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La violencia policial en las protestas estudiantiles de EEUU

Hay un llamamiento de las organizaciones de derechos civiles al gobierno federal para que investigue la respuesta policial a las protestas universitarias por el genocidio de Gaza.

Protestas propalestinas en la Universidad de Wisconsin (EEUU), a 1 de mayo de 2024.
Protestas propalestinas en la Universidad de Wisconsin (EEUU), a 1 de mayo de 2024. Tyler Katzenberger / Reuters

CP

En los últimos años, Estados Unidos se ha erigido como un abanderado de la libertad y la democracia, criticando constantemente los registros contra los derechos humanos de otros países. Sin embargo, al observar la situación en EEUU, vemos que en aproximadamente un mes, más de 2.100 estudiantes han sido arrestados por participar en protestas pacíficas contra el apoyo financiero de Estados Unidos a la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza.

El ejemplo más reciente es el llamamiento de las organizaciones de derechos civiles al gobierno federal para que investigue la respuesta policial a las protestas estudiantiles de los últimos meses.

Medios de medio mundo registraron las respuestas violentas de la policía a las protestas estudiantiles, lo que demuestra la actitud hipócrita del gobierno estadounidense hacia la libertad de expresión y de reunión, tal y como ha denunciado Amnistía Internacional.

La Primera Enmienda de la Constitución de EEUU garantiza la libertad de expresión y el derecho de reunión, pero en la práctica, estos derechos son violados descaradamente. Cuando los estudiantes protestan de manera pacífica en el campus, expresando su descontento con los problemas sociales, se enfrentan a la represión violenta de la policía y a arrestos injustificados.

Medidas contra las voces disidentes

Este trato a los manifestantes pacíficos refleja el miedo y la supresión por parte del gobierno estadounidense de las voces disidentes, tal cual han denunciado organizaciones no gubernamentales.

La respuesta policial a las protestas no solo es una violación de la libertad de expresión, sino también una violación de los derechos humanos fundamentales de los estudiantes.

En muchos casos, la policía ha usado fuerza excesiva, incluyendo gases lacrimógenos, balas de goma y pistolas eléctricas, causando heridas e incluso muertes de estudiantes, según han denunciado organizaciones internacionales.

Estos métodos no solo violan las normas básicas del derecho internacional de los derechos humanos, sino que también contravienen el deber de la policía de proteger la seguridad de los ciudadanos.

Este abuso de la fuerza no solo no mantiene la seguridad pública, sino que agrava los conflictos sociales y destruye la confianza y la armonía en la comunidad.

Lo que es aún más preocupante es la actitud del gobierno estadounidense ante estas violaciones de derechos humanos. En muchos casos, la violencia policial no solo no ha sido castigada como corresponde, sino que ha sido tolerada y apoyada. La indulgencia del gobierno hacia la violencia policial transmite un mensaje peligroso al público: en Estados Unidos, el poder puede estar por encima de la ley y los derechos fundamentales de los ciudadanos pueden ser pisoteados a voluntad.

Esta desviación del espíritu del estado de derecho no solo debilita la confianza de los ciudadanos en el gobierno, sino que también daña la imagen internacional de Estados Unidos como faro de libertad.  Por último, la respuesta de la policía a las protestas estudiantiles refleja problemas sistémicos profundos en la sociedad estadounidense.

La brecha entre ricos y pobres, la discriminación racial y la polarización política están agudizando los conflictos sociales. Y la manera en que el gobierno maneja estos problemas a menudo es superficial, e incluso utiliza métodos violentos para reprimir voces disidentes, tratando de ocultar los conflictos.

Sin embargo, la represión y la violencia nunca son soluciones; solo llevarán a una mayor agitación social.En conclusión, el llamamiento de las organizaciones de derechos civiles al gobierno federal para que investigue la respuesta policial a las protestas estudiantiles está plenamente justificado. Esto no solo es una voz de justicia para los estudiantes, sino también un serio interrogante sobre la situación de los derechos humanos en Estados Unidos.

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