Este artículo se publicó hace 6 años.
GaliciaPacientes en los pasillos, camillas prestadas y ambulancias paradas en el hospital que dirige la prima de Feijóo
Los pacientes de Urgencias del área sanitaria de Compostela, cuya gerente Eloína Núñez es pariente del presidente de la Xunta, denuncian que la falta de medios materiales y humanos del centro provoca serios colapsos y la desatención de los enfermos.
A Coruña--Actualizado a
El servicio de Urgencias del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), cuya gerente es la prima del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sigue padeciendo severos déficits de atención a los pacientes a pesar de que el Servicio Galego de Saúde (Sergas) se comprometió hace escasas semanas a resolver los colapsos que padeció el departamento durante los episodios más críticos de la epidemia de gripe desatada a principios del invierno.
Según la Asociación de Pacientes e Usuarios del centro, la semana pasada ocurrieron numerosos incidentes debido a la escasez y deterioro de los medios materiales y técnicos del hospital Clínico, uno de los centros adscritos al área sanitaria de Compostela junto al Hospital Gil Casares y al Hospital de Conxo, y que dirige Eloína Núñez.
El fin de semana dejaron de funcionar los equipos de rayos X, lo que obligó a derivar a los pacientes a otras plantas. No los arreglaron hasta el lunes, pero el miércoles volvieron a estropearse, por lo que varios enfermos que necesitaban esas pruebas tuvieron que que darse sin ellas dado que durante los días laborables el departamento de Radiología tiene toda su agenda completa. A los que ya se les habían realizado con los equipos estropeados, hubo que someterlos a nuevas exposiciones de rayos con el consiguiente riesgo añadido para su salud.
Los colapsos en Urgencias del Clínico son habituales desde hace meses, y obligan al personal médico a atender a los pacientes, incluso a los diagnosticados con dolencias graves, en camillas o sillas de ruedas ubicadas en los pasillos del departamento. Pero durante varios días de la semana pasada hasta se agotaron las camillas, por lo que los sanitarios se las tuvieron que pedir prestadas a los trabajadores de la subcontrata del servicio de ambulancias. Varios vehículos de emergencia quedaron inutilizados al no disponer de un elemento fundamental para el traslado de los enfermos, pero como ni siquiera esas camillas fueron suficientes, también hubo que pedírselas en préstamo al punto de atención continuada situado enfrente del hospital. Según la Asociación de Usuarios e Pacientes del CHUS, algunas de esas camillas no cumplían los requisitos técnicos requeridos para los pacientes de Urgencias.
Por si fuera poco, el miércoles también se agotaron las botellas de oxígeno con las que cuenta el servicio y que se utilizan para trasladar de servicio en servicio y de planta a planta a los enfermos que necesitan esa ayuda respiratoria. De nuevo hubo que recurrir al préstamo desde otras áreas asistenciales para poder atenderlos, dado que no fueron repuestas a tiempo.
“El grado de deterioro de las Urgencias está alcanzando límites alarmantes”, señalan fuentes de la asociación, que aluden al “racionamiento de las camas, la obsolescencia de los equipos y la falta de personal” como causa de que se haya generado “una situación insostenible y de imposible manejo” para médicos y enfermeras y que tiene “graves consecuencias para la salud de los pacientes y la calidad asistencial”. “Todo eso redunda en una violación de nuestra integridad moral y física”, añaden.
El pasado 1 de enero, la gerente del área sanitaria de Santiago, Eloína Núñez, anunció que el Sergas iba a llevar a cabo una “reorganización funcional” de las Urgencias para agilizar la asistencia y reducir los tiempos de espera a un máximo de 24 horas. El plan pasaba por sumar una o dos enfermeras a los turnos de mañana, tarde y noche (pasarían de tener de doce o trece a catorce), aunque sin aumentar la plantilla, tal y como reclama el personal, que se declara “desbordado” por la situación a la que han abocado los recortes.
En cuanto a los médicos, el plan de Núñez pasaba por elevar a cinco el número de equipos de guardia, frente a los seis que reclamaban los propios galenos, pero manteniendo también la misma nómina de facultativos que los profesionales consideran insuficiente: doce por las mañanas y las tardes y seis por las noches en los días laborables, y ocho en los turnos de mañana y tarde y seis en el de la noche en los fines de semana.
La junta de personal del CHUS lleva varios meses denunciando la situación del servicio de Urgencias y reclamando no sólo que se incremente la dotación de personal necesario para atenderlo, sino también la provisión de elementos materiales tan esenciales para su funcionamiento como las camillas, las sillas de ruedas y las bombonas de oxígeno.
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