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Un suicidio cada dos horas y media: una realidad silenciada que muestra las grietas de nuestro sistema
El suicidio es uno de los mayores problemas de salud pública de España pese a que haya sido un tabú durante tantos años. El movimiento asociativo y los supervivientes esperan que este sea el año en el que se empiece a luchar verdaderamente contra él: hay mucho trabajo por hacer para entender el sufrimiento, hablar de él y prevenir los suicidios.
Beatriz Asuar Gallego
Madrid--Actualizado a
El hermano de Anna Canet se suicidó el 14 de septiembre de 2015. Tenía 36 años y una hija adolescente. Hasta ese momento ella no se podía imaginar que su familia iba a pasar por esto. Canet entonces comenzó a investigar sobre el suicidio. Creó un grupo de Facebook y se dio cuenta que había muchas personas con la necesidad de hablar de esta realidad tan silenciada. Ahora es psicóloga y una de las fundadoras de la Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente (APSAS). Como ella hay centenares de personas más. El movimiento asociativo que hoy en día lucha principalmente contra el suicidio está formado por supervivientes, familiares y profesionales concienciados. Las Administraciones van por detrás. Pese a planes pioneros de prevención como el iniciado en el País Valencià, hay mucho camino por recorrer: desde conseguir que el suicidio deje de ser un tabú hasta desestigmatizar, invertir en salud mental o dar pasos hacia la igualdad y mejores condiciones de vida.
El próximo viernes es el Día Mundial contra la Prevención del Suicidio y hay muchos mensajes que los profesionales quieren lanzar en esta fecha. El primero es que hay que hablar de él. Desde hace un par de años, y aún más con la pandemia, se está empezando a romper este tabú y hay esperanzas puestas en que este sea el año en el que se comience a luchar contra él desde el Gobierno.
Los datos muestran la urgencia de trabajar en ello. En España se quitaron la vida 3.671 personas en 2019, según los últimos datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Son diez personas al día. Una cada dos horas y media.
No hay datos definitivos de 2020, pero sí provisionales de los primeros cinco meses. El suicidio se convirtió en la principal causa externa de muerte: 1.343 personas se quitaron la vida, un 9,3% menos que en el mismo periodo de 2019. Pero no hay que bajar la guardia. Canet, explica que hay factores de riesgo del suicidio que han crecido durante la pandemia como soledad, precariedad, miedo o la incertidumbre por el futuro. Además, los números siguen siendo igualmente alarmantes y al menos cinco de los psicólogos consultados por Público comparten que están viendo en sus consultas más ideación del suicidio. "Es un problema grave de salud pública. Una realidad que siempre fue negada", lamenta Nel González, presidente de la Confederación de Salud Mental de España.
Entre los profesionales hay también muchos mitos que quieren desmontar en torno al suicidio. Una idea fundamental que trasladan es que las personas no quieren morir, quieren dejar de sufrir. "Es una frase que parece un detalle, pero marca la diferencia. Las personas que llegan al suicidio han sufrido tanto emocionalmente que ese dolor supera sus herramientas para seguir en la vida y sus capacidades de reacción y resolución. Solo ven la muerte como salida ante todo ese dolor", explica Canet.
Cuando se siente tanto dolor, estas personas entran en lo que se conoce como la "visión de túnel". No se ve ninguna luz, solo hay oscuridad. "No piensan que sus problemas sean pasajeros, creen que siempre va a ser lo mismo y que siempre van a sentir ese dolor. Al entrar en esa visión, ellos no tienen libertad. Si tú eres libre puedes escoger el camino A o B. Si solo ves un camino, ya no eres libre", añade la psicóloga.
El sufrimiento y la desesperanza
González explica que el suicidio es "multifactorial" y que no hay unas reglas generales para entender todos los casos, pero sí que todos tienen en común una "angustia vital" relacionada con una educación en la que se esconde el sufrimiento, el fracaso o la ruina. "Vamos aprendiendo según vamos caminando por la vida. Los niños deberían aprender que la vida no es cuento de hadas. Habría menos sufrimiento y más manejo de la vida", comenta el presidente de Salud Mental.
"Necesitamos una sociedad en las que nos sintamos más protegidos"
Pero va más allá. Nuestro sistema ha fallado por muchos lados. Uno de ellos es el consumismo y las "expectativas" que se generan en la sociedad. "Pensamos que la felicidad está en el consumo, algo que es pan para hoy y hambre para mañana. Hay que reflexionar sobre la sociedad que estamos creando porque es una sociedad de bienestar fallida. Necesitamos una sociedad en la que nos sintamos más protegidos porque es un paso enorme para luchar contra el suicidio", lamenta González.
Canet, como el resto de profesionales, también señala que el suicidio es multifactorial y que hay muchos factores de riesgo que son como "pesos que se llevan en una mochila". "No te suicidas porque te han echado del trabajo, ese es el factor precipitante. Es la gota que colma el vaso, pero antes de eso el vaso estaba lleno de muchas vivencias que van haciendo que cada vez te sientas más vulnerable y veas tu futuro negro y sin salida", comenta la psicóloga.
Por esto Andoni Anseán, presidente de la Sociedad Española de Suicidología, señala que cuando se juntan "sufrimiento y desesperanza" muchas personas no ven ninguna solución y la labor y el método terapéutico está en hacer ver que sí lo hay.
Factores de riesgo: intentos previos, sexo, edad o desigualdad
Hay muchos factores de riesgo. Canet señala que el primero es haberlo intentado antes. En torno al 50% de personas que se suicidan ya lo habían intentado previamente. No hay datos oficiales sobre estos intentos en España, pero Anseán explica que la cifra puede estar entre 70.000 y 80.000 al año. El psicólogo lamenta que no exista ningún sistema de información que permita conocer estos datos pero que, por estudios e investigaciones, se calcula que hay 20 intentos de suicidios por cada muerte. Además, se calcula también que entre los mayores de 75 años hay una muerte por cada tres o cuatro intentos. En el caso de los jóvenes, sería una por cada 200.
Por esto, la exministra Carmen Montón destaca como un éxito cómo se ha actuado sobre las personas que lo habían intentado desde País Valencià. Montón impulsó este plan cuando era consellera de Sanidad Universal y Salud Pública. "Es un grupo muy identificado sobre el que hay que actuar. Se tiene que ir a buscar a estas personas, ofrecerles ayuda y herramientas. A ellas y a todo su entorno", explica a Público.
El segundo factor de riesgo es ser hombre. Ellos mueren por suicidio tres veces más que las mujeres pese a que ellas lo intenten más veces. Una de las diferencias es que los hombres utilizan métodos más letales, pero también porque ellos exteriorizan menos sus emociones por los estereotipos y cánones del sistema patriarcal.
La edad y las etapas de la vida son otro. González pone el foco en la adolescencia y en la juventud durante la pandemia. "Han visto cortadas sus relaciones sociales y se enmarcaron en una vida más individualista que tiene que ver con Internet. Han crecido las adicciones sin sustancias como al juego online o a la pornografía, pero también con la incertidumbre por el futuro o la precariedad que no permite embarcarte en un proyecto de largo plazo", argumenta.
Pero no es la única edad en la que hay un factor de riesgo mayor. Natalia Lorenzo, psicóloga y socia fundadora de la Asociación Papageno, explica que en la mediana edad entran en juegos muchas rupturas familiares o crisis económicas. Aunque son los más mayores los que más se suicidan.
Otro que tiene peso es el factor socioeconómico: la precariedad, el desempleo, la falta de vivienda o la falta de trabajo pueden ser importantes. Pero también el plano económico tiene consecuencias indirectas. La mayoría de personas tienen que recurrir a psicólogos privados, pero personas de rentas muy bajas, bajas o incluso medias no pueden pagar las consultas privadas.
Hay un ejemplo sobre el plano socioeconómico que es incluso territorial. Lorenzo es de Asturias, la comunidad en la que hay más suicidios. "Mucha gente se piensa que es por el clima pero no ocurre en otras comunidades en las que el clima es muy similar", argumenta. Las mejores explicaciones que encuentra ante este fenómeno son las consecuencias de la crisis económicas, el cierre de las minas y la drogadicción. También que exista un protocolo de prevención desde 2018 pero que no funcione porque "faltan recursos económicos y humanos". "Los factores socioeconómicos son factores de riesgo y políticas sociales que cubran las consecuencias de la crisis económica ayudan. En Asturias cuando se cerraron las minas no se creó más industria", lamenta.
Las desigualdades, la violencia, el acoso y la discriminación son más factores de riesgo
Relacionado esto, Anseán destaca que deberían existir unos factores de protección para luchar contra estos factores de riesgo derivados del sistema. El psicólogo recuerda que España encabeza el consumo mundial lícito de ansiolíticos, hipnóticos y sedantes y está entre los diez países en los que más se consumen antidepresivos. "Una población satisfecha no requeriría de tanta medicación", expone. Añade que vivimos en una "dictadura de la felicidad" en la que parece que "estás enfermo si no eres feliz" pero que la realidad es que la vida no es un "estado de bienestar permanente". Desde este punto de vista hay factores de protección como una vivienda y un trabajo seguro o una sociedad solidaria que pueden hacer mucho para luchar en la prevención del suicidio.
Por otro lado, para Montón es incluso más fundamental que se garantice la igualdad. Los datos del plan de prevención del suicidio se cruzaron con otra "iniciativa pionera" para que desde Atención Primaria detectaran casos de violencia machista. Entonces identificaron casos de mujeres que eran víctimas. "El factor de origen hay veces que está relacionado con la violencia de género o con la discriminación por una orientación sexual. Ante esto hay que apostar por construir sociedades más igualitarias", sostiene.
De las señales a la falta de psicólogos públicos
Las personas que tienen intención de quitarse la vida siempre emiten señales, al menos en su entorno más próximo, aunque a veces no se sepa interpretar. Lorenzo recuerda que hay un "mito" que viene a decir que el que se quiere suicidar, no lo dice: "La realidad no es así porque la mayoría de personas han dicho y comentado sus intenciones. El problema es que muchas veces se minimiza el problema o no hacemos suficiente caso. Pasa incluso con los profesionales de la salud. Tenemos que cambiar esto y preguntar abiertamente: ¿usted está pensando en suicidarse?".
Pero otro problema llega cuando la persona decide pedir ayuda profesional y se encuentran con la imposibilidad del sistema público de dar respuesta a esta necesidad. Hay un déficit enorme. España tiene una ratio de seis psicólogos por cada 100.000 habitantes. González señala que en los países de nuestro entorno la ratio es de 18 por cada 100.000 habitantes. El triple que en España.
"No se puede atender con calidad con las ratios tan altas de pacientes por profesional en la sanidad pública"
En este sentido, Javier Jiménez, presidente Honorario de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicido y Familiares y Allegados en Duelo por Suicidio (RedAIPIS), destaca que la atención de un psicólogo es clave y tiene que ser continuada y rápida. "No es normal que en algunas comunidades den citas para dentro de nueve meses o la media que es de tres meses. La gente no puede esperar tanto. Y no puede ser una cita al mes porque cuando pasa tanto tiempo, el profesional ya tiene que abrir el expediente para acordarse de esa persona. No puedes atender con calidad con las ratios tan altas de pacientes por profesional", lamenta Jiménez.
Las largas listas de espera para poder tener cita con un psicólogo es uno de los mejores ejemplos del deterioro del propio Estado de Bienestar. Faltan muchos recursos, sobre todo en la salud mental, la hermana pobre de la Sanidad. Jiménez insiste en que "se necesitan más psicólogos en atención primaria, muchas más plazas de psicólogos PIR" ."Es claramente rentable esta inversión, pero no hay visión de futuro. El consumo de psicofármacos se ha disparado pero la tasa de suicidios no disminuyen", lamenta. Y señala que parte del problema viene de "cómo lo privado se ha ido metiendo dentro de lo público" como se ha hecho con los seguros de salud privados. Los psicólogos de la sanidad pública tienen un salario decente, los de estas compañías llega a ser tan bajo que Jiménez comprende que las citas ni llegan ya a la hora. Hay sesiones de hasta 20 minutos.
Se necesita una sociedad más protegida y segura
Por todo esto, la falta de la capacidad del sistema sanitario público de dar respuesta a esta urgencia se ha analizado como uno de los mayores fallos del sistema para luchar contra el suicidio. Pero no es el único porque lo más importante al hablar de este problema es entender que hay muchísimo por hacer para evitar estos casos.
La falta de educación emocional y una sociedad cada vez más individualista y llena de expectativas inalcanzables y personales son otros problemas a resolver. Las situaciones de discriminación como el bullying por ser o parecer LGTBI+ o violencias como la machista también. O la pobreza, la soledad no deseada y la falta de unas condiciones que garanticen una vida digna. Es necesario repensar todo el sistema para cambiar el modelo y caminar hacia una sociedad más segura y más protegida. Y los expertos insisten: no hay tiempo que esperar.
Recursos donde acudir si necesitas ayuda
En caso de emergencia, riesgo inminente o intento consumado: Llamar al Teléfono 112. Acudir a los servicios de urgencia del hospital más cercano.
Ante factores de riesgo, señales de alarma o ideaciones suicidas: Acuda a su centro de salud de Atención Primaria o Centro de Salud Mental.
Recursos en Internet donde se puede encontrar contenido de ayuda, servicios y contactos de interés:
- Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicido y Familiares y Allegados en Duelo por Suicidio (RedAIPIS-FAeDS).
- Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA.
- Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS).
- Papageno – Plataforma profesional de prevención del suicidio.
- Sociedad Española de Suicidología.
- Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente (APSAS).
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