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Reino Unido cierra su última central eléctrica de carbón  

Se convierte en la primera de las economías del G7 que suprime por completo el carbón en la generación eléctrica.

Última planta de carbón de Reino Unido
La última planta de carbón de Reino Unido, Ratcliffe-on-Soar. Neill Hall / EFE

Este lunes Reino Unido ha cerrado las puertas de su última central de carbón poniendo fin así a la utilización de este combustible para la producción eléctrica. Al final de la jornada, los trabajadores de la planta de Ratcliffe-on-Soar han dicho adiós a la central que empezó a operar en 1968 lo que supone un punto de inflexión en la trayectoria de un país que maneja este mineral desde finales del siglo XIX.  

Este hecho es indudablemente un hito en la generación de energía. Tanto es así que esta nación ha pasado a ser la primera economía del G7 en poner fin a su relación con el carbón. Sin embargo, la transición no será inmediata, muchos de los 170 empleados continuarán contratados con el objetivo de desarrollar durante los dos próximos años el proceso de desmantelamiento de la infraestructura, según informan las autoridades. 

De acuerdo con una encuesta realizada por Climate Outreach y More in Common, dos tercios de los británicos (65%) apoyan la evolución de los combustibles fósiles a las renovables, mientras que únicamente un 8% se opone rotundamente a ello. De hecho, el director de políticas de Greenpeace UK, Dougg Parr, está seguro de que la eliminación del carbón ha sido posible "gracias al rápido avance de las energías renovables". También destacó que la transición debe hacerse en conjunto con los sindicatos para no perjudicar a los trabajadores.

Para Parr Reino Unido "da un ejemplo que el resto del mundo debe seguir si queremos detener la devastación causada por la crisis climática y la polución del aire", según afirmaba en relación a la finalización de la actividad de la fábrica en cuestión formada esencialmente por cuatro calentadores y una chimenea de 199 metros.

La despedida definitiva del carbón

Aunque es cierto que hasta hace poco ocho enormes torres de refrigeración (de 114 metros cada una y paredes de 18 centímetros) se erigían sobre la planta de Ratcliffe-on-Soar con capacidad suficiente para abastecer a millones de hogares, la última entrega de carbón llegó el pasado junio en tren, que normalmente transportaba hasta 15.000 toneladas de combustible. De este modo no solo se respalda la idea británica de que la despedida a este tipo de combustible es definitiva, si no que entra en sintonía con el análisis publicado por el centro de estudios Ember que sostiene que Reino Unido experimentó un rápido desplazamiento del carbón, al pasar de suponer un 39% de su generación eléctrica en 2012 a un 0% a partir de octubre.

La llegada inminente de las energías verdes

La organización anterior, cuyo fin es acelerar la transición a fuentes limpias, también indicó que desde 2012, las cuotas de la eólica y la solar en la generación de electricidad "pasaron del 6 al 34%, mientras que el gas solo aumentó ligeramente, del 28 al 34%". Asimismo, ambas en conjunto lograron trasladar 28 millones de toneladas de carbón y evitaron 2.900 millones de libras (3.440 millones de euros) en costes de combustible (en precios de 2023).

En materia de contaminación, es una realidad que esta decisión del gobierno que comenzó a ejecutarse en 2012 ha conseguido reducir las emisiones del sector eléctrico un 74%. Esto se debe a que desde entonces se reutilizaron las 17 centrales eléctricas de carbón con otros combustibles, aspirando a la carboneutralidad para 2030.

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