Este artículo se publicó hace 4 años.
Especulación inmobiliariaEn busca del fondo buitre fantasma que les echa de sus casas
Activistas y vecinos del bloque de Santa Ana, 8 se concentran disfrazados de buitre en la sede de Ares Management, el fondo de inversión que quiere echarlos de sus casas. Exigen negociar su permanencia, pero Ares ni siquiera tiene empleados en España. “Se compran nuestros barrios y se llevan el dinero a paraísos fiscales”, denuncian.
Madrid--Actualizado a
Sabían que era imposible porque nunca lo han conseguido en un año. Y precisamente por eso han querido mostrarlo públicamente. Varios activistas contra la especulación y algunos vecinos del bloque de viviendas de la calle Santa Ana 8 de Madrid, entre Lavapiés y La Latina, han protagonizado este miércoles una visita muy particular al nuevo propietario de sus viviendas, que quiere echarlos después de haber adquirido todo un bloque con 24 pisos y varios locales. Entre ellos, el emblemático Museo de la Radio, con 65 años de historia en la capital.
Algunos iban disfrazados de exterminadores y otros, de buitres, con las alas forradas de billetes de cien euros. Llevaban un medicamento nuevo, Vecinadol Forte, que mata a los buitres y combate los síntomas de la gentrificación. "Contra la especulación, vecinas en coalición", rezaba el prospecto. Pese a su problema, caminaban ufanos, a ritmo de guitarra, entonando versiones de conocidos temas cuyas letras habían modificado a base de sátira para la ocasión.
Ha sido un carnaval en miniatura el que ha recorrido las calles de Avenida de América hasta llegar la sede TMF Group, sociedad gestora del nuevo dueño de sus casas, Ares Management. Pero además de sus hogares, eso es lo único este fondo buitre tiene, una dirección instrumental y numerosas empresas pantalla, entre ella, Muflina, que adquirió la finca en mayo de 2019. Había sido creada tan solo un mes y medio antes de la operación, denuncian.
"Es uno de los problemas. Se compran la ciudad, hacen negocio con nuestros barrios y además no generan ni un solo puesto de trabajo. No tienen oficinas aquí, no tienen empleados y los beneficios se los llevan a paraísos fiscales. Además de ser buitres son como fantasmas", explicaba en el hall de la compañía Víctor, uno de los inquilinos de Santa Ana 8 mientras sus colegas intentaban sin éxito hablar con algún responsable de Ares.
Después de siete años en su casa, este fondo buitre remitió a Víctor un burofax que comunicaba el cambio de propietario y que no renovaría su contrato de alquiler. Todos los vecinos recibieron el mismo. "Sabemos que van a reformar y hacer viviendas más caras, pero ni siquiera nos han dado opción a alquilarlas a los precios que pongan", lamenta. Por eso decidieron organizarse y declararse Bloque en Lucha, con el apoyo del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, la PAH y otros colectivos por el derecho a la vivienda.
No son los únicos de la calle. El número 6 está en la misma situación. En la calle Toledo, a escasos 50 metros, otro edificio ha tenido la misma suerte. En Lavapiés, la gentrificación financiada con dinero de inversores extranjeros también ha causado estragos, como ya ocurrió en Malasaña hace pocos años.
"Madrid está en venta y nosotros sólo somos una pieza más de este mercado", critican
Sólo quieren negociar con alguien, pero les resulta imposible. El entramado societario que utiliza Ares Management en España es tan complejo que a los activistas le ha llevado meses esbozarlo. Tiene su sede en Los Ángeles, nació en el 97 y gestiona casi 90.000 millones de dólares en activos varios en América y Europa. Desde que los alquileres dispararon sus precios, el fondo ha visto una gran oportunidad de negocio en España, como otros tantos, y se ha lanzado a la adquisición no sólo en el centro, sino también en la periferia de Madrid. "Como saben que nos expulsan a algún sitio, también se compran ese sitio y nos siguen cobrando igual", apuntaba un activista.
De la matriz estadounidense de Ares parten hasta cinco sociedades que tributan en paraísos fiscales como Delaware (EEUU) o Luxemburgo. Después todo pasa por una Socimi, que disfruta de grandes beneficios fiscales en España, de la que formará parte una de las empresas creadas en España para comprar las viviendas y, una vez cumplido su papel (ahorrarse impuestos), desaparecerá. Para entonces, los vecinos ya se habrán ido del barrio y el dinero obtenido con su marcha habrá recalado lejos de España.
"Llevamos años de escalada especulativa pero su dimensión y desproporción ya es terrorífica. Porque Madrid está en venta y nosotros sólo somos una pieza más de este mercado. Porque Mañana seréis vosotros y vosotras, porque también pagáis alquiler. Porque los fondos buitre como Ares, Blackstone, Azora o Cerberus han visto en Madrid un casino perfecto donde apostar y limpiar de paso dineros anónimos de dudosa procedencia", clamaba una vecina, megáfono en mano, a las puertas de la sede.
Piden al Gobierno, al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid que limiten y regulen por ley el precio de los alquileres para evitar que la especulación les expulse de sus casas, aunque los dos últimos ya han anunciado que no lo harán, que eso sería comunismo.
Como se temían, ningún representante de Ares bajó a negociar. Sólo un par de patrullas de la Policía acudieron a pedirles que desalojaran el inmueble. Tras unas cuantas canciones, accedieron a salir sin incidentes. Pero de donde no piensan marcharse es de sus casas, advierten. Ya hay varios vecinos cuyos contratos han cumplido y se niegan a irse, siguen pagando su alquiler. Saben que hay mucha gente en su misma situación, por eso hacen un llamamiento a la unidad para frenar a los fondos buitre. "Si no quieren negociar no nos quedará otra alternativa que resistir y hacerles perder dinero, que es lo más les duele", advierten.
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