Entrevista a Alberto Reyero"Ayuso sabe que las muertes en las residencias la van a acompañar toda su carrera política"
El exconsejero de políticas sociales de Ayuso, que dimitió y denunció públicamente los protocolos que negaron la atención sanitaria en las residencias de Madrid, atiende a 'Público'.

Madrid-
Alberto Reyero marcó un hito en la historia política de este país: priorizó la verdad antes que el interés electoralista. Reyero era consejero de Políticas Sociales cuando estalló la pandemia y no dudó en cuestionar públicamente los protocolos de no derivación hospitalaria y la gestión de la crisis en las residencias de la Comunidad de Madrid. Él formaba parte de Ciudadanos, entonces dentro del Gobierno de coalición, y meses después dimitió. En la región murieron 7.291 personas en las residencias de mayores sin atención hospitalaria y Reyero quiso denunciar lo ocurrido.
Años después publicó un libro Morirán de forma indigna donde relata esos meses dentro del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Han pasado cinco años desde la pandemia de covid-19 y aún hoy el Partido Popular le ataca por sus críticas e incluso le acusa de mentir.

El último movimiento de Ayuso ha sido el de acusarle a usted de ser el "inventor" de la cifra de 7.291 muertos. ¿Cómo vive estos ataques?
La verdad, no le doy más importancia. El momento complicado lo viví hace cinco años y a veces hago un comentario un poco boomer, pero yo digo que ya estuve en Vietnam. Tenía precisamente esos mismos comentarios desde dentro del mismo gobierno. En ese momento no daban la cara y lo que hacían era enviarlos a los periodistas y recibir los ataques a través de determinados medios de información. Ahora realmente no le doy ninguna importancia.
¿Estos ataques le han traído consecuencias personales, políticas o profesionales?
Político no, porque ya no me dedico a la política y personal, tampoco, porque realmente no me afecta. Cuando estás fuera de la política realmente no tiene mayor importancia y te los tomas con un poco de cinismo. Realmente, coste personal no tienen.
¿Tiene en la cabeza el momento en el que decidió dimitir del Gobierno de la Comunidad de Madrid?
Hice un primer amago, de hecho lo comenté a mi entorno, después de un Consejo de Gobierno allá por el 26 de marzo. Ya había escrito los emails al consejero de Sanidad porque ya había visto esos protocolos y había dicho lo que eso podía significar. Además, les trasladé una visita que yo había hecho a una residencia en Ciempozuelos y solicité contar al menos con 50 médicos y 50 enfermeras para dar servicio a las residencias más críticas en ese momento. Recibí una respuesta fría y me ignoraron. En ese momento, empezaba a incrementar el número de fallecidos y eso sí que tenía para mí un coste personal. Cada noche, cuando me pasaban la información de los fallecidos, era un palo terrible. Detrás de cada número hay una persona, hay un proyecto de vida, hay una familia y eso a mí me resultaba doloroso.
En una entrevista reciente con ABC, el exconsejero de Sanidad Ruiz Escudero ha asegurado que usted nunca le llamó y que se estaba protegiendo a sí mismo.
Claro que había relación. Las conversaciones se las lleva el viento, pero yo dejé las cosas por escrito. Es absolutamente mentira que no habláramos.
"Dicen que hicieron todo lo posible y no es cierto, a muchos se les abandonó a su suerte"
¿De dónde saca la Comunidad de Madrid la cifra de 4.100 fallecidos y evite la de 7.291?
Tengo la mala costumbre de revisar la información y de querer entender. Cuando reviso la información del Instituto Nacional de Estadística (INE), veo que solo tienen en cuenta los fallecidos que habían pasado covid-19 y los que pensaban que tenían covid. Pero se olvidaban un apartado grande, en 'otros': en enero y febrero había como 1.000 personas, solo en marzo 1.800 y en abril 1.500. Mucha gente falleció por el covid sin test que lo identificara. Cuando buceas en la información, hay un número muy grande que da el INE donde no consta lugar de fallecimiento, lo que indica el momento de caos que se vivió.
La cifra de 7.291 sale desde las residencias, eran datos que ellos mismos nos facilitaban día a día. Además, no son las personas que murieron, son los que murieron entre el 1 de marzo y el 30 de abril en las residencias. Fueron muertes evitables, no se les dio ninguna posibilidad de salvarles, así que la cifra ahora se ha convertido en un símbolo.
Aunque fuera cierto el dato de la Comunidad de Madrid, 4.100 son muchísimas personas fallecidas como para conformarse.
No les importa el número. Dijeron que no eran 7.291 porque esa semana se emitía el documental en RTVE. Era una forma de desacreditar. Aunque fueran solo dos personas que murieron discriminadas hubiera sido grave.
Hubo un número de personas a la que se les negó la derivación hospitalaria, que no recibieron tratamiento hospitalario por cuestiones de discapacidad y de dependencia. En muchos casos eso supuso la condena a morir. Por supuesto, no todos se hubieran salvado, pero habrían tenido una oportunidad. Pero lo grave es que las personas que se quedaron en las residencias sin una atención médica tuvieron una muerte horrible, una muerte como no se la deseo a nadie, que a estas alturas de siglo no nos merecemos. Merecemos morir con cuidados paliativos, sin dolor y sin morir asfixiados.
¿Está sorprendido por la actitud de Ayuso? Ha pasado a atacar de forma muy agresiva a las familias de las residencias de mayores.
Les he conocido como oposición durante ocho años antes y sé su manera de comportarse. El comportamiento de la pandemia recoge un patrón que hemos visto en crisis pasadas y que vemos ahora con la DANA. Parece que tienen un manual. Quizás ingenuamente pensé que eso no iba a ser así. Era una oportunidad para cambiar las cosas, pero no pudo ser posible.
La Fiscalía parece que al fin ha cambiado de parecer y ha llamado a investigar algunas residencias de mayores, después de años de silencio.
Yo dije una frase que sigo manteniendo. Los protocolos no me parecían éticos y posiblemente no eran legales. Sí me sorprende la reacción de la justicia. No me sorprende tanto que algunas se hayan archivado, porque los acusados eran personas aforadas y complicaba que el proceso siguiera adelante. Era complicado imputarles por homicidio cuando el nexo causal era tan difícil de relacional al estar en pandemia. Pero sí me sorprendió la pasividad de la Fiscalía. En una de las causas en las que declaré como testigo ni siquiera se presentó el Fiscal.
La nueva causa no pone el foco en personas aforadas, sino sobre quienes gestionaron las residencias y se centran en discriminación. Habrá que ver cómo prospera, pero creo que tiene más oportunidades de hacerlo. Hasta ahora parecía que se pasaba de largo de un tema que nos cuestiona si lo hicimos bien o no.
"El Hospital de Ifema fue una estrategia de marketing. Estaban más pendientes de lo que dijeran de ellos que de salvar a nadie"
Las familias piden desde hace años verdad, justicia y reparación. ¿Cree que están consiguiéndola?
Desgraciadamente, no. Primero deberíamos considerarles víctimas porque fue una pandemia dramática, pero no ha habido reconocimiento y el Gobierno actual ha tenido un comportamiento deleznable diciendo que ya habían superado el duelo.
La primera reunión que yo tuve con las familiares fue muy tensa y complicada, pero es obligación dar la cara. Es importante y una lección aprendida: en esta vida hay que mirar a los ojos incluso a las personas que te ven como parte del problema. El gobierno actual ha querido huir de ese tipo de reunión o confrontación.
Esto siempre ha sido un tema que le ha puesto nerviosa a Isabel Díaz Ayuso. Recuerdo una entrevista en El Hormiguero en el que salió triunfal porque se sabía las canciones que le ponían, pero al hablar de por qué cerró la Comisión de Investigación se aturulló como solo ella sabe y dijo "a todos los cadáveres se les atendió bien". Es un tema que siempre le ha generado incomodidad. Lo que sí ocurre es que hasta ahora han tenido controlada toda la comunicación y de las residencias no se puede hablar en la Asamblea porque te quitan la palabra. Pensaban que el tema acabaría muriendo, pero eso les ha fallado y el documental se emitió y lo vieron cientos de miles de personas. El documental no juzga a nadie, muestra lo que ocurrió. El convencido no va a cambiar de opinión, pero el indiferente sí. Hay algo de visceralidad en su actitud, porque Ayuso sabe que las muertes en las residencias le van a acompañar toda su carrera política.
Dice que sufría mucho las cifras de fallecidos, pero al lado tenía compañeros de Gobierno que miraban en clave electoral todo.
El Hospital de Ifema fue una estrategia de marketing. Estaban más pendientes de lo que dijeran de ellos que de salvar a nadie. Ifema estuvo abierto cinco semanas y murieron 16 personas. En esas mismas fechas, en las residencias murieron 5.000 personas. En Ifema derivaban solo a quienes tenían un diagnóstico leve. ¿En qué cabeza cabe? Es una decisión política pensando en cómo impresionar al mundo entero. Todo muy vistoso mientras en la oscuridad de las residencias morían sin que les prestaran atención. Dicen que hicieron todo lo posible y no es cierto. Como dice Amnistía Internacional, a muchos se les abandonó a su suerte.
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