Si hace cinco años le llegan a decir que en un futuro sería la voz de los niños y niñas de todo el mundo en la lucha contra la crisis climática, seguramente no se lo creería. Francisco Vera Manzanares, nacido en Villeta (Colombia) hace casi 13 años, se ha convertido ya en un símbolo de la defensa del medioambiente, gracias al entusiasmo de sus discursos y a la gran capacidad de movilización que ha demostrado. Su objetivo es claro: impulsar a su generación a proteger el planeta que están destinados a heredar.

Francisco siempre ha sido un gran apasionado del mar y de los animales. Con tan solo 9 años, le preguntó a su madre cómo podía crear un movimiento infantil para batallar contra la crisis climática. Estaba preocupado por la crisis ambiental, pero más lo estaba porque los adultos no escuchasen a los niños a la hora de construir la sociedad de las próximas décadas. En definitiva, la sociedad que les iban a dejar. Su madre le respondió con el mítico "haz lo que quieras" y él, decidido, salió a la calle con un grupo de amigos, para charlar y compartir ideas. Sin saberlo, ese día comenzó a liderar una aventura que sigue creciendo y sumando adeptos a día de hoy.

Así fundó el movimiento Guardianes por la Vida, un colectivo de jóvenes activistas que persigue políticas y acciones para reducir los índices de contaminación y mitigar los efectos del cambio climático. La iniciativa, que empezó con la movilización de más de 400 niños y niñas de América Latina, cuenta ya con más de 20.000 seguidores en las redes sociales y está dando la vuelta al mundo. El impacto es tanto que la asociación se ha convertido en la rama colombiana de Fridays For Future, el movimiento de la también activista infantil Greta Thunberg. De hecho, la joven sueca ha reconocido en la última cumbre del clima la "inspiración" que le produce la iniciativa de Vera.

Francisco Vera es muy consciente de la magnitud del problema. Él sabe el precio que los más pequeños están pagando por la inactividad de los adultos, sobre todo en los territorios más desfavorecidos. Por eso, con un discurso esperanzador y desde una perspectiva pueril, quiere poner voz a los niños y niñas del resto del mundo, a los que anima a defender la naturaleza y hacerse escuchar. Algunas de sus peticiones son la prohibición de los plásticos de un solo uso y el fin del testeo con animales. 

El joven colombiano, que en noviembre cumple 13 años, ya suma varios reconocimientos por su breve pero aplaudida trayectoria. Pocos meses después de fundar Guardianes por la Vida, intervenía en el Congreso de Colombia para pedir a los políticos del país una legislación comprometida con el medioambiente. Además, ha sido nombrado embajador de la Buena Voluntad por la Unión Europea en Colombia y asesor infantil del Comité de Derechos del Niño de la ONU. También ha participado en la última cumbre del clima, celebrada hace justo un año en Glasgow. 

A pesar de todo, no son pocas las críticas a las que tiene que enfrentarse. Con el auge de su popularidad, el número de apoyos ha crecido, pero también lo han hecho los insultos y los comentarios negativos. Francisco ha llegado a sufrir amenazas de muerte, procedentes de redes sociales y, muchas veces, escondidas bajo el anonimato. El joven, que esta semana visita España para participar como ponente en varios eventos medioambientales, asume las condiciones de ejercer el activismo en América Latina, pero prioriza su compromiso con el planeta, con su generación y con su tierra natal, que es una de las más ricas del mundo en términos de biodiversidad.