La periodista de Público TV  Núria Martínez estuvo a bordo de la embarcación del Open Arms durante doce días para conocer e informar sobre los rescates a las personas migrantes en el mar Mediterráneo. Martínez, que dio cobertura a la oenegé a través de su trabajo audiovisual "Cobertura de la misión 75 del barco de salvamento Open Arms", ha sido galardonada con el premio internacional de periodismo móvil (MOJO) en la categoría profesional por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la agencia Efe. 

Su trabajo en la misión número 75 de la ONG, narrada día tras día en Público, dio a conocer en primera persona cómo se realizaron los rescates que efectúan desde el Open Arms, las condiciones en que se encontraba el barco de salvamento y la labor imprescindible de los voluntarios de esta entidad humanitaria.

"Me sentí una privilegiada de poder cubrir y enseñar a nivel profesional estas injusticias que normalmente no podemos ver", explica Martínez a Público. La periodista formó parte de la tripulación durante doce días en los que cubrió cada desembarco y protocolo que se llevaba a cabo, pero también cada historia compartida por sus nuevos miembros. 

"A nivel humano fue una experiencia muy dura y cruel", recuerda la periodista que dio voz a la historia de Flexi Giel G Piny, un joven que perdió muy pronto a su familia y que fue obligado a crecer como uno de los muchos niños soldados en Sudán del Sur, y a las vivencias de las mujeres que huyen rumbo a Europa, escapando de violaciones, maltratos y trata de personas. Decenas de historias que reviven en el barco del Open Arms con cada rescate. 

Pese a las circunstancias, Núria Martínez agradece a la oenegé que desde el principio la trataran "como una más" en la tripulación. "Los dos periodistas que estábamos, un fotoperiodista y yo, teníamos que hacer prácticamente el mismo trabajo que los otros voluntarios, como hacer guardias o limpiar el barco", recuerda la reportera. 

"El trabajo que hace Open Arms es impagable y poco valorado", denuncia Martínez sobre la situación que viven las personas migrantes y la propia oenegé. Las personas rescatadas no podían desembarcar sin la autorización oficial de cada puerto, pese a que a veces podrían ser cientos de personas en un buque muy limitado.

"Fueron días de mucho trabajo y apenas dormíamos", recuerda, pero "los voluntarios están absolutamente comprometidos con salvar vidas". "Estoy muy agradecida de poder hacerme eco de estas historias humanas" y de la "tarea imprescindible y poco reconocida", que reconoce, realiza la tripulación.