Feindef evidencia que Ucrania se ha convertido en el negocio del siglo para los mercaderes y fabricantes de armas
Las grandes firmas armamentísticas y sus clientes militares se reúnen en la Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España, un impresionante bazar de la muerte que demuestra que la guerra de Ucrania se ha convertido en un negocio sin límites.
Madrid--Actualizado a
Los pabellones 8 y 10 de IFEMA, en Madrid, se llenaron este miércoles de drones de última generación, sistemas de defensa electrónicos, fusiles de asalto, equipos de camuflaje, lanzagranadas anticarro, helicópteros de transporte y ataque, tanques sobre orugas y ruedas, blindados de transporte de tropas e incluso una batería del sistema de misiles estadounidense HIMARS, famoso en el último año por haberse convertido en la pesadilla de los rusos invasores de Ucrania.
Durante tres días y hasta el viernes, la Feindef reúne a 500 expositores de 25 países y 100 delegaciones de todo el mundo, con cerca de 25.000 profesionales del sector. Es la mayor feria armamentística que se ha celebrado en España y en esta tercera edición está aprovechando los buenos vientos que para la industria de la defensa soplan desde Ucrania.
Ucrania, campo de pruebas para nuevas armas
Este país eslavo invadido por Rusia hace 15 meses se ha convertido en un campo de batalla contra la agresión rusa, pero también en el terreno de prueba ideal para los sistemas tecnológicos más modernos destinados a aniquilar enemigos. Las estrategias y tácticas de guerra convencional clásica se combinan en Ucrania con un nuevo sistema de guerra híbrida en la que la inteligencia artificial empieza a marcar el paso en las contiendas.
A 4.354 kilómetros de los pabellones de la Feria de Madrid, que acoge la magna reunión de los mercaderes y fabricantes de armas, se encuentra Bakhmut, la pequeña ciudad de Ucrania donde la guerra causada por la invasión rusa de este país adquiere su significado más terrible, con decenas de muertos y heridos diarios en uno y otro bando, y una devastación que recuerda los peores conflictos armados ocurridos en Europa el siglo pasado.
Muertos por munición rusa, pero también por granadas, balas y misiles fabricados en Occidente, como los que eran ofertados este miércoles en la Feindef.
Hasta el momento, ni rusos ni ucranianos han logrado imponerse los unos a los otros en el frente de guerra que recorre el este y sur de Ucrania, desde el Donbás hasta la península de Crimea, a través de las cuatro regiones anexionadas por Rusia tras la invasión: Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
Pero donde no hay vencedores ni vencidos ni parece que los vaya a haber en un futuro cercano, sí que hay ya beneficiados con los miles de millones de euros y dólares gastados en las últimas tecnologías bélicas. Un negocio en el que son los gobiernos europeos los que están vaciando sus arcas para proveer de armas al ejército ucraniano, al tiempo que reponen y modernizan las fuerzas armadas propias a un ritmo desconocido desde la Segunda Guerra Mundial.
El gasto militar mundial en 2022 pasó de los dos billones de euros. Solo en Europa fue de 350.000 millones de euros, esto es, un 3,6 por ciento superior al del año anterior. La guerra de Ucrania, con el suministro de armas y asistencia militar al ejército de Kiev, está detrás de esta escalada de inversiones de los países europeos en armamento.
Invertir en defensa para conseguir la paz. La paradoja ucraniana.
Y la apuesta es que esas inversiones aumenten, tal y como señaló este miércoles en la inauguración de Feindef la ministra española de Defensa, Margarita Robles. Según Robles, el presupuesto español de Defensa se ha incrementado en un 26 por ciento, en buena parte a raíz de los cambios geopolíticos y de seguridad mundiales derivados de la invasión rusa de Ucrania.
"Porque queremos la paz, tenemos muy claro que invertir en seguridad y defensa es invertir en la paz, en el progreso, en valores y en la democracia", explicó Robles. La ministra adelantó que ya en 2029 se alcanzará el 2 por ciento del PIB para gastos de defensa acordado por los países miembros de la OTAN.
Según explicó Mar Murtra, presidente del grupo Indra, presente también en la feria, "esto supone, en un escenario hipotético de PIB constante, un crecimiento de casi el 100 por 100 respecto al gasto actual".
Murtra resaltó que la situación geopolítica global, derivada del conflicto ucraniano y del rearme en buena parte del mundo, supone una "oportunidad única" y "un reto" también para la industria española de defensa.
La guerra como oportunidad
El jefe del Estado Mayor de la Defensa de España, almirante general Teodoro López Calderón, apuntó en la misma dirección. El JEMAD subrayó en la ponencia que ofreció en la Feindef que ese "cambio radical del paradigma de defensa" derivado de la guerra de Ucrania y el esfuerzo "sostenido" de las inversiones ofrecen una oportunidad "para consolidar y desarrollar el sector empresarial de la seguridad".
El JEMAD subrayó la necesidad de un "ejercicio permanente de una disuasión creíble" y "estar alistados para el combate en cualquier momento" ante adversarios que, como Rusia, desafían las normas internacionales y usan la fuerza para hacer valer sus propios intereses.
López Calderón citó algunos de los sectores de la defensa sobre los que será preciso realizar inversiones especiales en la compra de nuevos sistemas. Se refirió a la consecución de inteligencia, vigilancia y reconocimiento con la mejor de los medios satelitales, la actualización de los sistemas de comunicaciones con la encriptación propia, o "la incorporación de la tecnología fotónica y en general el fomento de la hiperconectividad".
"El conflicto de Ucrania nos está mostrando claramente el hecho que la superioridad de fuerzas, sin una inteligencia adecuada y un mando y control efectivos, es poco eficaz", afirmó el JEMAD.
Los drones encabezan la lista de la compra
Los protagonistas de esta feria están siendo los drones y la inteligencia artificial a ellos asociada. Los drones constituyen un tipo de armamento que ha mostrado en Ucrania toda su efectividad, capaces de llegar con radares allí donde ni siquiera los satélites pueden recopilar información y, cargados de explosivos, capaces de golpear allí donde cualquier misil sería abatido por los sistemas antiaéreos.
Algunos de los drones que muestra la feria de armamento funcionan prácticamente como satélites en miniatura, pero con una movilidad mayor y con una gran capacidad para mimetizarse a baja altura con el terreno.
Uno de los responsables del stand perteneciente a Aeronautics Defense Systems confirmó a Público que los drones de este fabricante de armas israelí podrían haber burlado los sistemas de defensa del Kremlin en el reciente incidente ocurrido en mayo, al contrario que los dos aparatos sin tripulación que fueron derribados finalmente sobre una de las cúpulas del centro de poder ruso.
En el quiosco de esa firma en la Feindef puede verse suspendido casi milagrosamente en el aire un último modelo del Aeronautics Defense Orbiter, un dron de última generación, susceptible de ser dotado con sistemas de vigilancia, radares o un dispositivo explosivo.
Esta arma puede ser empleada para defender plataformas petrolíferas o para volar un depósito de combustible o munición en territorio ruso. Al igual que los drones de fabricación iraní usados por Rusia están haciendo con las infraestructuras civiles y militares ucranianas.
El día en que estos drones sean dotados con la inteligencia artificial que ya está siendo experimentada en laboratorios militares y civiles, "habrá cambiado la guerra", señaló un visitante alemán que escuchaba la conversación del expositor y el periodista.
La IA, crucial para la guerra y los negocios de la guerra
De esa misma opinión fue el CEO de la empresa estadounidense Palantir, Alex Karp, quien subrayó en la feria de armamento el papel de la inteligencia artificial en el campo de batalla, que llegará a ser imprescindible. Su firma, Palantir, ha suministrado sistemas de reconocimiento que han mostrado una eficacia superior a la hora de definir y localizar objetivos bélicos rusos.
El software de Palantir es empleado por muchos ejércitos y servicios de inteligencia del mundo para tareas logísticas y de gestión de riesgos. Pero la guerra de Ucrania ha disparado los ingresos de Palantir (gracias a los montos de ayuda estadounidenses a Kiev) y ha permitido perfeccionar ese software de designación de blancos para la artillería.
Karp reconoció en la charla que ofreció en Feindef que su empresa se había involucrado mucho en Ucrania. Palantir lleva dos décadas apoyando a los servicios de inteligencia estadounidenses y su "entrada" en la guerra de Ucrania con el suministro de información vital para eliminar tanques y cañones rusos se ha demostrado clave para la evolución de la contienda.
Este empresario se llegó a reunir con el presidente Volodímir Zelenski en Kiev el pasado verano. Era el primer consejero delegado de una corporación tecnológica en visitar la capital ucraniana y entonces le dejó a Zelenski clara una cosa: "la inteligencia artificial es crucial para la guerra". Y la identificación del adversario para su destrucción es solo uno de los campos en los que se puede aplicar.
Recientemente, Palantir firmó un contrato de unos 90 millones de euros con el Ministerio de Defensa británico, precisamente uno de los suministradores principales de datos de inteligencia al ejército ucraniano.
El consejero delegado de Palantir lo dejó claro: Ucrania ofrece unas condiciones inigualables en otros lugares con conflictos armados, con perspectivas de negocio que no pueden ser desaprovechadas.
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