Este artículo se publicó hace 2 años.
La victoria de Alberto Garzón contra las macrogranjas en tres actos: la mentira, la verdad y el ridículo
El ataque contra Alberto Garzón se les ha vuelto en contra a quienes lo lanzaron al ponerse las macrogranjas en el centro del debate.
Julián Macías
Termina la semana con un panorama muy diferente a como empezó toda la polémica en torno a las declaraciones de Alberto Garzón al diario británico The Guardian, donde dijo que la ganadería extensiva es la que hay que promocionar por ser sostenible, mientras las macrogranjas no lo son, contaminan y producen una carne de peor calidad que la extensiva.
La entrevista no tuvo ningún tipo de repercusión ni en España ni en el Reino Unido. De hecho, desde que estalló la polémica solo ha habido dos publicaciones digitales en este Estado con nulo impacto que mencionen "spanish meat" y ninguna es negativa con respecto a la carne española. No solo no ha generado ninguna imagen negativa fuera de España sino que, con el tiempo, nos hemos dado cuenta de que todos los que criticaron a Garzón defienden lo mismo que el ministro. Y que es la postura mayoritariamente aceptada por la ciudadanía, como reflejó la encuesta realizada en Televisión Española (TVE), donde obtuvo más del 68% de apoyo. De hecho, sus críticos ni nombran las macrogranjas ni se hacen fotos en ellas; todos halagan y se fotografían en granjas de modelo extensivo.
La mentira
Tal y como comentamos la semana pasada, todo comenzó con una noticia manipulada de Cárnica, que se dedica a asesorar a grandes empresas cárnicas y a generar titulares ad hoc. En este decía literalmente: "Garzón afirma que España exporta carne de mala calidad de animales maltratados". El titular fue difundido masivamente por políticos, medios y cuentas falsas. Eso sí, las únicas macrogranjas que lo replicaron fueron las de los bots usados para amplificar el bulo, ya que este término nunca fue usado durante el ataque.
Fue tan eficaz la campaña de desinformación que hasta algunos ganaderos que estaban en contra de las macrogranjas pidieron la dimisión de Garzón, a la que se sumaron presidentes autonómicos del PSOE como Lambán o Page. Incluso Pedro Sánchez o el ministro de Agricultura, Luis Planas, lamentaban las palabras de Garzón, y otros miembros del Gobierno, como la portavoz, le soltaron la mano, diciendo que hablaba a nivel personal y no como miembro del Ejecutivo, al tiempo que dejaba en sus manos la decisión de dimitir.
Decenas de diarios y portadas de telediarios replicaban el titular manipulado, se creaban portavoces de los ganaderos ad hoc como María Camino Limia, simpatizante de Vox, apasionada de la caza mayor y abogada inmobiliaria. La mujer fue haciendo vídeos virales contra Garzón, que llegaron incluso a ser difundidos por diferentes medios de derechas, e incluso su cargo, presidenta de la Asociación de Ganadería Mundial sostenible. Esta agrupación fue creada hace un mes y tiene una web inactiva, pero servía de reclamo para presentarla, por ejemplo, en La Sexta Noche. Allí, la presentadora le preguntaba: "Me imagino que usted, que tiene varios premios por su negocio sostenible, se habrá sentido ofendida por las palabras de Garzón", a lo que respondía Camino: "No podemos desviar el debate, el ministro de Consumo ha dicho a la comunidad internacional que producimos carne de mala calidad". A lo que Marhuenda remachaba: "Esta ganadera sí que es experta, no como el ministro Garzón".
Si nos fijamos en la gráfica, vemos cómo las noticias favorables para el Gobierno, como la bajada del paro y el caso de corrupción de Zaplana, fueron enterradas por la conversación contra Garzón, y que hasta dos días después, la palabra macrogranja es prácticamente inexistente. Y esa es la clave, puesto que en el momento en el que se conoce que lo único que critica Garzón es este tipo de explotaciones, se descubre que sus palabras coinciden con el sentir de ganaderos y ciudadanía, especialmente del ámbito rural.
La verdad
De una manera más acentuada y consistente que en otras ocasiones, hubo una respuesta ante la manipulación por parte de activistas, periodistas, políticos, organizaciones ecologistas y, sobre todo, por parte del ministro Garzón que se mantuvo firme en su postura a pesar de las múltiples presiones.
Hubo una revolución en la granja contra las macrogranjas y la conversación en medios y plataformas digitales desmontó la manipulación. Las más de 480.000 menciones de la palabra macrogranja en Twitter contrastan con la inexistencia del término durante los días en los que se lanzó el ataque contra Garzón.
Gran parte del periodismo dijo "basta" y a los medios habituales desmontando las campañas de mentiras de la derecha como Público, Radiocable, Carne Cruda, El Salto, La Marea e Infolibre se sumaron voces importantes del panorama nacional como Carles Francino, Ignacio Escolar, Fernando Garea, Angels Barceló, Antonio Maestre… Incluso en las tertulias televisivas, Joaquín Prats empatizaba con la postura de Garzón y en Todo es Verdad paraban en seco a Camino Limia, la representante ganadera ad hoc de la derecha para que se pasara por todos los medios a difundir el bulo. Tras repetir que Garzón dijo que España exportaba carne de mala calidad, Marta Flich y Javier Aroca le dijeron que esto era mentira. Ante dicha afirmación, Limia continuó asegurando que el ministro había recomendado no comer carne. Este cúmulo de falsedades hizo que en plató tuvieran que cortar su discurso para reprocharla por difundir bulos.
A raíz de este asunto, el comisario europeo de Agricultura –Janusz Wojciechowski– hizo unas declaraciones en las que afirmaba que "existe un problema con el desarrollo de la agricultura a gran escala, especialmente en algunos sectores de la producción animal", apoyando así a las pequeñas y medianas explotaciones.
Al mismo tiempo, se viralizó un vídeo de Pedro Sánchez en 2019 hablando de la responsabilidad de abordar la crisis climática. Entonces, el ahora presidente del Gobierno pedía "apostar por la ganadería ecológica", para terminar añadiendo: "Alimentos seguros, mejores, más sanos, más respetuosos con el medio ambiente y que generan más empleo en el medio rural. Esa es nuestra propuesta".
Las redes recuperaron también vídeos de Page y Lambán pronunciándose en la línea de Sánchez, así como declaraciones y manifestaciones del PP de Castilla y León y Castilla- La Mancha contra las macrogranjas. En definitiva, ahora parecía que todos habían usado anteriormente los mismos argumentos que el ministro Garzón.
El ridículo
Alfonso Fernández Mañueco aseguró en una entrevista en Antena 3 que "el concepto de macrogranja no existe, es una cortina de humo". Fue en esos días cuando el PP comenzó a negar la existencia de las macrogranjas, hasta tal punto que incluso realizaron un borrado masivo de tuits, hecho por el cual le preguntó Susanna Griso el pasado jueves a Pablo Casado. El líder del Partido Popular respondió saliéndose por la tangente al afirmar que todo esto sucede porque Sánchez tiene "unos socios que se han manifestado a favor de los presos de ETA".
Lo que no se puede borrar es el diario de sesiones de Castilla y León o la licencia de ampliación de una macrogranja de pollos que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha anulado, así como las consecuencias que estas extensiones provocan.
Todos los actos de campaña del PP se realizan ahora en pequeñas explotaciones agrarias de tipo extensivo. El último fue el de Pablo Casado en Ávila. En él, al llegar le decía irónicamente a la ganadera: "Se nota que están muy maltratadas estas vacas". Ese mismo día, su partido lanzaba en redes la campaña #MásGanaderíaMenosComunismo, usando imágenes de reses sueltas por el campo. En el mencionado evento, los periodistas le preguntaron que por qué les había traído a una ganadería extensiva si lo que ellos defienden es la intensiva. También le interrogaron acerca de si el PP iba a retirar todas las iniciativas contra las macrogranjas. Preguntado por la campaña en redes, Casado afirmó: "Como sois comunistas, podéis hacer lo que queráis con el Falcon y comer lo que os dé la gana en vuestros ministerios. Pero la gente que no llega a fin de mes tiene que estar pendiente de si puede viajar o cambiar de ropa o móvil".
La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, aseguró el pasado lunes que la intervención de Garzón había generado "tensión y dudas que no están basadas en ningún hecho real", aunque sin hacer mención expresa a los efectos contaminantes que enumera Garzón. Tres días más tarde, manifestó que "no hay un motivo ni para cesar ni para que dimita" y añadió que "sobre este sector existe un consenso total por parte del Gobierno".
Pero el recule más rápido del oeste tuvo lugar el mismo día por parte de Emiliano García-Page, presidente de Castilla- La Mancha. En menos de dos horas pasó de decir que "no vamos a prohibir las macrogranjas ni podemos hacerlo" a lanzar un comunicado desde el Ejecutivo de su comunidad prohibiendo su construcción y ampliación hasta el 2025.
A pesar del ridículo, el PP presentará mociones en ayuntamientos y comunidades autónomas contra Alberto Garzón y, junto a Vox y Ciudadanos, sigue pidiendo la dimisión del ministro.
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