Este artículo se publicó hace 5 años.
Agricultores valencianosUna bacteria "fastidiosa" destruye miles de almendros y mantiene en pie de guerra a agricultores valencianos
El avance de la 'xylella fastidiosa' en tres comarcas alicantinas sigue imparable. Organizaciones agrícolas piden acabar con la destrucción de los árboles sanos y demandan un plan de contención como el concedido por la Comisión Europea a las Illes Balears y Córcega.
Héctor Serra
València-
Este verano se cumplen dos años de la irrupción en los campos valencianos de la xylella fastidiosa, la bacteria que está arrasando los almendros de las comarcas de La Marina Alta, La Marina Baixa y El Comtat, en el norte de la demarcación de Alicante. Dos años en los que, a pesar de las medidas adoptadas por las administraciones valencianas, no se ha podido evitar que la plaga gane terreno. 73 municipios ya se encuentran bajo supervisión y la superficie infectada no ha dejado de extenderse en estos tres focos comarcales. Según el último análisis de situación elaborado por la Dirección General de Agricultura autonómica, en marzo se confirmaron 926 nuevos positivos, lo que supone que la zona en riesgo de afectación se ha ampliado, pasando de las 100.003 a las 134.581 hectáreas.
Los agricultores afectados por esta plaga mortífera continúan protagonizando sonadas protestas ante el plan de contingencia puesto en marcha por la Generalitat desde la detección del primer brote en junio de 2017 en una parcela de El Castell de Guadalest. Un plan basado en la erradicación que consiste en la eliminación de todo el material vegetal sensible, infectado o no, en un radio de 100 metros alrededor de los positivos. Organizaciones agrarias como ASAJA o la plataforma de afectados AXFA denuncian que este protocolo ha derivado en la trituración de cerca de 38.000 ejemplares de almendros, lo que califican de desastre económico y medioambiental. Es por ello que reclaman un plan de contención más conservador, que intervenga tan solo sobre los árboles infectados mientras se controlan los alrededores. Con la contención de la enfermedad, aseguran, se minimizarán los daños sobre las parcelas.
ASAJA o AXFA denuncian que este protocolo ha derivado en la trituración de cerca de 38.000 ejemplares de almendros
Sin embargo, no todas las voces del campo se muestran partidarias al cambio de protocolo. Desde la organización profesional agraria La Unió, lamentan que el debate creado sobre el método de actuación está desviando la atención sobre uno de los problemas agrícolas más importantes de nuestras fechas. "El problema se llama xylella. A los almendros los está matando esta enfermedad, no la erradicación ni la contención", asegura Ferran Gregori, responsable técnico de los servicios agrícolas de la entidad. Para este ingeniero agrícola, no hay discusión sobre el plan de contingencia ejecutado por el gobierno valenciano, el cual está respaldado sobre la ley y el dictamen de los expertos. La Unió sí ha mostrado críticas, en cambio, con las indemnizaciones a los propietarios de las fincas arrancadas. Ya en diciembre reclamó agilidad a la administración y presionó para conseguir cantidades más elevadas que debían tener en cuenta el lucro cesante.
El debate "erradicación versus contención" viene de lejos. La Generalitat Valenciana siempre ha defendido que aplica las directrices de la Unión Europea, contempladas en la decisión 2015/789 de la Comisión. No obstante, los detractores de la erradicación esgrimen que la misma Comisión Europea concedió en 2017 el permiso a las Illes Balears i Córcega para poder aplicar un protocolo de contención. En el caso de las islas, el cambio de protocolo se argumentó en base a la extensión prolongada de la bacteria, así como la condición insular, donde el mar actúa como "zona tampón" con el resto de territorios. Sea como sea, la recientemente designada consellera de Agricultura de la Generalitat Valenciana, Mireia Mollà (Compromís), afronta uno de los conflictos más enquistados que se recuerdan en el ámbito de la sanidad vegetal. En el horizonte, la tarea de reconversión de las parcelas. La Universidad Miguel Hernández de Elx se está encargando del estudio para valorar los cultivos alternativos para los campos ahora vacíos.
Compleja y variable
Los efectos de la xylella fastidiosa se conocen desde finales del siglo XIX en Estados Unidos, pero su identificación no llegó hasta el año 1978, cuando se logró aislar en cultivo puro. Precisamente, la complejidad de la bacteria en el estudio en laboratorio hace que su nombre sea revelador. En 2013 apareció un brote en el talón de la bota de Italia arrasando los olivos. Esto disparó las alarmas en Europa. Posteriormente, se localizaron positivos en diferentes escenarios: en 2015 en Francia, en 2016 en Alemania y Balears y en 2017 en el País Valenciano. En abril de 2018 se detectó un brote en un olivo en Madrid y otro brote aislado en unas plantas de vivero ornamental en Almería.
Los efectos de la xylella fastidiosa se conocen desde finales del siglo XIX en Estados Unidos, pero su identificación no llegó hasta el año 1978
Según fuentes expertas consultadas, la xylella fastidiosa tiene un espectro de huéspedes grandísimo. Se conocen más de 360 especies de plantas a las que puede afectar. En las tierras alicantinas, de hecho, si bien la plaga mortífera invade en su mayoría los cultivos de almendros, cabe destacar que la presencia de la bacteria afecta, en menor medida, otras especies como albaricoqueros o ciruelos.
La xylella también es una bacteria con mucha variabilidad genética. Existen diferencias en el genoma de las poblaciones y dispone de un mecanismo de intercambio genético que provoca la existencia de multitud de subespecies, dentro de las cuales también se encuentran una gran cantidad de grupos genéticos diferentes. La subespecie que se ha encontrado en Alicante —de momento la única— es la multiplex. ¿Como ha llegado a Europa? La hipótesis más plausible recae en la importación de plantas ornamentales. En cuanto al síntoma general, se describe como una desecación del borde de las hojas. A pesar de ello, los expertos concluyen que los síntomas son inespecíficos y se pueden confundir con los de otros tipos de estrés (hídrico, salinidad ...).
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