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Madrid centro y Málaga sumarían más de un 20% de viviendas al convertir sus pisos turísticos en residenciales

El último estudio del Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos revela que una de cada cuatro viviendas de alquiler en el centro de la capital se destina a apartamentos vacacionales.

Cientos de personas participan este sábado en la manifestación por el derecho a la vivienda 'Málaga para vivir, no para sobrevivir', convocada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos y que cuenta con el apoyo de medio centenar de colectivos. EFE/María
Cientos de personas participan este sábado en la manifestación por el derecho a la vivienda 'Málaga para vivir, no para sobrevivir', convocada por el Sindicato de Inquilinas  EFE / María Alonso

El último informe del Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos revela datos que ponen de manifiesto una de las grandes problemáticas de las principales ciudades del país: el acceso a la vivienda. Según este estudio, convertir viviendas turísticas en residenciales podría aumentar la oferta de alquiler residencial de forma significativa en centros urbanos como Madrid, Málaga y Barcelona. No obstante, aunque esta medida aliviaría parcialmente la presión en el mercado inmobiliario, dista mucho de ser una solución definitiva a la crisis habitacional que enfrentan estas ciudades.

Madrid es el caso más llamativo y contradictorio. El informe indica que pasar del alquiler turístico al residencial podría aumentar la oferta de vivienda en un 5% de media en el municipio. Sin embargo, en el distrito Centro, este incremento sería del 24,3%. Esto significa que casi una de cada cuatro viviendas de alquiler en el centro de Madrid está actualmente destinada a turistas.

En distritos como Salamanca (6,9%), Chamberí (6%), y Retiro (5,5%), también se registrarían aumentos significativos. Pero en otros, como Villaverde, Villa de Vallecas o Vicálvaro, el impacto sería mínimo, con incrementos que no alcanzarían ni el 1%. Este desequilibrio pone de relieve una paradoja: mientras el centro de Madrid se convierte en un núcleo de alojamientos turísticos, los residentes de otras zonas apenas se beneficiarían del cambio. La proliferación de alquileres turísticos en áreas céntricas exacerba la gentrificación y el desplazamiento de los vecinos de toda la vida, quienes se ven obligados a buscar viviendas asequibles en la periferia o, en muchos casos, fuera de la ciudad.

En Barcelona, la conversión de viviendas turísticas a residenciales incrementaría la oferta en un 5,3% de media, con los distritos de Ciutat Vella y Eixample experimentando los mayores aumentos (10,6% y 9,5%, respectivamente). Sin embargo, en áreas como Nou Barris y Sant Andreu, el efecto sería prácticamente nulo. Este patrón refuerza la idea de que la oferta adicional se concentraría en las zonas ya saturadas y con altos costos de alquiler, sin proporcionar un alivio real a las áreas más necesitadas.

Málaga destaca con un potencial incremento del 21%, pero la realidad es que esta ciudad tiene la menor oferta de viviendas en alquiler residencial (13,4%) entre las analizadas. Esto subraya un problema estructural más profundo: una oferta extremadamente limitada que no puede satisfacer la demanda local.

La disparidad en la distribución del alquiler turístico, más concentrado en zonas costeras y centros urbanos, y casi inexistente en áreas residenciales y periféricas, refleja un mercado inmobiliario profundamente desigual.

Los expertos abogan por una regulación cuidadosa del mercado de alquiler turístico para evitar reducir aún más la oferta de vivienda disponible. Sin embargo, la regulación por sí sola no bastaría. Es necesario un enfoque integral que incluya políticas de vivienda asequible, incentivos para la construcción de nuevas viviendas y medidas para proteger a los inquilinos de la gentrificación y el desplazamiento. 

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