Este artículo se publicó hace 6 años.
Talka, el proyecto feminista que el alcalde de Vitoria no quiere mencionar
El movimiento impulsado por mujeres de la capital vasca mantiene ocupada una vieja casona abandonada. El Gobierno municipal promovió una declaración que obviaba en todo momento el carácter de la iniciativa.
Bilbao-
Las frías paredes de piedra ya no están solas. Ellas tampoco. El Palacio Álava-Velasco, un edificio señorial de Vitoria-Gasteiz que llevaba varios años abandonado, ha vuelto a tener vida en su interior. El movimiento feminista de esta localidad vasca se mantiene allí dentro para tratar de generar un nuevo espacio de reivindicación y construcción.
Lo harán hasta que llegue la Policía, pero también después. El lugar, dicen sus impulsoras, no lo es todo. Talka, que quiere decir “choque” en euskera, ha venido para quedarse.
Primera aclaración: Saioa no se llama Saioa. Es un nombre ficticio, creado para evitar que la Ertzaintza tenga más pistas a las que agarrarse para repartir denuncias. “Estamos hablando de una ocupación. Si saliesen nombres se podría dar alguna otra identificación, y queremos evitarlo”, dice a Público esta joven militante feminista. En efecto, la Policía vasca ya tramita una denuncia contra una mujer que fue identificada el pasado día 15, aquel sábado en el que empezó todo. O casi todo.
Segunda aclaración: Talka es el nombre del proyecto, no del espacio ocupado. Dicho de otra manera, la iniciativa sobrevivirá a la ocupación. “Nuestro objetivo es el proyecto; el espacio es un medio para eso”, explica Saioa. De hecho, sus impulsoras se habían reunido hace ya algunos meses “con la idea de poner nuestras necesidades, nuestros cuerpos y nuestros deseos en el centro de la mesa”, recuerda una de las participantes. Ese sitio es, desde el pasado día 15, el edificio de los Álava-Velasco.
Operación fracasada
Situada en el Casco Viejo de Vitoria, esta vieja casona señorial había sido adquirida en 2006 por un grupo inversor, que pretendía levantar allí un hotel. La operación urbanística tuvo un coste de 1,8 millones de euros.
Sin embargo, los inversores, cuya identidad nunca fue revelada, acabaron tapiando el lugar para evitar, sin éxito, la entrada de okupas. Según relató en los últimos días el medio Hala Bedi, “el palacio se encontraría ‘en proceso de expropiación por parte del Ayuntamiento’, al menos desde el año 2015”.
De aquellos barros estos lodos. Cuando se conoció la ocupación del edificio por parte del proyecto Talka, desde el gobierno municipal que comanda el peneuvista Gorka Urtaran se pusieron en contacto con los propietarios. “Ha avisado a la empresa que estábamos allí y le ha animado a denunciarnos”, remarcaron las impulsoras de este proyecto autogestionado en su primera declaración pública.
Declaración fracasada
La cosa no terminó ahí. El gobierno municipal de Vitoria (integrado por PNV y PSE) se apresuró también a convocar una Junta de Portavoces para tratar de impulsar un texto contra la ocupación del palacio. La nota impulsada por la coalición gobernante obviaba en todo momento que se trataba de una iniciativa del movimiento feminista.
En el texto (que no prosperó debido a que únicamente contó con el apoyo de PNV y PSE), el Ejecutivo local remarcaba que se trataba de una acción “ilegal” y remarcaba que “no existe ninguna justificación para respaldar como gestores públicos este tipo de acciones que vulneran la ley”.
En ese contexto, fuentes del ayuntamiento de Vitoria indicaron a Público que “se trata de una propiedad privada”, por lo que desde esa institución “no se puede hacer nada, aparte de lo que hizo”, en alusión a la moción fracasada.
“Públicamente no quieren dar ninguna validez al proyecto. Simplemente sancionan o critican la ocupación, pero en ningún momento han hablado de esta iniciativa”, valoraron desde Talka. Mientras tanto, en el interior del edificio continúan promoviendo distintas actividades colectivas. “De momento lo único que tenemos definido ideológicamente es que se trata de un proyecto feminista y anticapitalista. Nuestra idea es construir una red en torno a esta iniciativa”, afirma Saioa. Pase lo que pase, Talka seguirá.
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