Así se organiza Descontrol, la primera cooperativa catalana que aplica la semana laboral de cuatro días
Los nueve trabajadores de la editorial barcelonesa han rebajado a 28 horas su trabajo sin modificar sus salarios. Una medida destinada a fomentar la conciliación y una nueva cultura productiva.
Àlex Romaguera
Barcelona-
Desde octubre pasado, los empleados de la editorial barcelonesa Descontrol realizan 28 horas de semana laboral. Así lo acordaron después de un largo debate que se precipitó ahora hace unos meses, cuando recibieron una pequeña subvención del Ministerio de Industria para aplicar esta medida.
Al concentrar el trabajo en siete horas durante cuatro días a la semana, consideran que disponen de un mayor descanso y pueden gestionar mejor sus necesidades cotidianas, sin que esto repercuta en el rendimiento de la empresa. Al contrario: lejos de disminuir la producción, han establecido un sistema rotatorio por el cual las máquinas de la rotativa, y la atención al público, se mantiene los cinco días de la semana.
Cinco años de pensamiento crítico
Descontrol Editorial i Imprenta SCCL nació en 2019, fruto de la confluencia de personas provenientes del mundo editorial, el diseño y la imprenta digital. Este equipo empezó a forjar relaciones con diferentes librerías, distribuidoras y otros sectores de la cultura independiente. No solo en Catalunya; su catálogo de ensayo y ficción ya llega a centenares de puntos de venta del Estado español.
"Nos autodefinimos como un paraguas por aquellos autores y autoras que no tienen voz en las grandes mercantilizadoras del pensamiento y la cultura", explican desde la cooperativa, convencidos de que el proyecto ha abierto una rendija para promover la "socialización de las ideas y prácticas autónomas, anarquistas y revolucionarias, profundizando en el origen y desarrollo de las luchas contemporáneas".
A pesar de la dificultad de sobrevivir en el actual mercado literario, los miembros de Descontrol nunca han querido perder los principios cooperativos que emanan de la economía social y solidaria. Toman las decisiones de forma asamblearia, elaboran los libros con materiales respetuosos con el medio ambiente, buscan iniciativas similares con quien intercooperar, a la vez que ponen en el centro las necesidades de quienes concurren en la cadena de producción.
De acuerdo con este planteamiento, la empresa radicada en la nave 85 del bloque 11 de Can Batlló, el antiguo recinto industrial de Sants convertido en un enjambre cooperativo, ha decidido compactar la actividad para rebajar la carga de trabajo de sus empleados.
Un cambio de paradigma
La reducción del trabajo no ha sido una decisión sobrevenida. "Dentro de los debates internos que hemos tenido sobre las condiciones de trabajo, siempre hemos hablado de rebajar la jornada laboral, porque somos personas que queremos hacer otras actividades", indica uno de sus responsables.
Aun así, fue determinante la convocatoria que el Ministerio de Industria abrió hace dos años para subvencionar a las empresas que aspiraban a la reducción. "Iba en línea con el imaginario del proyecto, más allá de que incorporaba una contratación, cosa que también nos interesaba para compensar la disminución de la jornada", añade.
La subvención del Ministerio se demoró más de lo previsto, cuando Descontrol ya había invertido una parte de sus recursos en renovar la maquinaria, de forma que los 25.000 euros que finalmente recibieron en octubre les ha venido bien para que la apuesta haya sido más ambiciosa de lo previsto.
"Si no hubiéramos pasado el corte y, por lo tanto, hubiéramos quedado fuera de este plan piloto, habríamos aplicado igualmente la rebaja. Pero, con este dinero, hemos reducido la jornada todavía más, puesto que de las 32 horas que nos habíamos propuesto, hemos acordado hacer 28, el equivalente a siete horas diarias durante cuatro días", comentan.
Una disminución drástica de la cual los nueve empleados se muestran muy satisfechos, porque, a través de un sistema de relevos compensatorio, no obliga la empresa a cerrar ningún día. "Una semana te toca lunes, otra el martes y así para todos y cada uno de nosotros. Lo consensuamos hacerlo de este modo para evitar que a alguien le tocara siempre lunes o viernes", explican, lo cual los permite alargar la productividad de las máquinas, que no dejan de operar los cinco días de la semana.
Hacia la eficiencia y el decrecimiento
En Descontrol, que ha pasado de cinco a nueve trabajadores, este esquema de trabajo va asociado a una manera diferente de concebir la producción y otras áreas vinculadas a la actividad editorial. Así, por ejemplo, en cuanto a la presencia en ferias o jornadas literarias, han decidido seleccionar mejor en cuáles hay que estar presentes, y en caso de no poder asistir, buscar a colectivos locales dispuestos a exhibir sus libros. "Al final, se trata de hacer menos, pero hacerlo mejor", comenta uno de los empleados.
"No queremos seguir la dinámica del mercado capitalista"
También, en cuanto a la producción de libros, acordaron ya hace tiempo editar un número inferior a los que sacaban cuando constituyeron la empresa, hasta el extremo de que han pasado de los 25 títulos en 2021 a una media de 12 a 15. "Seguramente podríamos editar más, pero no queremos seguir la dinámica del mercado capitalista, basado en un sistema de arrastre que consiste en lanzar muchos con la esperanza que uno te cubra el resto". Frente a esta lógica, su receta va en la dirección contraria: "No queremos tirar los recursos, sino cuidar cada obra y que todas tengan un sentido".
Abrumados por la expectación que ha generado su última medida, Descontrol emprende una nueva etapa en la que el objetivo es demostrar, cuando hagan el balance de aquí a un par de años, que la rebaja de la semana laboral ha sido beneficiosa en todos los sentidos. Y más en su caso, que a diferencia de otras empresas, cuentan con la ventaja de tener una imprenta propia. "Sabemos que es más fácil invertir en maquinaria que no en contratar nuevo personal u otros aspectos, lo cual nos facilita tener un mayor nivel de eficiencia", comentan.
El tiempo dirá, sin embargo, si esta apuesta que los movimientos sociales vienen reivindicando como puntal de la lógica decrecentista, resulta óptima y satisfactoria. De momento, todo indica que la editorial de Sants la tiene bajo control; no solo a efectos de que sea sostenible en el tiempo; también para que sea inspiradora por otras muchas cooperativas o empresas partidarias de trabajar menos para trabajar mejor.
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