madrid
Actualizado:España se adentra, con un mes de abril extremadamente caliente, en un terreno peligroso. Las temperaturas fluyen al alza y buena parte de la península ibérica y los territorios insulares, Canarias y Baleares, están experimentando ya un calor inusual para esta época del año. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en los primeros 22 días del mes, los termómetros han experimentado una anomalía de 1,9ºC por encima del promedio histórico y las previsiones no son halagüeñas.
"Ahora mismo está entre los tres o cuatro abriles más cálidos de la serie. Pero las previsiones que tenemos para esta semana nos indican que casi seguro que podría ser primer o segundo mes de abril más cálido", indica Rubén del Pozo, portavoz de la Aemet, que estima que en los próximos días los termómetros registren, de media, entre 6ºC y 10ºC más de lo habitual para esta época del año.
"Es poco probable que estas temperaturas se estuvieran dando sin la participación del cambio climático"
La estabilidad atmosférica que ha dominado en el último mes y la falta de precipitaciones se une ahora a la entrada de una masa de aíre cálido que llega del sur, por lo que se espera que el mercurio alcance máximas propias del periodo estival: 35ºC en Sevilla, 34ºC en Córdoba o los 32ºC de Madrid, cuyo récord estaba, para esta época del año, en los 30ºC.
"Aunque habrá que hacer estudios de atribución, sí podemos afirmar que es muy poco probable que estas temperaturas se estuvieran dando sin la participación del cambio climático", agrega el experto. "En los últimos años, estos episodios de temperaturas altas propias del verano se han registrado antes de tiempo, en el mes de mayo. Esto es algo que encaja con lo que la ciencia nos dice a cerca del cambio climático: el calor aparece antes y los extremos son cada vez más marcados y notables".
Un campo improductivo y unos embalses con poca energía
Las temperaturas tan altas para la época son una losa más para el campo, que vive una de las peores sequías de lo que va de siglo. Si la falta de lluvias es determinante para entender la aridez y la improductividad de las cosechas, el calor extremo es otro ingrediente importante, pues eleva el ritmo de evapotranspiración de los cultivos.
"Buena parte de nuestro país está en una situación catastrófica. Ahora mismo hay zonas como la cuenca del Guadalquivir, donde la disposición de agua de riego es del 10%. Es decir, si tienes diez hectáreas de cultivos, sólo puedes intentar sacar adelante una", dice Ignacio Huertas, secretario ejecutivo de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). "En la cuenca del Guadiana alrededor del 40% de los campos no se van a poder regar. Además, arrastramos las consecuencias de la sequía del año pasado", insiste el agricultor, que pide al Gobierno acciones para flexibilizar las ayudas de la PAC y permitir que las familias que viven del campo no queden atrás.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) estima que el 60% de las tierras de cultivo del país están asfixiadas por pérdidas "irreversibles", con el secano prácticamente echado a perder al completo. Los campesinos temen por esta suerte de verano adelantado y ya se han reunido con el Ejecutivo para pedir un pacto de Estado.
A ello se suma el daño colateral sobre el sistema energético español. La capacidad de producir energía de los embalses se ha reducido un 15% respecto a la media de la década, datos del Ministerio para la Transición Ecológica. La aportación de las centrales hidroeléctricas al mix, según los datos de Red Eléctrica Española (REE), ha pasado de ser del 20% a principios de año a estar por debajo del 10%, lo que podría repercutir en los precios si se eleva el consumo energético –con los aires acondicionados enchufados antes de lo habitual– y se empieza a quemar más gas.
Calor extremo, un problema de salud pública
Las temperaturas que empiezan a hacerse extremas esta semana son propias de una ola de calor veraniega en plena primavera. Más allá de los posibles récords de temperaturas que se batan en los próximos días, la situación plantea un reto mayúsculo en términos de salud pública, pues el calor extremo es causa directa de entre 1.200 y 1.300 muertes directas al año en España, según las estadísticas del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
El calor extremo, no en vano, no mata directamente. Los golpes de calor son puntuales dentro de las estadísticas y balances de los servicios de salud pública. La mayor parte de las defunciones se explican por cómo las altas temperaturas agravan patologías existentes en los pacientes hasta llevarlos a la muerte.
Desde la Aemet indican que durante la semana se registrarán episodios de noches tropicales en buena parte del sur y del mediterráneo. Estos son episodios nocturnos donde las temperaturas mínimas no bajan de los 20ºC. El calor durante el sueño es, sin lugar a duda, motivo de preocupación a nivel de salud pública y factor de riesgo asociado a muertes, pero también a estrés e insomnio, según un estudio publicado en la revista Epidemiology.
Aunque el calor, a veces confundido con "buen tiempo", puede pasar desapercibido en un país como España, las cifras registradas por este mes de abril no son propias de la climatología de la península ibérica. La crisis climática está cada vez más presente y ya ha hecho, según la Aemet, que el verano dure cinco semanas más que en la década los años ochenta. Según The Lancet, los niños nacidos en la última década han vivido, de media 4,4 días más de calor extremo que aquellos que crecieron en las dos últimas décadas del siglo XX.
¿Efectivos preparados para extinguir incendios?
La llegada temprana de altas temperaturas, en un contexto de sequía como la actual, pone en jaque a las comunidades autónomas y sus políticas forestales. Los planes de protección civil ante emergencias por incendios han ido actualizándose en los últimos años en algunas regiones del país, pero la mayor parte de ellos sigue manteniendo la disponibilidad mayor de efectivos de cara al verano, haciendo, además, una interpretación tradicional de dicho periodo.
Algunas comunidades autónomas, como Extremadura, contemplan dentro de sus planes el poder movilizar a un mayor número de efectivos fuera del periodo de alto riesgo siempre que las autoridades, en esta caso la Aemet, indiquen que existe riesgo de fuego. Otras comunidades, como Castilla y León, mantienen sus protocolos de extinción intactos desde la década de los noventa y sin incluir la variable de la crisis climática a sus políticas.
Algunas comunidades autónomas están activando medidas de prevención que, por el momento, no pasan por la contratación del 100% de la plantilla de bomberos. Andalucía y Castilla-La Mancha, por ejemplo, han adelantado la prohibición de las barbacoas de tal forma que se impedirá realizar fuego para cocinar comida al aire libre.
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