Este artículo se publicó hace 6 años.
Apple amenaza a sus posibles filtradores y afirma que 12 fueron arrestados en 2017
Los filtradores (‘whistleblowers’) lo tienen cada vez más difícil en las grandes corporaciones. Especialmente si éstas son tan opacas como la compañía de la manzana, quien ha anunciado que redobla su vigilancia para evitar la salida no controlada de información.
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Cada presentación de Apple es un espectáculo global. No sólo cuando lanza alguno de sus productos, sino cuando, días antes, se disparan las especulaciones en lo que ya se ha convertido en una tradición. Pese al hermetismo de la compañía, las filtraciones han sido numerosas. Casi inevitables. Pero en un memorando interno, la compañía plantea posibles acciones legales –incluso criminales- contra los empleados que ‘se vayan de la lengua’ en lo que respecta a planes de futuro o nuevos productos.
Tal y como informaba hace unos días Bloomberg, el documento interno, paradójicamente filtrado, es “uno de los movimientos más agresivos de la mayor compañía de tecnología del mundo para controlar la información sobre sus actividades”.
Se trata de un post en un blog interno, en el que Apple informa a sus trabajadores de que el año pasado "atrapó a 29 filtradores", 12 de los cuales llegaron a ser arrestados. Algunos casos son tan chocantes como el del ingeniero de la compañía despedido porque su propia hija mostraba en sus propias manos el iPhone X antes de su lanzamiento. "Esas personas no solo pierden sus trabajos, sino que también pueden enfrentar dificultades extremas para encontrar empleo en otro lugar", sugiere la compañía.
El control de la información es clave en las principales compañías tecnológicas, y ninguna se salva. Google y Facebook, por poner dos ejemplos, suelen ejercer un control estricto de sus comunicaciones externas y algunas veces localizan y actúan sobre los propios filtradores.
"El empleado tiene todo que perder"
Así, la compañía de la manzana alerta a sus empleados de que ellos a veces “son blanco de la prensa, analistas y blogueros que se hacen amigos de las redes profesionales y sociales como LinkedIn, Twitter y Facebook y comienzan a buscar información”. “Si bien puede parecer halagador que te aborden, es importante recordar lo que te estás jugando”, prosigue el texto, y añade: “El éxito de estos extraños se mide al obtener de ti los secretos de Apple y hacerlos públicos”.
Consciente de la repercusión de cualquier información sobre la mayor tecnológica del planeta, texto remarca que “una primicia sobre un producto inédito de Apple inédito puede generar tráfico masivo para una publicación y beneficiar financieramente al bloguero o al periodista que la obtuvo, pero el empleado de Apple que filtra información tiene todo que perder”.
Existe una creciente concienciación acerca de la necesidad de protección a los filtradores de información, concretamente cuando desvelan datos sobre situaciones denunciables o claramente perjudiciales para la sociedad. Organizaciones, medios y activistas consideran esencial la actividad de estas personas para conocer realmente lo que sucede tras la opacidad corporativa o gubernamental.
Son muchos los ejemplos de filtradores cuya desprotección ha sido manifiesta, pese a destapar escándalos que han proporcionado a la opinión pública elementos cruciales de decisión. Tales son los casos de Hervé Falciani y su lista de clientes adinerados con cuentas en el HSBC en Suiza, Antoine Deltour, ex trabajador del despacho PrizeWaterhouseCoopers y autor de la filtración que destapó el escándalo de LuxLeaks, o Ana Garrido, en España, quien destapó uno de los principales hilos del conocido caso Gürtel. Julian Assange, Edward Snowden o Chelsea Manning también han sufrido represalias debido a la desprotección de su actividad.
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