Este artículo se publicó hace 5 años.
La agricultura mundial caerá un 30% en 2050 si no se toman medidas en un año para frenar el calentamiento global
Los expertos ponen un cronómetro de 15 meses para implementar acciones que mitiguen los efectos del cambio climático si no se quieren sufrir los peores efectos del nuevo clima que ya está llegando.
Madrid-
Los expertos son cada vez más serios. Los próximos 15 meses son “críticos” para frenar los efectos más devastadores del calentamiento global. Es una de las conclusiones del informe presentado la pasada semana por el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el exsecretario general de la ONU y copresidente de la Comisión Mundial de Adaptación al Cambio Climático, Ban Ki Moon.
Esta organización, creada por petición de 20 países de la ONU, ha elaborado un informe con las participación de cien expertos, en que da algunas claves de lo que las diferentes sociedades deben empezar a hacer si no quieren sufrir sin paliativos los embates de un clima que, como se está viendo esta semana en el levante español, cada vez es más virulento en sus fenómenos.
Entre las consecuencias de la fiebre mundial por los combustibles fósiles, responsables del dióxido de carbono que calienta La Tierra a velocidades nunca vistas en la Historia, no está sólo el aumento del nivel mar. La producción agrícola mundial se reducirá un 30% en 2050 si no se empieza ya a tomar medidas, lo que provocaría hambrunas y conflictos por los alimentos.
De la misma manera, la cantidad de personas que no disponga de agua potable podría rebasar los 5.000 millones, un 28% más. el número de personas afectadas por falta de agua alcanzando los 5.000 millones a mediados de este siglo. "Los más afectados son los millones de pequeños agricultores y sus familias, que luchan contra la pobreza y el hambre debido a los bajos rendimientos de los cultivos causados por los cambios extremos de temperatura y lluvia”, sostuvo Gates.
Los autores del informe recomiendan, entre otras cosas, proteger las costas aunque la crecida del nivel del mar, poner en marcha un sistema de alertas para tormentas y cultivar especies más resistentes a las sequías que vienen.
Son dramas muy concretos y escalofriantes y medidas bastante simples, aunque también pueden medirse en dinero, que es el único factor que empuja a muchos a tomar medidas. La subida de las aguas saladas del mundo supondrá un impacto de un billón de dólares cada año, sostienen.
Según el documento, una inversión de 1,8 billones de dólares entre 2020 y 2030 supondría unos beneficios netos de 7,1 billones de dólares tanto por los daños evitados como por las "ganancias económicas vinculadas a la innovación" y "las mejoras sociales y medioambientales adicionales".
Dinero y medidas para adaptarse a los nuevos tiempos que el desarrollo sin cortapisas ha desencadenado y que sufrirán, como siempre, los que menos tienen. 880 millones de habitantes del planeta será "muy vulnerables" si no se reacciona mañana mismo.
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