MADRID
Actualizado:"Lo que pedimos es que la gente nos mande productos de primera necesidad, alimentos no perecederos, medicinas, pañales y herramientas. Los vecinos lo necesitan todo. Las vías de acceso todavía no están disponibles, cuesta llegar a los puntos de avituallamiento. La zona cero sigue embarrada, hace falta coordinación, mucha coordinación". Txetxe y su familia llevan tres días cargando sus dos furgonetas de comida y víveres para abastecer a los vecinos de Paiporta, Picanya, Massanasa y Sedaví. La DANA ha dejado, al menos, 200 víctimas mortales en el País Valencià; municipios devastados, llenos de lodo; coches que forman torres, muchos, ya sin dueño; calles color terracota y cuerpos que todavía esperan ser localizados.
La UME y el Ejército han desplegado un dispositivo de emergencia por las localidades afectadas, pero los vecinos necesitan "más ayuda, más efectivos". Los recursos que llegan, dicen, son "insuficientes". Teresa responde "agotada" al otro lado del teléfono, todavía con problemas de cobertura, también sin agua potable. "Esta mañana han venido montones de voluntarios, algunos caminando, otros con tractores y todoterrenos. Nos preguntan qué necesitamos, nos traen comida recién hecha. La movilización del pueblo valenciano está siendo... gente que trabaja por las noches y está aquí acarreando barro durante el día. Esto no tiene nombre, sobrepasa los límites de la solidaridad", cuenta, visiblemente emocionada, esta vecina de Paiporta.
A Teresa le ha sonado la alarma a las 7.53 de la mañana, "como siempre", como un viernes cualquiera antes del desastre. No volvió a casa hasta las 17.00, después de todo el día "limpiando las calles, recogiendo escombros". Los vecinos trabajan de sol a sol, "casi sin comer"; quieren aprovechar las horas de luz y "se hace de noche pronto". Aún así, "algunos vienen con linternas", dice Teresa, con la voz entrecortada. Ella, además de remover la capa marrón que cubre el suelo de Paiporta, decidió sacar fotos de todos los coches agolpados, para que la gente, "por lo menos, sepa dónde han acabado". Porque, cuenta Teresa, "los coches nos han salvado de muchas –cuando teníamos que ir a urgencias, o al trabajo– y también son parte de la familia".
El despliegue policial y militar se centra fundamentalmente en localizar los cuerpos y abrir caminos. Los vecinos, mientras tanto, lideran la respuesta asistencial: miles de valencianos han desbordado este viernes el puente que cruza el Turia para llevar alimentos y productos básicos a las familias que siguen sin comida, sin agua e incluso sin poder salir de sus casas. Mazón ha anunciado a última hora de la jornada que pondrá en marcha un Centro de Voluntariado para "canalizar" la solidaridad del pueblo y organizar grupos de trabajo. El dispositivo estará en la Ciutat de les Arts i les Ciències y funcionará desde este mismo sábado.
"Me vine para ayudar, no tenía otra opción. Esto es mucho peor de lo que nos podemos imaginar, por muchas fotos y vídeos que veamos. Es estremecedor, no tengo palabras para definirlo. Las administraciones tienen que colaborar, asumir responsabilidades, porque no basta con los voluntarios", señala Andrea, que vive en Madrid, pero tiene a toda su familia en Xirivella. La joven puso en marcha un grupo de WhatsApp con más de 300 personas de su municipio para coordinar la distribución de ayuda y repartirse entre las zonas afectadas. Los vecinos caminan entre una hora y una hora y media para llegar a Paiporta, Aldaia o Picanya.
Precisamente esta última localidad ha protagonizado una de las estampas del día. Un hotel que acoge a cerca de 200 migrantes de Afganistán, Siria, Georgia o Venezuela ha quedado inundado en su planta baja, donde están la recepción y la cocina. Los huéspedes han hablado con el propietario y le han pedido utilizar la comida que había en la despensa para dar de comer a los vecinos afectados por las inundaciones. "Estamos vivos, tenemos un techo donde dormir y comida. Eso sí, necesitamos provisiones", reconocía uno de los refugiados en este artículo de Violeta Peraita para Levante-El Mercantil Valenciano.
Los ayuntamientos necesitan "maquinaria" y recursos
Chiva, una de las localidades más afectadas por la DANA, reclama cuanto antes agua potable, electricidad y víveres para los vecinos. "Necesitamos urgentemente combustible y mecánicos para las máquinas pesadas, que sufren averías y están reventando las ruedas. Han desaparecido todos los puentes, las calles y los caminos", ha confesado su alcaldesa, Amparo Fort. Juan Ramón Adsuara, regidor de Alfafar, tuvo que "vaciar" un supermercado para dar de comer a las familias afectadas y confirma el peor de los pronósticos: "Hay gente conviviendo con cadáveres".
Maribel Albalat, alcaldesa de Paiporta, la localidad con más víctimas mortales por la DANA, responde, casi sin voz, la llamada de Público: "La situación sigue siendo crítica. La luz sigue escaseando y las comunicaciones son complicadas. Necesitamos que entre ya maquinaria pesada para hacer limpieza de las calles". El temporal azotó sin piedad el municipio, pero su regidora pide "paciencia" y confía en la unidad de los vecinos para salir adelante, para que las calles de Paiporta vuelvan a ser lo que eran.
Los puntos de acceso siguen cortados y tanto las autoridades como los voluntarios tienen dificultades para hacer llegar su ayuda. La Generalitat ha acordado restringir la circulación en las principales vías que conectan las poblaciones más afectadas por la DANA, para facilitar el trabajo de los servicios de emergencias. El tráfico estará cortado durante 48 horas, entre la noche de este viernes y las 23.59 del domingo. "A los pueblos más lejanos de València no estaba llegando nadie", lamentaban esta mañana los vecinos.
"La organización popular es lo único que está permitiendo que llegue algo de ayuda, un mínimo. El nivel de ineptitud de las administraciones es insoportable. Mazón tuvo una gestión criminal, incompetente; el Gobierno de España, tres días después de la catástrofe, sólo había enviado 500 militares. Estamos hablando de pueblos enteros deshechos, todos los vecinos han visto gente muerta en las calles. El nivel de destrucción es difícilmente concebible en pleno siglo XXI para un Estado supuestamente desarrollado", denuncia Zahia, con varios familiares afectados por las inundaciones.
Las autoridades calculan que 252.000 personas continúan sin conexión telefónica y 15.000, sin electricidad, cuando se cumplen 72 horas de las primeras riadas. "Tengo amigos que viven fuera, con padres y abuelos aquí, no han podido saber nada de ellos, ni siquiera si estaban vivos o muertos, hasta hace relativamente poco", lamenta otra vecina de la zona cero en una conversación con Público. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha asegurado que este sábado se incorporarán "los militares que hagan falta, sin ningún tipo de limitación", incluso los "120.000 hombres y mujeres" que forman el Ejército "si es necesario". El pueblo valenciano pide "desesperadamente" más recursos y clama: "Hace falta coordinación".
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