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Más frecuentes, más largas y en más lugares: así ha alterado la crisis climática las olas de calor en España

España sufre la primera ola de calor del año a finales de junio, un mes en el que las temperaturas extremas no son habituales. 

Una pareja de turistas caminan bajo un paraguas para paliar los rayos de sol por el Puente Romano de Córdoba, donde los termómetros rondan los 44ºC.
Una pareja de turistas caminan bajo un paraguas para paliar los rayos de sol por el Puente Romano de Córdoba, donde los termómetros rondan los 44ºC. Rafa Alcaide / EFE

España se enfrenta a la primera ola de calor del año. Prácticamente todo el territorio peninsular padece desde este fin de semana temperaturas extremadamente altas. Tan altas que en 19 provincias la marca del termómetro se considera factor de riesgo para la salud, según el Ministerio de Sanidad.

Las anomalías térmicas que estos días registran las estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) están cerca de pasar de lo anecdótico a lo generalizado y la culpa la tiene la crisis climática que, en la última década, ha multiplicado el número de olas de calor que acontecen en el mes de junio. 

Sin contar con el actual episodio de aumento de las temperaturas, en la última década se han registrado seis olas de calor en el mes de junio. Un número que puede parecer pequeño pero que toma grandeza cuando se compara con las cinco olas de calor registradas en los 35 años anteriores, entre 1975 y 2010. De ellas, tres fueron en la primera década del siglo XX. Dicho de otro modo, el número de olas de calor por década para este momento del año se ha triplicado, según los datos de Aemet.

También se han elevado el promedio de días bajo ola de calor en junio. En la década 2011-2022 los españoles vivieron, de media, 2,8 días de temperaturas extremadamente altas, mientras que el promedio de 1975-2010 estuvo en los 0,7 días. Es decir las jornadas de sol intenso se han multiplicado por cuatro, datos de Aemet. 

"Esto va en consonancia con el alargamiento de los veranos, razón de unos diez días por década desde los años ochenta del siglo XX, y si las temperaturas de verano se alcanzan antes, también es más probable registremos olas de calor en junio con mayor frecuencia", explica Rubén del Campo, meteorólogo de la Aemet

Una joven fotografía un termómetro de calle que marca 47 grados en el centro de Córdoba durante la primera ola de calor de 2023.
Una joven fotografía un termómetro de calle que marca 47 grados en el centro de Córdoba durante la primera ola de calor de 2023. Olga Labrador / EFE

Esta estadística se mantiene a lo largo del verano. Desde 1975, cada diez años los españoles han padecido tres días más de calor extremo en el periodo estival. Es decir, a día de hoy el verano tiene entre 10 y 12 jornadas más de altas temperaturas que las que se daban en los años 80 del siglo pasado. 

El número de zonas afectadas por el calor extremo también ha cambiado. Con el periodo 1975-2010 como referencia, el número medio de provincias afectadas por olas de calor en el mes de junio es de 19, mientras que en la última década hubo una media de 28 zonas amenazadas por el calor extremo. Las máximas para junio, eso sí, apenas varían 0,2 grados de media entre los dos periodos comparados. 

Marta Almarcha, meteoróloga del portal eltiempo.es, hace hincapié en los vínculos que tiene la crisis climática con el incremento de las olas de calor. "Los cambios en los patrones atmosféricos a causa del calentamiento global tienen repercusión. La corriente de chorro, al debilitarse por la diferencia de temperaturas entre el Ecuador y los polos, se meandriza más y genera estructuras como dorsales y vaguadas mucho más prominentes y, en ocasiones, estáticas", explica. 

La primera ola de calor del año: problema de salud pública

Julio Díaz, codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), recuerda que la crisis climática es uno de los principales problemas de salud pública y reclama a las autoridades que integren esa mirada en los estudios y políticas de prevención. El investigador informa de que la primera ola de calor del año –que es la acontece en estos momentos en España– es la que más incidencia tiene en la salud.

La primera ola de calor del año es la que más incidencia tiene en la salud

"Al ser la primera ola de calor, se produce lo que se denomina efecto siega. Es decir, el calor extremo se lleva por delante a los más susceptibles, a los más débiles; la segunda ola de calor del año afecta a los que no estaban tan malitos y sobrevivieron a la primera y así sucesivamente", narra. "La gente cree que la mortalidad asociada a las altas temperaturas tienen que ver con golpes de calor y no es así, puesto que no superan más del 2%-3% de la mortalidad atribuible al calor", indica el experto, que informa que este tipo de fenómenos tiende a agravar las enfermedades y elevar los riesgos de muerte en las capas de población más vulnerables.

Un estudio realizado por el ISCIII en 2002 revela a la perfección ese efecto siega: la mortalidad media en la Comunidad de Madrid aumentaba de 45 personas al día a 62 en este primer episodio de calor extremo del año, es decir, un aumento de casi el 40%. 

Una mujer se refresca en una fuente en plena ola de calor en Sevilla durante la primera ola de calor de 2023, a finales del mes de junio.
Una mujer se refresca en una fuente en plena ola de calor en Sevilla durante la primera ola de calor de 2023, a finales del mes de junio. José Manuel Vidal / EFE

Estudios locales

Díaz pone el foco en la necesidad de incentivar los estudios locales por encima de los análisis más generalistas, ya que los mismos grados pueden tener impactos diferentes en la mortalidad y morbilidad en función de la zona en la que se registren. "No podemos generalizar. No es lo mismo Madrid que Barcelona y, por tanto, no se pueden aplicar recomendaciones iguales para la población, sino que se deben realizar planes de prevención locales".

Un estudio publicado en la revista Science Direct en el mes de marzo pone de manifiesto esas diferencias. La morbilidad (ingresos y personas que enferman) por el denominado efecto isla de calor es mayor en zonas costeras de España (con el análisis de Málaga, Barcelona y Valencia como referencia) que en ciudades de interior (con el análisis de Madrid y Murcia como referencia).

"Es necesario que las alertas se empiecen a dar en base a la salud y no sólo en base a las condiciones meteorológicas, que son importantes también. Hay que desarrollar más estudios locales para poder prevenir con más precisión", zanja el experto. 


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