en términos de tradición, identidad y sostenibilidad. Estos factores contribuyen a diferenciarlo de otros turrones en el mercado.
¿Nos podría recomendar cinco turrones estrella, pensando en las fiestas de Navidad?
Por supuesto, el Torró d’Agramunt, tanto el de avellana como el de almendra. Es el clásico por excelencia. Con miel de flores, avellanas o almendras tostadas y envuelto en pan de ángel, este turrón es ideal para los amantes de la tradición. Su textura crujiente y su sabor intenso lo convierten en un imprescindible en cualquier mesa navideña. Es la esencia de la Navidad catalana, con la calidad y el reconocimiento de la IGP.
¿Qué tiene de diferente el producto catalán de Agramunt comparado con el resto de la oferta que podemos encontrar en el resto del Estado o en el extranjero?
La característica esencial que diferencia al Torró d’Agramunt del resto de turrones es que es el único que garantiza que todo el proceso de elaboración se ha llevado a cabo dentro del término municipal de Agramunt, que cuenta con unas características climatológicas especiales.
El Torró d’Agramunt, a diferencia de otros productos no certificados, aporta a los consumidores un valor añadido: es una garantía de calidad, gracias a los controles agroalimentarios anuales a los que está sometido para poder identificarse como un producto protegido por la IGP Torró d’Agramunt. Estos controles de calidad y certificación incluyen un panel de cata, análisis físico-químicos y una auditoría realizada por un laboratorio acreditado por ENAC.
¿Qué futuro auguráis para los turrones de Agramunt?
Dado el gran impacto de los proyectos impulsados por la IGP, el alto compromiso de los torronaires con el producto, el fuerte vínculo y reconocimiento que tiene en el territorio, la buena aceptación del Torró d’Agramunt en el mercado y la apuesta por la inversión en producto certificado por parte de las instituciones, el futuro del Torró d’Agramunt parece muy prometedor.
Desde el Consejo Regulador de la IGP tenemos buenas expectativas e identificamos oportunidades de crecimiento significativas. Por ello, esperamos que el producto IGP Torró d’Agramunt perdure durante muchos años. Cabe destacar el aumento de los últimos años en el ámbito internacional, ya que las empresas elaboradoras están abriendo mercado en todo el mundo. Actualmente, hay numerosos platos de importantes chefs gastronómicos que incluyen el Torró d’Agramunt en sus elaboraciones.