Este artículo se publicó hace 4 años.
Covid-19 CatalunyaLa segunda ola amenaza con la saturación hospitalaria en Catalunya
Los expertos apuntan que el crecimiento es más pausado que en marzo, pero alertan que evitar la saturación hospitalaria es cuestión de semanas. Hacen un llamado a la población a seguir las medidas y piden al Govern tests masivos, tal como se hizo en verano.
Barcelona-Actualizado a
El mapa de Catalunya sigue en rojo por una situación epidemiológica preocupante. Así lo muestran los datos: el riesgo de rebrote ha superado este sábado los 700 puntos por primera vez desde el inicio de la epidemia, multiplicando por siete el nivel a partir del cual se considera que el riesgo es muy elevado. Además, la velocidad de transmisión del virus –o tasa Rt- supera claramente el uno (1,50), de manera que cada positivo contagia a más de una persona. El resultado: la temida subida exponencial que nos trae aires de marzo. Con todo, esta vez los expertos aseguran que la capacidad diagnóstica es mucho mayor y que la subida es más lenta. El Govern se ha visto obligado a aplicar el paquete de medidas más estrictas desde que Catalunya salió del desconfinamiento para poner un freno de mano y no darse de bruces con la saturación de los hospitales.
"Estamos por encima del 11% de positividad del total de PCR hechas, cuando la OMS dice que para tener la situación controlada hay que estar por debajo del 5%", explica a El Quinze Clara Prats, investigadora del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOM-SC) de la UPC. Tal como explicó la consellera de Salut, Alba Vergés, Catalunya había logrado una estabilidad del 6% de positividad después de la crisis de la primavera, una cifra que, aunque alta, era deseable según Prats, y que no se pudo bajar más después de un desconfinamiento acelerado.
En cifras absolutas, el aumento de casos ha hecho que pasáramos de diagnosticar 7.000 positivos semanales a los más de 17.000 de esta semana, algo que también se traduce en la transmisibilidad del virus, la Rt, que se acercó al 1,4 hace pocos días: "Esto quiere decir que cada 100 personas con coronavirus lo transmiten a 140, el efecto multiplicador que genera un crecimiento exponencial", explica Prats.
Clara Prats, investigadora: "Estamos por encima del 11% de positividad del total de PCR, por encima del nivel de control del 5%"
Aun así, la investigadora asegura que este crecimiento está siendo mucho más pausado que en marzo: "Durante la primavera, de un día para el otro explotó, la Rt pasó a ser de tres y de cuatro y se saturaron los hospitales. Ahora mismo vamos a cámara lenta, pero, si no paramos el crecimiento, en tres o cuatro semanas los hospitales podrían quedar comprometidos". Así lo ejemplifica el doctor Robert Güerri, jefe de la sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, en Barcelona: "En abril, ingresamos de un día para el otro a 90 personas. Ayer, ingresamos a diez personas de golpe, que también nos sorprendió pero tenemos más margen".
Tests masivos para frenar la ola otoñal
Ante esta situación, la semana pasada el Govern anunció una retahíla de intervenciones con el cierre de los bares y restaurantes en los titulares. Esto enfureció el sector de la hostelería, pero Vergés persiste: "Hemos llegado a la conclusión que no hay demasiadas alternativas", decía en declaraciones a Catalunya Radio, y recordaba que otros países han hecho lo mismo. Además, el Procicat también aprobó el límite de aforamiento del 50% en equipamientos culturales y del 30% en deportivos, la recomendación de hacer teletrabajo y la imposición de la teleeducación en las universidades.
Días después, Salut también llevaba al Procicat el cierre de las tiendas de 24 horas entre las 22 y las 7 de la mañana para evitar la compra de alcohol y el cierre de los equipamientos cívicos, así como las salidas cortas de los usuarios de residencias que no sean autónomos. En paralelo, el Gobierno español ya tiene encima de la mesa la petición del Govern de la Generalitat para la aplicación de un toque de queda a la francesa mediante el estado de alarma.
Robert Güerri: "Se deben volver a hacer tests masivos como en el verano pasado. Hay que identificar a los asintomáticos"
¿Pero, cómo hemos llegado hasta aquí? Hace pocos meses se hablaba del temido otoño, aunque tal como apunta Prats, los primeros brotes llegaron mucho antes, en junio: "En ese momento abrimos todo de golpe mientras otros países mantuvieron restricciones. Y había otra cuestión clave: el sistema de rastreo no estaba a punto", algo que generó mucha polémica entonces. "Esto que estamos viviendo es una nueva normalidad malentendida", añade el físico Álex Arenas, estudioso de las tendencias de los datos del coronavirus. "Hemos vuelto al trabajo presencial, a las escuelas y a la movilidad habitual diaria como si no hubiera pandemia", añade. Prats también señala la alta complejidad de los brotes de verano, auspiciados por las grandes desigualdades sociales de nuestro país: "Cabe recordar que los dos brotes se dieron en Lleida y en el Hospitalet. Hubiera sido distinto un brote en Sant Cugat".
El doctor Robert Güerri cree que entonces se llegó a parar gracias a los tests masivos que se hicieron en barrios y municipios, una medida que a su parecer se debe repetir: "Con la llegada de Josep María Argimon [a la secretaria de Salut Pública] se iniciaron estos tests masivos y yo creo que son fundamentales. Hay que identificar a los asintomáticos para parar la transmisión". Prats añade que "se pusieron las pilas" contratando personal y estructurando los rastreos, algo que también está cargando la Atención Primaria: "Igual que se cuentan las camas de la UCI disponibles, Salut debería generar un índice para conocer la saturación de los CAP", añade Arenas. Los tres especialistas creen que las medidas del Govern son necesarias, aunque su impacto dependerá del seguimiento de la población, la cual ven menos comprometida y muy agotada por las restricciones.
Parar los contactos entre los más jóvenes
Una vez parado con éxito el brote de verano, ¿por qué la segunda ola ha vuelto a pillar carrerilla? "Hay que recordar que el virus vive mejor en un entorno frío y sin mucha radiación ultraviolada", explica Güerri. Pero, además, Prats entra en el perfil de los positivos para determinar por dónde se está escapando la pandemia: "Vemos que la persistencia del virus en las franjas de edad entre 20 y 29 años es casi el doble de la incidencia media de Catalunya, y en la franja de edad de 30 a 55 la incidencia es 1,3 veces la catalana", explica. Por ello, cree que es acertado poner el foco en restringir la socialización propia de estas edades, como el cierre de las universidades o el teletrabajo: "No es cuestión de buscar culpables. De hecho, la mayoría de los jóvenes son asintomáticos y por lo tanto es más fácil que no sean conscientes que transmiten el virus. No hay que criminalizar, hay que responsabilizarse".
La persistencia del virus en las franjas de edad entre 20 y 29 años es casi el doble de la incidencia media de Catalunya
Certifica este hecho Güerri, quien añade que el perfil de ingresos es mucho más joven que en la primavera: "En julio y agosto, los ingresados fueron mucho más jóvenes que en la primavera. Ahora, no tanto, pero siguen siendo no tan mayores como en la primera ola".
¿Y qué hay de las escuelas? Los docentes denunciaron la falta de garantías sanitarias en las escuelas. Según las investigaciones del BIOCOM-SC, de momento, no se está observando una gran transmisión: "Los casos que estamos detectando coinciden con la incidencia esperada, lo que indican que no son amplificadores de la pandemia", dice Prats. Por su parte, Güerri teme más lo que pueda pasar con el pico de la gripe, que a pesar del frío, no se registra hasta enero: "Estamos a mediados de octubre en una situación cercana al colapso, y aún tiene que progresar el invierno, con más frío, más problemas respiratorios y el pico de la gripe en enero. Hay que pararlo ahora".
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