La Iglesia se prepara para la resistencia de las exclarisas de Belorado tras su excomunión: "Esto va a ir para largo"
Las religiosas no reconocen la validez de la excomunión porque rechazan la legitimidad de la Iglesia católica después del papa Pío XII.
Madrid-
A las monjas de Belorado les espera un futuro incierto desde su excomunión oficial el pasado 22 de junio. Los servicios jurídicos del Arzobispado de Burgos se ha reunido este lunes para estudiar las consecuencias legales y su titular, Mario Iceta, ha instado a las religiosas a que abandonen el monasterio. Sin embargo, "todo indica que no se van a ir fácilmente", expresan fuentes eclesiásticas a Público. "Esto va a ir para largo", añaden.
Las instalaciones seguirán albergando a la comunidad de religiosas clarisas, pero sin las diez excomulgadas, conformada por las cinco mayores que están fuera del cisma y otras tres que no se encuentran en el convento, pero que están adscritas al mismo. Así lo han confirmado las mismas fuentes a este diario.
La orden de salida apunta a que se convertirá en una contienda judicial entre el Arzobispado y las monjas cismáticas, ya que es poco probable que estas abandonen el recinto voluntariamente. Las exclarisas insisten en que son propietarias al 100% del patrimonio adscrito a la entidad jurídica de la comunidad de religiosas de Belorado.
"El monasterio pertenece a la Orden de las Clarisas", subrayan a este medio autoridades de la Iglesia. Es decir, nunca ha pertenecido a las monjas que lo habitan, sino que es jurisdicción directa de la Santa Sede. Por tanto, no existe ningún argumento legal que ampare la versión de las monjas excomulgadas.
Además, tres de las religiosas denunciaron en mayo por abuso de poder, usurpación de representación legal y vulneración del derecho fundamental de libre asociación al arzobispo tras ser nombrado comisario pontificio, con plenos poderes sobre la comunidad religiosa de Belorado, tanto en el ámbito religioso como en el administrativo y patrimonial.
Una de las denunciantes es la exabadesa sor Isabel de la Trinidad, cuyo mandato concluyó el pasado 29 de mayo. Ella fue quien firmó semanas antes de que terminara su mandato el Manifiesto católico, un documento de 70 páginas en el que rechazan la autoridad de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, al considerarlo robo que "ha suplantado la fe a miles de millones de personas".
Este manifiesto también declara la sumisión de las exclarisas a la secta de Pablo de Rojas, la Pía Unión de San Pablo Apóstol. Un falso obispo excomulgado y "nada más que un estafador", según lo definen autoridades eclesiásticas a este diario.
Las monjas nombraron este viernes tras refrendar su rechazo a la Iglesia una comisión mediadora, de la que forman parte abogados de Cantabria. Según explican en un comunicado, las religiosas pretenden negociar "con la comisión homóloga del Comisariado del Arzobispado de Burgos" y buscar así "una solución pacífica y extrajudicial al conflicto".
"Los mediadores nos parecen estupendos, pero aquí no hay ningún tipo de mediación. Se tienen que atener a la ley", declaran fuentes eclesiásticas a este medio. "Si ellas asumen que han abandonado la Iglesia católica, tienen que hacer lo propio con el monasterio".
Las monjas no reconocen el Concilio Vaticano II, es decir, a las autoridades católicas vinculadas a la Santa Sede después del papa Pío XII. Según las exclarisas, todos los sumos pontífices de Juan XII en adelante son "usurpadores" del catolicismo. Por tanto, tampoco reconocen la validez de la excomunión.
Pese a al alejamiento de las clarisas tras cometer un delito de cisma y asumir la autoridad de una secta religiosa como la de Pablo de Rojas, "la Iglesia católica siempre les tiende la mano", señalan fuentes eclesiásticas a Público. "Siempre pueden dar la vuelta", concluyen.
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