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Ángel, doctorado 'cum laude' a los 79 años: "Yo sé que estoy con el pie puesto en el estribo, pero quiero servir de estímulo"
Aprovechó su jubilación para obtener su título de máster y doctorado en solo tres años y anima a las personas mayores a no perder la pasión por el "infinito de cosas que quedan por descubrir mientras haya vida".
Madrid-
Pese a su jubilación, Ángel Martínez Samperio intenta mantenerse ocupado: "No debo parar", dice. A sus 79 años continúa escribiendo, asistiendo a congresos y cultivando su colección de libros. Hace unos meses completó una de las tareas pendientes en su vida: se ha doctorado cum laude en ética civil por el Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense. En tan solo tres años, todo un logro, y más a su edad.
Cuando uno piensa en llegar a la edad de Ángel, se imagina con una sensación de que está todo hecho en la vida. Lo que queda es sentarse a esperar. Pero el jubilado es el ejemplo de que nunca es tarde para cumplir las metas y que la mayoría de personas mayores buscan sentirse útiles. Que los años no les quitan las ganas de vivir y que sin ese manto de sobreprotección al que los sometemos los jóvenes en muchos casos, se pueden ver más logros como el de Ángel.
Su tardío doctorado ha sido una parte más de su inusual vida estudiantil. A los 14 años comenzó a trabajar como tornero fresador, luego entró en el seminario para realizar un graduado en Teología, pero tres meses antes de terminar le llamaron como copastor en el barrio chino de Barcelona y entró a trabajar como vendedor en la empresa de máquinas de escribir Hispano Olivetti. Por ello, se considera "interdisciplinar" y capaz de moverse en "distintos ambientes". Tras volver a Madrid pudo finalizar su licenciatura y continuar con su oficio de pastor evangélico bautista. No sería hasta muchos años después cuando podría volver a retomar sus estudios.
Temas como la sociología, filosofía, teología o psicología forman parte de su biblioteca, que donará a la Facultad cuando muera
Hasta los años 90, continuó con su oficio de pastor. Durante ese tiempo abrió una iglesia en Pinto de la que se ocupó hasta que se unió al Ateneo de Madrid donde pudo cultivar su gran pasión: los libros. Ángel considera que posee una "biblioteca selecta" con "cerca de 15.000 libros", estima, aunque dice que no los ha contado. Temas como la sociología, filosofía, teología o psicología forman parte de su biblioteca, que donará a la Facultad cuando muera.
Cuando la vida laboral se lo permitió, pudo retomar los estudios que dejó pendientes muchos años atrás. Completó el Máster en la Universidad Complutense en tan solo un año y presentó su tesis doctoral de 800 páginas en dos. Considera que el confinamiento le vino "muy bien" y que ha podido concluir "gracias al apoyo" de su mujer y sus hijos. Tras superar esta etapa se siente "inmensamente realizado".
"Cuando me llegue la hora, que me coja con la estilográfica en la mano"
A punto de llegar a su octava década de vida, debilitado por una fibrilación cardíaca, la hipertensión y la diabetes, Ángel, autodenominado un "obrero del pensamiento", no piensa detenerse: "Cuando me llegue la hora, que me coja con la estilográfica en la mano". Está escribiendo su decimosexto libro y continúa formándose como "una manera de alargar el día".
Aunque considera que la ética civil es un tema "de mucha actualidad", Ángel cree que su doctorado "no tiene una intención práctica" a su edad, pero puede servir como ejemplo para otros jubilados: "Yo sé que estoy con el pie puesto en el estribo, pero quiero servir de estímulo", cuenta. Aconseja a sus coetáneos que no pierdan la pasión por el "infinito de cosas que quedan por descubrir mientras haya vida".
"Ruego a los jóvenes que no se dejen seducir por los señuelos y falsificadores de la realidad"
También alude a la juventud: "Ruego a los jóvenes que no se dejen seducir por los señuelos y falsificadores de la realidad, que traten de realizarse a sí mismos en el conocimiento, la identidad y la dignidad sin traicionar a quienes son en el proceso de crecer".
Ángel continuará nutriendo su biblioteca, haciendo "alguna cosilla en la universidad" y escribiendo. A pesar de que "los años pesan", no considera que quiten "las ganas de vivir" porque "pueden ser llevados cuando se tiene pasión por la vida".
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