Este artículo se publicó hace 6 años.
EntrevistaYolanda Díaz: "Vivimos en un mundo salvaje con relaciones laborales del Siglo XIX"
La diputada gallega del grupo confederal Unidos Podemos - En Comú Podem - En Marea ha sido en esta legislatura en una de las voces más críticas con el sistema productivo y laboral actual.
Beatriz Asuar Gallego
Madrid--Actualizado a
Yolanda Díaz es diputada de En Marea por La Coruña en el Congreso. Desde el grupo confederal Unidos Podemos - En Comú Podem - En Marea ha trabajado en defensa de las pensiones públicas y por una reforma del modelo productivo y laboral. También ha liderado Propuestas de Ley, siendo una de ellas una de las últimas iniciativas presentadas desde su grupo que combate la precariedad recuperarando el contrato único.
Con su trayectoria, se ha convertido en una de las voces más críticas con el sistema actual y defiende avanzar hacia un modelo que esté garantizado por los recursos públicos, que combata las desigualdades existentes y que defienda a los trabajadores.
Estamos en plena época estival en la que baja el paro a base de trabajos temporales. Un ciclo que ya está más que asentado. ¿Cómo está afectando a nuestro mercado laboral?
Estamos en una senda diabólica. Es la característica central de nuestro país que está precarizando el empleo: donde antes había un puesto de trabajo digno, ahora (con suerte) tenemos dos puestos de trabajos y con muy malas condiciones. Los trabajos estivales y temporales están vinculados a tres sectores: al turismo, cuyos datos de explotación son absolutamente escandalosos, a los trabajos temporeros como el mundo de la agricultura, en el que trabajan en condiciones propias de la esclavitud, y al sector vinculado al comercio.
"Hoy, acceder a un puesto de trabajo ya no quiere decir que puedas acceder a la ciudadanía"
Cualquiera de estos paradigmas tienen que ver con unos niveles de precariedad y explotación que son insoportables en el Siglo XXI. En la ley contra la precariedad que hemos presentado en nuestro grupo ya indicamos que hay que actuar de forma específica sobre estos colectivos porque son el paradigma de la explotación. Y hay que cambiar la normativa que lo permite: las dos reformas laborales, tanto la del PSOE como la del PP. Son las causantes de la permisividad de la precariedad porque han roto lo que se conoce como la relación laboral tuitiva, que partía de la premisa de que hay una desigualdad entre el empleador y el trabajador. Ahora, los empleadores tienen libertad para decidir sobre las condiciones de trabajo, la jornada, pueden despedir cómo quieran, modificar lo acordado... Es un mundo realmente salvaje, con relaciones laborales propias del Siglo XIX y tenemos que caminar hacia modelos del Siglo XXI.
Como dice el profesor Boaventura de Sousa Santos, antes acedías al trabajo y de alguna forma acedías a la ciudadanía. Hoy, aceder a un puesto de trabajo no quiere decir que acedas a la ciudadanía. Una nueva categoría social que tiene que ver con condiciones de absoluta esclavitud. Es inexplicable que en un país en el que la economía está creciendo a un ritmo muy potente, no se distribuya en favor de la mayoría social. Están consumando un modelo que nos perpetua en la desigualdad, y no hay ninguna razón para ello.
¿El Gobierno socialista derogará las reformas laborales?
Hasta el día de hoy, lo que nos han dicho que no. La ministra dice que no hay números para esto. Pero, como yo misma le he demostrado con certificado del Congreso, el propio partido del PSOE cuando estaba en la oposición llevó a pleno la petición de derogar la reforma laboral y de forma absolutamente mayoritaria ganamos la votación. Por tanto, esto que están diciendo es absolutamente falso, lo que tienen que decir es si tienen voluntad o no.
Nosotros también pedimos derogar la reforma del PSOE, pero cuanto menos, derogar la del PP. Que no se haga es algo que nos preocupa: no van a derogar la reforma laboral, no van afrontar la financiación autonómica, no van a derogar la LOMCE… y esto es muy preocupante. Estamos ante un nuevo tiempo político. Nos hemos quitado la losa del PP y la corrupción. Nuestro país ahora tiene sed de un nuevo tiempo en el que se afronten los cambios reales que se necesitan. Cambios con una mirada larga y profunda con los que enfrentar la desigualdad existente. Si el PSOE no lo hace, va a ser un gobierno absolutamente neutralizado. Y es que no pedimos grandes cosas: cuando la economía crece a toda velocidad, toca distribuir la riqueza para que llegue a la gente, a las familias y a los hogares que siguen sufriendo muchísimo y que son víctimas de una crisis que no han causado.
Más allá de derogar la reforma laboral, desde el grupo confederal de Unidos Podemos - En Comú Podem - En Marea, habéis reclamado en varias ocasiones que hay que reformar el modelo productivo y laboral, ¿en qué dirección?
El cambio del modelo productivo es transversal. Lo primero, es revertir una política basada en que la mejor política industrial es la que no existe, como dijo el exministro. Nosotras creemos es un modelo industrial que tiene que estar definido, planificado y hacia el que hay que dirigir recursos públicos. Nuestro país tiene sectores industriales muy fuertes: textil, alimentación, productos elaborados del mar… sectores punteros en Europa y en el mundo pero que están trabajando en condiciones de producción y de trabajo propias del Siglo XIX. No hay investigación ni innovación.
"Hay que rediseñar los sectores en los que somos punteros, avanzando de cara
a la soberanía tecnológica"
Hay que hacer una inversión desde las administraciones públicas para rediseñar estos sectores. Sobre todo, caminando hacia un modelo de alto valor añadido y en el que avancemos de cara a la soberanía tecnológica. Lo que no puede ser es un modelo industrial en el que dependamos de la tecnología de Alemania, Francia, etc. Nosotras lo que queremos es ascender en la pirámide y producir cosas que generen el valor añadido y hagan que otros países dependan de nosotros para esta tecnología.
También necesitamos un nuevo modelo de relaciones laborales, que tenga una perspectiva de la protección social. No es decente que hayamos perdido 25 puntos de protección social. Está creciendo la economía, por lo que hay que dar protección a los más débiles: en este caso a quienes están sin empleo. E ir redifiniendo otro campo de protección social hacia las rentas básicas y otras medidas. Esto, junto con la agenda digital, y la creación del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación, nos tiene que colocar en la vanguardia. Pero tiene que estar planificado y dirigido con recursos públicos. Sólo desde el ámbito privado no se puede, porque el riesgo y ventura no lo permite. Tenemos que tener recursos públicos y, a través de prueba-error, investigar en productos que unos verán la luz y otros no. Hay que revertir estos años de no interceder desde lo público y combatir esta afirmación de que la mejor política industrial es la que no existe.
En este constante cambio que estamos viviendo a nivel tecnológico, hay muchos trabajos que están desapareciendo, ¿cómo se puede afrontar este cambio?
Hay que hacer transiciones socialmente justas. Por ejemplo, en la enorme crisis del sector naval que vivimos desde los años 80, no se ha hecho ninguna reconversión sobre un sector que es estratégico y puntero para el país. Producimos tecnología, pero no existe una reconversión. En las zonas afectadas, hay que optar por otras áreas de trabajo que son múltiples, para decrecer en actividades que son altamente contaminantes y que no tienen sentido en el Siglo XXI, pero crecer en otros sectores como el medio ambiente, bienestar social o de los cuidados. Es necesario contar con este efecto balance. Pero para esto necesitamos recursos públicos que garanticen que las zonas afectadas tienen un proyecto con el que puedan vivir con dignidad.
Pero en los PGE siempre se hacen los mismos programas: ayudas a la reindustrialización, que son ayudas fallidas y que suponen muchos recursos públicos, pero sin una evaluación de esos programas, ni un seguimiento. Hay que tener un poco de cariño, imaginación y tomarse en serio los recursos públicos, lo que supone trabajar desde el Ministerio de Industria, codo a codo con el Ministerio de Trabajo, para diseñar nuevas estrategias y evaluar los resultados de esas políticas. Y corregir. Hay actividades en las que tenemos que decrecer, pero hay otros nichos de trabajos o de actividades económicas en las que tenemos que crecer.
Ha mencionado el sector de los cuidados ¿cómo se debería incluir en el mercado laboral?
Incluir los cuidados supone aplicar una economía feminista. Somos las mujeres las que afrontamos de manera casi mayoritaria los cuidados, tanto de nuestros hijos como de nuestros mayores. Esto afecta prácticamente a todas las mujeres.
Por un lado, deberíamos tener leyes que permitan la corresponsabilidad en el trabajo, que no las políticas de conciliación que están fallidas. Hay que mejorar y planificar, y nosotras aquí vamos a presentar en breve un trabajo en esta materia.
"El estado tiene que favorecer la profesionalización de los cuidados para permitir que las mujeres puedan decidir"
Pero también hay que profesionalizar el mundo de los cuidados. Más allá de las opciones personales, que las hay que respetar, lo que es una evidencia es que una mujer no puede o puede con enorme dificultades, enfermándose, hacerse cargo de una persona dependiente. Además, no tienen las camas adecuadas, o son personas que no tienen herramientas suficientes como grúas para levantar a las personas dependientes. La salida es que el estado favorezca la profesionalización de los cuidados para permitir que, sobre todo las mujeres, podamos decidir lo que queremos hacer, y que las personas mayores afronten estas etapas de sus vidas con el trato y la dignidad que se merecen. Y si se necesita, que sea en centros adecuados.
Esto es, además, una política generadora de riqueza porque sólo lo que tiene que ver con los centros y los nuevos puestos de trabajo que se creen, ya se genera dinamismo económico. Pero insisto en que hay que actuar de forma transversal: con nuevas políticas que avancen de cara a la corresponsabilidad. Ya hemos aprobado la toma en consideración de los permisos iguales e intransferibles, pero ahora hay que avanzar en materia laboral. Además de otra herramienta que es imprescindible, la red de escuelas públicas infantiles de cero a tres años, junto con la red de cuidados de las personas que tienen algún tipo de dependencia.
Otra reivindicación de su grupo es que las más pobres siempre son las mujeres y las personas migrantes, ¿cómo se puede hacer para revertir este modelo?
Es una pescadilla que se come la cola. Son las invisibles y las más pobres. Las nadie, como diría Eduardo Galeano. Tenemos una tarea pendiente que es profesionalizar a las denominadas trabajadoras del hogar. Ahora tenemos un régimen especial que ha sufrido un recorte del PP en los últimos presupuestos, retrasando la integración de las mujeres trabajadoras del hogar en el régimen general. Pero, además, hay que abordar el trabajo en el hogar en un sentido de profesionalización absoluta.
"Tenemos que tomarnos en serio el trabajo en el hogar y acabar con los tabús que le rodean"
Los argumentos que se dan hasta ahora de que no es un centro de trabajo productivo, no lo comparto en absoluto. Hay modelos muy exitosos, como el francés, en el que las trabajadoras del hogar están contratadas por los ayuntamientos o instituciones públicas con condiciones dignas y en los que hay un seguimiento para que no haya explotación. Es hora de que nos tomemos en serio estas relaciones de trabajo y acabar de una vez por todas con el tabú de que las inspecciones de trabajo no pueden entrar en el hogar porque es una vivienda. Para dar condiciones de vida dignas a las mujeres hay que ayudarles en lo inmediato con el régimen de seguridad social y garantizarles el acceso a la prestación de desempleo. Son oficialmente seiscientas veinte mil este año. Las administraciones pueden establecer dinámicas dirigidas a la creación del empleo. Aquí tenemos un sector fuerte en el que las mujeres pueden ser protagonistas.
Además, hay que tener en cuenta los tres sectores más vulnerables: las mujeres, los jóvenes y los parados de larga duración. Un gobierno tiene que decir que estos son sus objetivos, son prioritarios y hay que actuar aquí. Sobre todo sobre las nadie, mujeres a las que están precarizando, explotando y que tienen unas relaciones laborales sin derechos.
Con la migración y el trabajo también está abierta la polémica. Muchos critican que las personas migrantes quitan el trabajo.
Ese discurso es falso. Somos un país muy envejecido y lo que nos puede salvar, como ya ha ocurrido en otros momentos, es la migración. Este país necesita cambiar la legislación que existe sobre la ley de migración y los reglamentos. Hay que cumplir la normativa internacional.
Necesitamos de las personas migrantes, y las necesitamos en condiciones dignas. Ese es un relato xenófobo, y que no tiene base material, solo es pura ideología. Todos los seres humanos somos iguales y tenemos que tener los mismos derechos. A mi me gustaría que España sea como un faro en el que podamos acoger a las personas que están sufriendo las consecuencias de guerras atroces y condiciones que no son tolerables, causadas ademas por países muy poderosos. Son una brutalidad estos planteamientos que nos colocan, no sólo en épocas oscuras, sino en épocas en las que ni siquiera deberíamos plantearnos que puedan existir. Por lo tanto, pido cautela a esos discursos xenófobos que nos colocan en lo peor de la historia de Europa y del mundo. Se necesita un planteamiento de integración. A cualquier ser humano, provenga de donde provenga, hay que garantizar los derechos fundamentales. No se restringen por frontera.
¿Cómo han afectado las reformas laborales a las luchas sindicales?
La última reforma del PP ha dinamitado una herramienta fundamental para los trabajadores como es la negociación colectiva. Por esto, también es imprescindible derogar la reforma laboral, porque hay que resituar el poder que tienen los trabajadores sobre sus jefes, una herramienta crucial de fuerza, dinamitada por razones puramente ideológicas. El PP sabe que existe la conflictividad entre clases, por eso la quiso romper.
"Lo único que falta es que nos pongan unos grilletes, porque estamos trabajando con salarios con los que somos pobres"
Hay una enorme conflictividad, y hay batallas que se están ganando en sectores que nadie se pensaba que se pudieran lograr, como en el textil o en las nuevas formas de trabajo como Deliveroo, Uber o Cabify. En las condiciones actuales, lo único que falta es que nos pongan unos grilletes, porque estamos trabajando con salarios en los que ya no somos ni mileuristas, en las que los asalariados son pobres... Y las batallas que ganamos dan una esperanza. Necesitamos estas luchas y sindicatos fuertes y combativos.
Tenemos una patronal que es propia de varios siglos atrás, y sería bueno que nuestro país contará con una patronal democrática, propia del siglo XXI, que tuviera en cuenta que tiene que haber relaciones de trabajo y condiciones dignas. Es una estrategia de dominación, porque saben que hay muchísima gente en el paro, pero esto tenemos que romperlo como siempre hemos hecho. Y se está demostrando con que las batallas que se están dando: cuando estamos juntos y unidos, ganamos. Hay riqueza suficiente para trabajar en condiciones dignas. El día a día de las empresas, es un campo de batalla que está abierto a la esperanza y yo hago un llamamiento para que nos sigamos organizando: si luchamos juntos vamos a ganar seguro.
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