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Actualizado:"No quiero ofender a nadie, pero esto es verdad: Telepizza está dando de comer basura a mis hijos". Adela Navarro está, entre otras cosas, "indignada". Su hija de ocho años y su hijo de once llevan casi siete semanas sin ir al colegio tras el cierre educativo decretado por la pandemia del coronavirus. Eso significa que el menú diario del que disfrutaban con la beca comedor de la Comunidad de Madrid se ha convertido, por decisión de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, en un menú de Telepizza o de la cadena de sándwiches Rodilla.
El Gobierno madrileño llegó a un acuerdo con ambas empresas tras cancelar los contratos con las empresas privatizadas de catering de los colegios durante el confinamiento. Telepizza y Rodilla llevan entregando desde entonces sus menús para los alrededor de 11.500 niños de familias vulnerables beneficiarias de la Renta Mínima de Inserción (RMI). Cada menú cuesta alrededor de cinco euros, más de siete en el caso de los de la empresa Viena Capellanes, un catering que incorporó más tarde para suplir las localidades madrileñas donde estas franquicias no disponen de local.
Pizzas, hamburguesas, bolas de pollo frito, ensaladas, pasta, sándwiches y bocadillos, esa es la oferta para las familias que más necesitaban esta ayuda por vulnerabilidad económica. El Ministerio de Sanidad desautorizó inicialmente esta medida, ya que se trataba de "comida poco saludable", aunque finalmente dio luz verde a la medida por motivos que nadie ha explicado con detalle y que Ayuso justiifica en que no tenía muchas más opciones.
Desde el departamento de Salvador Illa tampoco han respondido a las preguntas de Público, mientras que Ayuso ha defendido este miércoles en el pleno de la Asamblea de Madrid esta decisión, también criticada por nutricionistas. "Seguramente a ustedes no les guste la pizza y no se las hayan comido en la vida pero a los ciudadanos y a los niños... Juraría que al 100% de los niños les encanta", decía la presidenta madrileña, después de alegar que "los menús que le podrían poner sus señorías de Podemos, a lo mejor son los de Venezuela, que es nada".
"Voy al Telepizza cuando ya no me queda otra opción, cuando no tengo otra comida mejor que darle a los niños"
"Esa comida diaria en el colegio era fundamental para los niños. Era completa, sana y variada, la más importante del día. Para las personas que tenemos dificultades significaba un alivio económico y la tranquilidad de saber que tus hijos comen bien cada día", explica Adela, de 29 años, vecina del barrio de Usera, en Madrid.
Coger el metro para ir al Telepizza
Pero no se trata sólo de la calidad de la alimentación, sino también del acceso a ella. "Yo tengo un Telepizza a dos calles de casa, pero en ese no sirven el menú. Me han asignado uno en otro barrio y tardo más de una hora en metro para ir recogerla", lamenta esta madre, cuyo hijo mayor pasó 18 días en el hospital al inicio de la pandemia por una neumonía. "Ha perdido peso y está débil. Esa comida no creo que le ayude a recuperarse correctamente", apunta. En el caso de Rodilla, la situación es aún peor. El local asignado se encuentra en calle Princesa, "tardo una hora y media en ir y volver. Cuando llego, la comida suele estar dura y los niños a veces no la pueden ni comer. Por eso sólo voy cuando ya no me queda otra opción, cuando no tengo otra comida que darles”, se queja.
"Mi hijo está encantado, pero es basura. Ya ha engordado bastante"
Angelines Díaz, vecina de Orcasur, uno de los barrios más deprimidos económicamente de Madrid, también está preocupada. "Lo único que tengo a mano es el Telepizza, aunque el que está más cerca de casa tiene una lista de 300 al día y tengo que ir a otro en autobús a por la comida", dice. "Mi hijo está encantado, claro. Todos los días pizza o hamburguesas, que le encantan, pero ha engordado en este mes y medio. Tiene más tripa y los brazos y la cara más rellenos, porque además ni siquiera han podido salir a jugar", expone.
Díaz teme la próxima revisión médica de su hijo de nueve años. "El pediatra siempre me insiste en que evite este tipo de comida rápida. Como mucho se la daba una o dos veces al mes, pero ahora es casi a diario", cuenta. "Sabemos que es una emergencia, pero no creo que haya estado bien cancelar los catering de los colegios. Ayuso ha dejado a los cocineros en el paro y a nuestros niños, comiendo basura", sentencia. "Lo que me salva un poco es la ayuda de alimentación del Ayuntamiento, que trae fruta, pescado, verduras… y menos mal, porque con el Telepizza, los niños se quedan con hambre casi siempre. Somos cuatro en casa y sólo cobro la RMI", explica.
Respecto al menú de #Telepizza que nuestras voluntarias recogen para llevar a la familia que recibía menú escolar, han empezado a hacer registro de lo que ofrecen o lo que cogen finalmente. Hay fotos que sirven bastante para visibilizar. pic.twitter.com/xkzcZwfz0u
— Latina En Lucha (@LatinaEnLucha) April 29, 2020
Sin embargo, Adela Navarro no ha podido recibir esta ayuda municipal. Según le informaron los servicios sociales del Ayuntamiento, la única a la que puede acceder dada su situación económica es la beca comedor, reducida al menú de Telepizza, ya que complementa la RMI con otros pequeños ingresos. "Esta solución no me ayuda en nada, la verdad. Necesito alubias, garbanzos, verduras… alimentos decentes, no una pizza seca y una coca-cola. Me busco la vida y lo paso mal para que los niños no tengan que comer eso", reconoce.
Telepizza entrega unos 3.200 menús al día, Rodilla, 600 y Viena Capellanes, 660
Sin embargo, desde la Consejería de Educación madrileña consideran que "el nivel de satisfacción es alto", ya que se han repartido 100.000 menús, unos 4.400 diarios, muy lejos de los 11.500 niños y niñas a los que está destinado. Según la Consejería, Telepizza entrega unos 3.200 al día, Rodilla, 600 y Viena Capellanes, 660. Defienden que la comida es saludable porque "los menús han sido supervisados por los departamentos de nutrición de las empresas [contratadas] y no solo se ha tenido en cuenta el conteo de calorías, sino otros aspectos como la fibra, vitaminas y minerales necesarios que aportan". Además, en los menús de Viena Capellanes se incluye también legumbres, arroz, verduras y pescado", apunta Educación.
Para Camilo Jené, presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos Giner de los Ríos, cuando la Consejería puntualiza que el menú de Viena Capellanes incluye otros alimentos que los de Rodilla y Telepizza, "ya está reconociendo que esos menús no son buenos. Cualquier argumento que den se cae por su propio peso", afirma. Jené asegura que el aluvión de quejas de padres que recibió su organización cuando Ayuso anunció esta medida ha sido los que les ha llevado a poner una demanda administrativa contra la Consejería de Educación.
Críticas de los nutricionistas
La denuncia se basa en un informe pericial que analiza los menús ofrecidos y publicitados en las páginas web. Está elaborado por 17 nutricionistas que destacan la "escasa variedad" y critican que la gran mayoría de son hidratos de carbono de elevado índice glucémico, carnes precocinadas o proteínas de escaso interés nutricional y alimentos de elevada densidad calórica y pocos nutrientes, considerada "comida basura".
"Se excluyen por completo grupos de alimentos considerados imprescindibles para una alimentación sana y equilibrada"
Señala la abundancia de salsas industriales, grasas saturadas y fritos y rebozados sin saber la calidad del aceite de fritura. También apuntan que "se excluyen por completo grupos de alimentos considerados imprescindibles para una alimentación sana y equilibrada, como verdura y fruta, legumbres, arroz y pasta (salvo unos macarrones), pescado, huevo y la “ausencia completa de guisos". La gran mayoría de la comida, exponen los nutricionistas, "están en la cima de la pirámide NAOS" de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición para prevenir la obesidad, es decir, alimentos de consumo ocasional y denuncian la falta de sustitutos para niños con alergias.
También ha alertado del riesgo para la salud de los más pequeños la ONG Save The Children, que pide un plan integral tras un mes y medio de recorrido, ya que la mayoría de la comida está asociada a sobrepeso, obesidad y otras enfermedades como diabetes.
La ONG recuerda que un 23% de niños y niñas sufre sobrepeso en España y un 18% obesidad y prevalencia de obesidad; y en la Comunidad de Madrid, la prevalencia de obesidad o sobrepeso entre los menores de seis años se sitúa en el 27,7%, "unos niveles que aumentan en familias de bajo nivel socioeconómico, con peores hábitos alimentarios y más sedentarismo, precisamente las familias que más necesitan ayuda de la administración para alimentar a sus hijos e hijas en este momento", añade.
Una medida peligrosa e incompleta
La FAPA Giner de los Ríos considera que ya no sirve la excusa de la "medida de urgencia", ya que los menores llevan más de 40 días recibiendo estos menús y, según ha indicado la Consejería, se mantendrán así hasta final de curso, ya que el cierre educativo durará hasta septiembre. "Es indignante. Durante el curso intentamos evitar la malnutrición, educamos a los niños en la buena alimentación y criticamos la comida rápida. Ahora, de repente es la propia Comunidad de Madrid la que da publicidad a estas empresas que, educativamente, estamos rechazando. Es un sinsentido que teníamos que llevar a los tribunales", apunta Jené.
También llevaron su queja ante el Defensor del Pueblo, al igual que la formación Más Madrid, una de las más críticas con esta decisión. "Es muy preocupante que una institución pública vulnere así el derecho a la salud, a la alimentación saludable de niños y niñas dando comida que contraviene los mandatos y líneas internacionales", afirma María Pastor, diputada de Más Madrid, que está segura que de "nadie le daría a su hijos comida basura durante siete semanas seguidas por propia voluntad".
"La ayuda está llegando a menos de un 10% de los niños y niñas que más lo necesitan"
Pastor insiste en que el consejero de Educación "debe rectificar", dialogar con ayuntamientos y buscar alternativas similares a las de municipios como Leganés, Getafe, Rivas o San Fernando de Henares, con servicios a domicilio o posibilidad de que los adres vayan a recoger los menús de siempre. O como en otras comunidades, como Canarias, donde se han dando bonos de dinero para hacer la compra.
Además, Pastor critica que esta medida excluye a más de 90.000 escolares que tenían descuento en la cuota del comedor por dificultades económicas, aunque sus padres no recibieran la Renta Mínima de Inserción. "Es un dinero que ya está presupuestado y que no se está utilizando", apunta. Una crítica que también ponen sobre la mesa la FAPA Giner de los Ríos y Save The Children. "La ayuda está llegando a menos de un 10% de los niños y niñas que más lo necesitan, ya que hay 146.000 en situación de pobreza severa de la comunidad”, insiste la ONG.
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