Como cada día 22, este año volveremos a ver las icónicas imágenes en las que una muchedumbre borracha de alegría (a veces también de alcohol) se muestra ante las cámaras desinhibida y jubilosa, por lo general esgrimiendo vaguedades sobre lo que planean hacer ahora que, por fin, se han levantado millonarios.

Junto a los afortunados, nos topamos también con el lotero o lotera encargado de suministrar al personal el número agraciado. Su rostro, por motivos obvios, no transmite la misma dicha que sus parroquianos, pese a que suelen ofrecer una tímida sonrisa entre tanta algarabía.

Cabe preguntarse, por tanto, si los responsables de las administraciones reciben algún tipo de cantidad por repartir los números premiados; si haber despachado la suerte a todo un vecindario le reportará algún beneficio pecuniario o, por el contrario, tendrá que conformarse con una triste botella de cava cortesía de algún cliente agradecido.

La Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado es clara al respecto. En el caso del Sorteo de Navidad, todos los loteros se llevan el 4% de cada décimo, lo que suponen 0,80 céntimos de los 20 euros que cuesta. La normativa no hace ningún tipo de distinción entre un décimo premiado de otro que no lo es, el margen del lotero será siempre el mismo.

Los loteros solo reciben comisiones por pagar el premio de estos décimos a sus ganadores en todos los sorteos disponibles. Un premio puede cobrarse en cualquier administración de España, por ello los vendedores de lotería desean que los clientes acudan a su establecimiento a cobrar el premio, ya que esto sí supone un aumento de ingresos para la administración.

La comisión por cobrar décimos que reciben las administraciones está en un 2,5% si la cifra anual abonada no llega a los 310.000 euros. En el caso de que la cantidad abonada superase la citada cifra, la comisión pasa a ser de un 1,25%, según detalla el documento del contrato.

Por tanto, si intuye dicha en el rostro de un vendedor de lotería no es tanto por una eventual comisión por vender el gordo de la Lotería de Navidad, sino por la posibilidad de pagar el importe del premio de estos décimos a sus ganadores.