Este artículo se publicó hace 2 años.
España es el tercer país de la UE que más discrimina al colectivo LGTBI en el trabajo
A pesar de que tres cuartos de los encuestados reconocen que habían denunciado la discriminación en sus puestos de trabajo, la percepción es que "nada cambió".
Madrid--Actualizado a
La discriminación en el trabajo es uno de los problemas a los que se sigue enfrentando la comunidad LGTBI, aparte de que salir del armario en el entorno laboral continúa siendo una asignatura pendiente. España es el tercer país donde más personas del colectivo han sufrido discriminación laboral, en concreto, un 31,7%.
Para conocer el alcance de esta situación la Comisión Europea ha financiado el proyecto Promoviendo la equidad en el entorno laboral para las personas jóvenes LGTBI+ en Europa. El proyecto presentado en la Universidad Internacional de València (VIU) refleja los resultados de una investigación en la que han participado 550 personas.
Tres cuartas partes de los encuestados españoles (76,3%) han denunciado la situación en sus lugares de trabajo. Sin embargo, la respuesta obtenida por parte de los encuestados fue que "nada cambió" y en segundo lugar que "la víctima abandonó la empresa".
En cuanto al resto de países europeos, Croacia y Eslovenia lo denunciaron en un 92,4% de los casos y Austria, Serbia y Reino Unido en torno a un 70-80%. Aunque la respuesta, según los encuestados, fue distinta. En Austria, Croacia, Serbia, Eslovaquia y Reino Unido la denuncia propició la "mediación" o la "discusión abierta".
"El primer problema al que se enfrentan muchos jóvenes pertenecientes a minorías sexuales y de género es la discriminación en la contratación, pero si logran el empleo, pueden encontrarse con personas LGTBI-fóbicas. Ante este tipo de situaciones, normalmente tampoco saben a quién acudir o a quién informar, o tal vez tengan miedo de informar tales experiencias por temor a perder un trabajo", señala el investigador Alejandro Gil.
Más allá del propio acto, la denuncia no es fácil para las víctimas: "Emocionalmente me sentí muy mal, no se podía denunciar, la discriminación venía a escondidas de los superiores. No se podía demostrar con pruebas, y nadie quería declarar por miedo a ser despedidos y discriminados", explicaba uno de los entrevistados.
El estudio señala la "poca conciencia de la población general y en los sistemas educativos" como una de las principales causas de que sigan produciendo casos de discriminación. La sensación de que "nada va a cambiar" y de que no existe "cumplimiento de la ley" provoca que en muchos casos no se presente una denuncia.
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