Este artículo se publicó hace 2 años.
Toni Arbonès: "Viajar no es ir a tomar el sol a la playa, viajar requiere un esfuerzo"
"Los humanos tenemos esa necesidad de explorar y esto es lo que nos hace ir más allá". Ésta es una de las ideas clave que resume la filosofía de 'Els viatgers de la Gran Anaconda', programa de Catalunya Ràdio que ya ha superado los 25 años de vida y que l
Barcelona-
Desde hace más de un cuarto de siglo, cada semana Catalunya Ràdio abre una ventana al mundo que invita a descubrir lo que desconocemos, a viajar por todas partes, a adentrarse en otras culturas y a hacerlo siempre sin prejuicios. Lo hace a través de Els viatgers de la Gran Anaconda, el programa de que se ha convertido en un auténtico clásico de la emisora pública catalana.
Coincidiendo con la publicación del libro 25 anys. Els viatgers de la Gran Anaconda. Entrevistes escollides (Tushita edicions), entrevistamos a Arbonès, periodista del área de internacional de Catalunya Ràdio desde hace casi cuatro décadas y responsable del espacio desde el inicio. Con él hablamos de cómo han cambiado los viajes, de la importancia de huir de los lugares masificados y, sobre todo, de la necesidad de "explorar, que es lo que nos hace ir más allá". Una idea que liga con el relato que, todavía hoy, ofrecen todos los viajeros que pasan por el programa.
Más de un cuarto de siglo de programa. No sé si asusta por la rapidez con la que pasa el tiempo. ¿Imaginaba que una propuesta como esta podría prolongarse tanto?
No, en absoluto. Había hecho otros programas de viajes y cuando lo presenté no imaginaba que podría durar 25 años. Son muchos en radio y en los momentos en los que estamos, en que todo va tan rápido. Para mí es una ilusión muy grande haber podido llegar a este hito y, si dios quiere, el próximo año llegaremos a los 1.000 programas.
'Els viatgers de la Gran Anaconda' apuesta por la entrevista reposada, en profundidad y sin prisas. No sé si casi puede considerarse un programa contracultural.
Yo diría que sí, que es algo contracultural. Hace muchos años había habido algún jefe de programas que me había detenido por el pasillo y me había dicho: "escúchame, que ahora las entrevistas más de diez minutos nada, eh". Pero yo he movido siempre con lo que he creído, sin hacer caso de las modas y de las tendencias y, ciertamente, tiene a su público. Y está hecho queriendo, quiero que haya este espacio reposado, que vaya contra las tendencias generales, porque creo que es importante que el mundo siga teniendo relieve y no sea algo liso y plano, como acaba siendo muchas veces en la mayoría de las informaciones del mundo.
En estos 25 años no sé si el mundo se ha acelerado, pero es evidente que han cambiado muchas cosas: Internet se ha generalizado, han aparecido los 'smartphones' o las compañías aéreas 'low cost', la masificación del turismo se ha intensificado... ¿El concepto del viaje se ha transformado?
Sí, la forma de viajar ha cambiado mucho, solo tienes que fijarte en lo que hace la gente cuando viaja, que está más pendiente de la pantalla del móvil que del país que va a ver. Hay que tener cuidado con esto porque toda tecnología tiene una buena aplicación si haces un buen uso de ella. Los móviles van muy bien cuando tienes que buscar una dirección.
Si los complementas con el mapa de papel pienso que te puede dar un resultado muy bueno, pero si solo miras la pantalla del móvil o paseas por Tokio buscando una zona de wifi dejarás de ver la ciudad. Tienes que vigilar que las posibilidades que te dan los avances tecnológicos no te alejen de la esencia del viaje, que es intentar ver en qué planeta vivimos, acercarnos a otras formas de vida, intentar entenderlas. Todo esto hace que cuando miremos las noticias o leamos una información lo hagamos de otra manera cuando hablan de un país que has visitado y has conocido a su gente.
Creo que es muy bueno intentar quitar intermediarios entre nosotros y lo que ocurre en el mundo para abandonar estereotipos. He hablado muchas veces con viajeros que han pasado por Irán y todos me confían en que se han sorprendido porque suele salir en los medios como un país que es nuestro enemigo y te encuentras que es muy amable y cordial con el viajero y segurísimo para viajar.
Es cierto que los viajeros no debemos tomar decisiones trascendentales, pero en principio los viajes y acercarte a otras culturas te ayudan a romper estereotipos y mirarte el mundo desde tu punto de vista. Además, los viajeros son una fuente de información directa, sin interés alguno que mediatice esta información. Con esto siempre he tenido mucho cuidado, es decir, que si hablamos de Nepal no es porque nos lo haya pedido el cónsul de Nepal, la embajada o el director de no sé qué hotel, sino porque pasa un viajero que ha estado ahí. Como decía Kapuscinski, el viajero en realidad es un reportero en potencia y que sea una información tan directa es algo que debe tenerse en cuenta.
También habla del deseo de "explorar lo ignoto, al menos para nosotros". ¿Este ignoto todavía existe?
Sí, por supuesto. 25 años después sigo descubriendo cosas que no conocía del mundo. De hecho, las sigo descubriendo de Catalunya, el lugar donde vivo y de donde soy hijo y tengo prácticamente 62 años y medio, por tanto, ¿cómo no vamos a descubrir cosas del mundo? A veces, a partir de las informaciones que aparecen y de las redes, nos puede dar la impresión de que ya lo conocemos todo y eso es una falsedad, el mundo es muy grande y nosotros somos muy pequeños. Además, el turismo de masas se concentra en puntos muy concretos. Cuando viajas a una ciudad te puedes encontrar una masificación en la avenida principal y en la calle que está cinco metros a la derecha o a la izquierda no encontrarte a nadie y eso hace que te crees la idea de que lo conoces todo, pero esto es una falacia.
En una de las entrevistas escogidas, le pregunta al viajero y aventurero Michel Peissel: "Si lo tiene todo en Cadaqués, ¿por qué se va al Tíbet?" y él le responde: "Pues porque quiero saber qué hay detrás de los Pirineos, más allá de Francia". ¿Esta curiosidad, esa voluntad de descubrimiento, resume la filosofía del programa y de los invitados que pasan por él?
Esta es la curiosidad que ha movido al hombre desde siempre. Es decir, ¿por qué subir una montaña? Pues porque está ahí. Tenemos esta necesidad de explorar y esto es lo que nos hace ir más allá. ¿Por qué empezó a hacerse un hombre alas de cera para intentar volar? Pues porque esto es lo que de alguna forma hace que hayamos salido de las cavernas, es esa inquietud inherente de la especie humana que nos hace descubrir nuevos horizontes cada vez y que vamos caminando por ese viaje oscuro que es la vida. Un viaje al que llegas sin saber de dónde vienes y dónde vas, sin libro de instrucciones, todos llegamos un poco mareados, es como un juguete al que le das cuerdas y se va metiendo trompazos aquí y allá... Creo que es una búsqueda constante y el viaje forma parte de esa búsqueda de la vida.
Leyendo el conjunto de entrevistas, uno puede sentir que el libro tiene una parte de retrato de mundos que acaban. De hecho, Jordi Esteva explica que "me he especializado en mundos que escapan; he llegado a los lugares cuando todavía se veía el rastro que yo buscaba, pero que ya había desaparecido".
Dicen los científicos que la materia no desaparece, se transforma. Sí, es cierto que hay mundos que vemos y desaparecen, porque las cosas cambian, pero tan pronto desaparece uno, surge otro. Quizás es verdad que tú no verás el mundo que yo he visto, como yo no he visto el mundo que vieron los que nacieron en 1700 o 1800, pero hemos visto otros y veremos otros, a no ser que seamos tan necios de destrozar el planeta. El planeta siempre estará ahí, con o sin corales, con desiertos o con selvas, por lo tanto, siempre habrá un mundo por explorar.
¿Cómo ha evolucionado la elección de temas y personajes del programa?
He seguido encontrando a gente con la misma inquietud de conocer el planeta en el que vivimos y las formas de vida que contiene. Quizás haya bajado un poco la capacidad descriptiva de las personas, no sé si por la influencia de las redes y la imagen.
Entiendo que uno de los elementos primordiales de 'Els viatgers de la Gran Anaconda' es ofrecer una mirada abierta, huir de los prejuicios, de la mirada eurocéntrica y retratar lo que explica desde el respeto y la voluntad de conocimiento. ¿Es una mirada que echa de menos en la información internacional?
Ciertamente, hace falta mirarnos un poco más al espejo y antes que emitir juicios sobre los demás mirar quiénes somos y qué hacemos nosotros. En la entrevista a Eudald Serra, que fue el primer español y catalán en estar en Nepal y llevar a un grupo, me decía que "esta gente del grupo quería que la comida estuviera bien hecha, estar cómodos y eso si quieres ver mundo no tienes que buscarlo".
Es decir, debes estar abierto a aceptar lo que te encuentras, sea bueno o malo y si no, quédate en casa. Es muy difícil desprenderte de lo que es uno mismo, pero sí deberíamos hacer el ejercicio de ser más modestos. Pienso que el ejercicio de viajar ya te lleva a ser más modesto, porque te das cuenta de que lo que piensas es una forma de pensar, pero no es la única, hay otras muchas. O que esa forma de organizarnos que tenemos no es la única. El hecho de viajar te lleva, consciente o inconscientemente, a la modestia ya abandonar ese eurocentrismo de lo que podemos pecar.
La mirada de muchos viajeros es antropológica, pero también social, política, económica... no dejan de retratar a un país.
Llevo 40 años en la radio y mi base es la información internacional. Siempre he hablado del mundo desde un punto de vista u otro. Desde informativos hablo desde el punto de vista más político, social y económico y esto me permite tener una visión más profunda cuando hago las entrevistas para la Anaconda. Una cosa alimenta a la otra, de alguna manera. Mi conocimiento de la política y las relaciones internacionales del mundo hacen que las entrevistas tengan una vertiente más profunda si quieres, no tan anecdótica de lo que podría ser el viaje.
Seguramente esta es otra de las grandes diferencias entre los viajeros y los turistas, los primeros intentan entender el lugar al que van y eso implica también conocer la política, la sociedad.
Claro. El viajero intenta sumergirse en la cultura a la que va, comer cómo come la gente de allí, respirar lo que respiran, vivir cómo viven, moverse como ellos... No es la persona que viaja a un país en un autocar con los cristales translúcidos que pretende seguir desayunando lo que desayuna en su casa o seguir durmiendo con las mismas comodidades. Tienes que tener un espíritu, en la medida de lo posible, de sacrificio. Viajar no es ir a tomar el sol a la playa, viajar requiere un esfuerzo y ponerle de tu parte. Por tanto, todos mis respetos para la gente que opta por viajar en sus períodos de vacaciones a pesar de que lleve un año trabajando y pueda estar cansada.
¿Cómo ve el periodismo de viajes? Aquellos grandes reportajes que a menudo encontrábamos en los suplementos dominicales prácticamente han desaparecido y básicamente encontramos piezas de rankings, tipo los diez pueblos más bonitos o los diez rincones que no te puedes perder, que conectan mucho con esta cultura del consumo rápido y de la homogeneización.
Todo este periodismo que se ha creado con las redes tipo los "lugares que no debes perderte" o "lo que tienes que comer" ya por principio no me lo miro. ¡Ya decidiré yo cuáles son los lugares más interesantes y qué debo comer! Debemos hacer el esfuerzo de escapar de la dictadura inducida desde las redes o, a veces, desde los medios de comunicación. El periodismo de viajes diría que es prácticamente inexistente, sí existe uno inducido por la industria turística, pero es muy cuestionable porque responde a unos intereses muy concretos.
Otro de los entrevistados, el periodista de TV3 Nico Valle, dice que "en este mundo todo es tan igual, tan igual, ya no quedan demasiadas diferencias. Necesitas una buena dosis de viajar y sentirte extranjero, sentir que eres de fuera, sentirte expedicionario". También hace un buen resumen del programa.
Sí, pero siempre digo que lo más difícil es hablar de lo que conocemos. Es difícil que nos llame alguien diciendo que vive en Londres o que ha estado en Brujas, pero sí que nos interesa, porque siempre puede haber ese componente de aventura; también puede estar en Barcelona mismo o en cualquier ciudad de Catalunya. Sobre todo, está ahí si huimos de estas informaciones que nos inducen a todos a hacer lo mismo, a ver lo mismo y a movernos por los mismos caminos, si hacemos un poco de esfuerzo para desarrollar la capacidad crítica y tener la audacia de hacer los caminos que elegimos por nosotros mismos.
Lo que sí es cierto es que, por ejemplo, las grandes ciudades, o al menos los centros, cada vez se parecen más, encontramos las mismas cadenas comerciales, los mismos restaurantes de comida rápida. Todo es muy homogéneo.
Esto es lo que nos inducen los grandes intereses, pero nos queda mucha ciudad aparte de su avenida principal. Si ese lugar icónico que atrae a mucha gente está masificado, quizás debemos hacer el esfuerzo de renunciar a él y buscar lugares a los que no hayan robado el alma. Recuerdo a un viajero que dio la vuelta al mundo dibujando con acuarela los lugares por donde iba y decía que "en los lugares masificados es como si cada una de las personas que pasa allí se llevara un pedazo del alma" y quedan sin alma. Por eso cuando los vemos no sentimos nada, porque les ha robado el alma. Quizás es mejor renunciar a ellos y dedicarse a viajar por otros lugares que conserven el alma, pero sobre todo intentar más que ver, sentir. Se trata de que el viaje te haga sentir sensaciones, sean buenas o malas, si viajas y te quedas igual, pues quédate en casa, un viaje es transformativo.
¿No sé si comparte lo que también dice Michel Peissel, que occidentales y chinos somos los bárbaros de nuestra época porque hemos cambiado y destruido todas las culturas para vender nuestros productos?
Sí, y eso también lo decía Kapuscinski cuando paseaba por Amsterdam con Joly, una escritora belga, y le decía que "todo esto está fundamentado en lo que Europa ha expoliado y robado durante siglos". En alguna isla indonesia habían llegado a quemar todos los árboles de las especias para evitar que los holandeses los invadieran, después de ver cómo habían arrasado y matado a toda la población de otra isla. Los europeos tenemos un pasado bárbaro brutal sobre el que hemos construido la realidad que tenemos ahora. No quiere decir que todo lo hayamos hecho mal y también debería contextualizarse en el momento en que aquello ocurrió. Pero es cierto que hemos estropeado muchas cosas.
El próximo año llegará a los 1.000 programas, pero ¿hay 'Els viatgers de la Gran Anaconda' por rato?
El tiempo lo dirá, pero a pesar del estado del mundo, que está enfermo, me sigue animando. Creo que es positivo seguir animando a la gente a que salga de su casa. Els viatgers de la Gran Anaconda son como un antídoto a la uniformidad del mundo que transmitimos muchas veces desde los medios de comunicación. Es una ventana abierta a que la gente explore por sí misma y no se quede en lo que le cuentan los informativos.
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