Este artículo se publicó hace 6 años.
Corrupción policialVillarejo repartía el 10 por ciento por cada cliente que le traían otros policías corruptos
Las conversaciones intervenidas al comisario jubilado –a las que ha accedido 'Público' en exclusiva– destapan un negocio millonario del que eran partícipes otros policías corruptos, como el inspector jefe Manuel Guillén, con quien se repartía beneficios.
Patricia López / Carlos Enrique Bayo
Madrid--Actualizado a
Hablan como dos viejos compañeros de andanzas, aunque éstas no se relacionen con el ámbito laboral que se presupone a un agente de la ley. Son policías, pero hacen memoria del dinero que el comisario José Manuel Villarejo le da cada vez que el inspector jefe de Tráfico Manuel Guillén le ha llevado un cliente, el 10 por ciento de cada pago.
Aunque Guillén no está muy conforme. "Las cosas no son así," le dice a su colega Villarejo. Después quedan para verse al lunes 23 de octubre de 2017 para llevarle "los papeles" y cerrar el nuevo asunto por el que el inspector ha recurrido a los servicios extraoficiales del comisario, la recuperación de 140.000 euros y una pistola "de ETA".
La conversación fue grabada el pasado 20 de octubre y quince días después el comisario Villarejo estaba detenido en el marco de la Operación Tándem y enviado a la prisión de Estremera, de la que salió el pasado viernes para ir al hospital por una afección cardíaca. Aún no ha vuelto a la cárcel, porque sigue ingresado. "Lo que resulta curioso –apuntan fuentes de la investigación– es lo suelto que habla de sus negocios y de sus amigos, a pesar de la obsesión que siempre ha tenido de que el Centro Nacional de Inteligencia le espía".
Y es que Villarejo no deja títere con cabeza. Por ejemplo, sobre su amigo y presunto cliente y mediador, Francisco Granados, le comenta al inspector jefe Guillén: "Fíjate lo que ha pasado; fíjate lo que ha pasado con el tonto de Granados, que su colega Marjaliza, que era su tronco, le dijo un día: si hay algún día un problema tengo un kilo en el altillo de mis suegros... tal. Y el hijo de puta cuando negocia lo primero que hace es delatarlo, y por eso le han buscado al ruina. O sea que... ¡hay que tener cuidado con los troncos, macho! Ni amigos ni pollas, no se lo digas a nadie".
"Mi hija lleva el hotelito y mi hijo trabaja conmigo"
Villarejo no siguió su propio consejo y acto seguido pasó a relatarle su vida, la de sus hijos y sus negocios, a su colega, cliente y proveedor, según las nuevas diligencias abiertas al margen de Tándem y por las que fue también detenido el inspector jefe Guillén.
De esta manera, la investigación ha confirmado algunos de los datos aportados hace ya tiempo por las investigaciones de Público. Por ejemplo, las relacionadas con el hotel Don Pepe, en Punta del Este (Uruguay), que ha llevado su hija después de que el padre le animara a dejar el trabajo que hacía en Suiza. Aunque ahora han cambiado el nombre, todavía puede verse una entrevista que hicieron a Laura Villarejo en el programa de CanalSur, Andaluces por el mundo.
El vídeo todavía cuelga de la página web de una de las empresas del amplio entramado del comisario jubilado, Cenyt Mercosur, una de las sociedades con las que opera en Latinoamérica y lleva directamente a la matriz de su emporio: el Club Exclusivo de Negocios y Transacciones (CENYT), investigado en estos momentos por blanqueo de capitales. Se estima que ha podido meter en España de manera irregular alrededor de 20 millones de euros, desde Uruguay a Estepona (Málaga) donde también tiene negocio a través de Cenyt Salud y una gran clientela, como por ejemplo José Hidalgo de Halcón Viajes.
Según le cuenta Villarejo a Guillen, "tenían un hotelito pequeño en Punta del Este, en Uruguay, y que su hija es la que llevaba la dirección y su hijo trabaja con él y que el otro se hizo informático y su dedica a los ambientadores". El mayor de sus hijos, el que "trabaja con él", fue detenido junto a su padre en la Operación Tándem y también se vio involucrado en el caso Emperador, después de que el comisario Carlos Salamanca le recomendara sus servicios a uno de los lugartenientes de la mafia china de Gao Ping. Salamanca fue detenido junto con Villarejo y su hijo el pasado noviembre y enviado también a prisión, de donde salió hace un mes acusado de organización criminal, cohecho, blanqueo de capitales y un delito contra los trabajadores extranjeros.
Colombia, la doctora Pinto y los políticos en apuros
Antes de acabar la conversación, los dos "troncos" se ponen al día de como van los asuntos de ambos policías jubilados. Manuel Guillén se compró un chalé en Boadilla en 2005, la misma localidad en al que reside Villarejo, para lo que tuvo que vender un par de casas. Está preocupado porque le pillen una operación que no debió declarar, pero el multimillonario comisario le aconseja rápido que "no se preocupe, que eso ya ha preescrito".
Por su parte, el comisario Villarejo le cuenta que "él se fue en el 15 y que tuvo problemas con algunos políticos y mandos policiales". Problemas que empezaron con el caso de la doctora Pinto, causa en la que está imputado por apuñalarla tras ser contratado por el empresario y yerno de Juan Miguel Villar Mir, Javier López Madrid. En otro momento de la conversación, Villarejo le llega a proponer a su colega si necesita "darle un sustito" a una tercera persona, un servicios que para los investigadores de Asuntos Internos se asemeja mucho al que lleva denunciando la dermatóloga Elisa Pinto desde 2013, incluso ante la Secretaría de Estado de Interior.
Pero la guinda del pastel la deja Villarejo en una frase que se le escapa cuando habla de sus inversiones en la actualidad: dice que tiene "negocios en Colombia con amiguetes que están retirados, sobre informática e inteligencia". ¿Quiénes son esos amigos? Las fuentes consultadas por Público apuntan en una misma dirección: a los secretos que aún guarda el sumario de la Operación Lezo que lleva la Guardia Civil y donde aparecen algunas de las amistades peligrosas del comisario, como el consejero de Atresmedia Mauricio Casals y su compañero Edmundo Rodríguez, quien además era consejero del Canal de Isabel II y presidente de la filial latinoamericana durante la época en la que el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, utilizó esa empresa pública para enriquecerse.
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