Este artículo se publicó hace 3 años.
El Papa pide a los húngaros que no se encierren y se abran a "los sedientos de nuestro tiempo"
Francisco se ha reunido en Budapest de forma privada durante 40 minutos con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, de quien le separan su beligerancia contra la migración y sus posiciones soberanistas y antieuropeas.
El papa Francisco pidió hoy a los húngaros que no se encierren y se abran a "los sedientos de nuestro tiempo", en la misa multitudinaria que ofició en Budapest y ante la presencia del ultranacionalista primer ministro, Viktor Orbán, quien se opone a acoger refugiados en su país.
Francisco lanzó su sutil mensaje de acogida tras el rezo del ángelus en la plaza de los Héroes de Budapest, donde ofició la misa de clausura del congreso eucarístico, el evento para el que viajó exclusivamente unas horas a la capital húngara, antes de viajar a Eslovaquia, donde sí realizará una visita apostólica de tres días.
"El sentimiento religioso es la savia de esta nación, tan unida a sus raíces. Pero la cruz, plantada en la tierra, además de invitarnos a enraizarnos bien, eleva y extiende sus brazos hacia todos. Exhorta a mantener firmes las raíces, pero sin encerrarse; a recurrir a las fuentes, abriéndose a los sedientos de nuestro tiempo", dijo el papa desde la plaza de los Héroes ante decenas de miles de fieles.
A la misa de clausura acudieron decenas de miles de fieles, más de 100.000, según las autoridades locales, que llenaron la plaza principal de la capital y todas las calles adyacentes como la avenida Andrassy, repleta de personas, y que Francisco recorrió durante más de media hora en papamovil.
Reunión de 40 minutos con Viktor Orbán
El Papa se ha reunido en Budapest de forma privada durante 40 minutos con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, de quien le separan su beligerancia contra la migración y sus posiciones soberanistas y antieuropeas. Francisco se encuentra en Budapest para presidir una misa de clausura de un gran congreso religioso internacional.
Al encuentro también han acudido el presidente húngaro, Janos Ader, y dos responsables de alto rango de la Curia romana. La cita entre ambos era uno de los asuntos que más había atraído el foco mediático. De momento, no han trascendido los detalles de la reunión, que ha comenzado a las 08.45 y ha terminado a las 09.25 horas.
Se trata de la primera reunión entre ambos, pero no tendrá carácter oficial ya que se ha desarrollado en el Museo de Bellas Artes. De hecho, el mismo Papa subrayó hace unos días en una entrevista con la Cadena COPE que no sabía si se iba a encontrar con Orban. El encargado de acoger al Papa en el aeropuerto de la capital húngara ha sido el viceprimer ministro, Zsolt Semjen. El Vaticano ha remarcado que el objetivo de la visita a Budapest es clausurar el 52º Congreso Eucarístico Internacional.
Francisco pide que no vuelva el sentimiento de odio
Francisco se reunió con los representantes de los cristianos, que suponen el 52% de la población y de los que el 30% son católicos, y con la comunidad judía, fuertemente diezmada durante la invasión nazi y de la que quedan cerca entre 10.000 y 15.000 miembros en todo el país.
En esta reunión, el papa advirtió de los brotes de odio y de antisemitismo que resurgen en Europa y en otras partes del mundo. El papa apreció que las diferentes confesiones presentes en país, entre las que se encuentran luteranos y calvinistas, "se hayan unido para derribar los muros de separación del pasado".
"¡Cuántas veces ha ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se repita. Y comprometernos a promover juntos una educación para la fraternidad, para que los brotes de odio que quieren destruirla no prevalezcan. Pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en Europa y en otros lugares".
El Papa ha pedido a los gobierno que acojan a refugiados
Francisco ha pedido incesantemente a los gobiernos que acojan a refugiados que huyen de la miseria, sea cual sea su religión. Sin embargo, Hungría y Eslovaquia, segundo país que el Papa visitará este domingo en un viaje de 4 días, conforman junto a Polonia y República Checa el bloque de países más reacios a la acogida de migrantes en Europa. Sus posiciones pretenden que ningún refugiado pueda pisar territorio europeo hasta que un Estado miembro le conceda asilo y que las solicitudes se tramiten en centros fuera de la UE.
Este criterio contrasta con el plan migratorio respaldado por la Comisión Europea que incluye una solidaridad obligatoria entre los países del bloque europeo con cuotas que repartan a los migrantes. Y también se sitúa en un plano diametralmente opuesto a la posición del Papa que ha hecho de la acogida de migrantes y refugiados uno de los caballos de batalla de su Pontificado.
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