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Gorka Landaburu sabe de sobra cómo funciona esto de los medios y también esto de la política. Es periodista, conoce el escenario vasco de arriba a abajo y sufrió un atentado de ETA. Con esa combinación de factores, este veterano informador tiene una cosa clara: los tiempos han cambiado, aunque a veces, en Madrid, algunos parecen olvidarlo.
De olvidos y de cambio habla Landaburu. También de memoria, pero no de una memoria cualquiera. Su ejemplo favorito es el del retrovisor. "Para conducir de frente necesitamos las manos en el volante. No lo haremos de forma debida si no tenemos un retrovisor. Cuanto más grande sea ese retrovisor, mejor avanzaremos y con más diversidad", afirma al otro lado del teléfono.
"Retrovisor" y "diversidad" son dos ideas clave en el testimonio de Landaburu. No en vano, ambos conceptos aparecen bajo distintas formas a lo largo de la conversación. El calendario indica que faltan pocos días para unas elecciones vascas en las que EH Bildu podría dar el sorpasso y convertirse en la primera fuerza del país. Por eso Landaburu también habla, al mismo tiempo, de una normalidad casi paradisíaca.
"Después de tantos años de sufrimiento y acoso –yo mismo tuve escolta 12 años– parece que por fin en Euskadi vivimos en un oasis", dice a Público este veterano periodista. Seguido, explica cuáles son los rasgos de este oasis: "No hay crispación, no hay tensión, no hay insultos, todos los candidatos, incluso Bildu, nos están hablando de vivienda, sanidad, empleo, industria..."
Hoy Landaburu celebra que "ETA no ha entrado en la campaña, y eso afortunadamente está muy bien". Se refiere a las prácticas habituales de la derecha, que introduce el pasado violento con calzador siempre que vea margen para utilizarlo con intención de obtener rédito político.
Sin embargo, en la campaña vasca están hablando de otras cosas. Todos, o casi todos. Es otro tiempo y se nota en los discursos, en los carteles, en los mítines. Euskadi, aunque Isabel Díaz Ayuso crea habitualmente lo contrario, ya no es lo que era.
"Las torturas, los desaparecidos... aún hay mucho trabajo que realizar"
"Aquí pasos suficientes no ha dado nadie, ni los de un lado ni de los de otro", afirma Maixabel Lasa. Su marido, Juan María Jáuregui, fue asesinado por ETA en el verano de 2000. A día de hoy, Maixabel y su hija, María Jáuregui, son parte de esas otras voces de víctimas de ETA que plantean un discurso enfocado en el reconocimiento de todos los sufrimientos y todos los horrores. Absolutamente todos.
"Todo lo que sucedió con las Fuerzas de Seguridad del Estado, las torturas, los desaparecidos… aún hay mucho trabajo que realizar", afirma Lasa, quien destaca que la opinión pública se ha acostumbrado a "oír siempre de un lado".
Esta víctima de ETA tiene claro que la izquierda abertzale –cuyo partido político, Sortu, es uno de los componentes de EH Bildu junto a Eusko Alkartasuna, Alternatiba o exmilitantes de la desaparecida Aralar– "debe hacer más cosas". Por ejemplo, aprecia que "todavía en Euskadi desgraciadamente existe la sensación de que ETA tuvo que existir".
"¿Héroes o monstruos?"
No obstante, tanto Maixabel Lasa como Gorka Landaburu subrayan que Euskadi, y la izquierda abertzale también, está en "otro momento". "Mucha gente de fuera, desde Madrid, cuando dicen que ahí están los herederos de ETA, no es cierto, porque ha habido un cambio sustancial generacional", afirma Landaburu.
"Me guste o no, ellos están haciendo un trabajo de participar en las elecciones y trabajar en las instituciones, que es lo que se les pedía", comenta por su parte Maixabel.
Esta mujer, que entre 2001 y 2012 se desempeñó como directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, conoce muy bien los procesos de encuentros restaurativos entre víctimas y presos de ETA.
"Cuando intenté participar en encuentros restaurativos fue pensando que estas personas que nos hicieron tanto daño temprano o tarde saldrán de la cárcel. ¿Es mejor que salgan creyendo que eran unos héroes o unos monstruos, que hicieron tanto daño para nada?", se pregunta.
Descargar mochilas
Gorka Landaburu también cree que hay que dar pasos en esa dirección. "Las víctimas en general exigimos que descarguen mochilas, que digan que se equivocaron, que no se podía matar a nadie, que matar estuvo muy mal. A partir de ahí avanzaremos mucho más", sostiene.
Entre las víctimas de ETA hay otros tantos Maixabel y Gorka que se pronuncian en contra de la utilización política del sufrimiento y describen un nuevo escenario en Euskadi, en el que habrá que encajar la memoria para impedir que ningún dolor caiga en el olvido.
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