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Ultras del fútbol, grupos neonazis y “lobos solitarios”: la llama que encendió Vox y que ahora arde en las calles

En la “primera línea” de encapuchados que se enfrentan estos días a la Policía hay activistas de agrupaciones xenófobas, aficionados con simpatías hitlerianas y nostálgicos de la dictadura franquista.

Ultraderechistas encapuchados durante las protestas del martes en la calle Ferraz. Fernando Sánchez / Europa Press

Danilo Albin

Lo que empezó como una protesta “espontánea” se ha convertido en el deleite de la ultraderecha más radical, esa misma que llevaba años con consignas sobre la necesidad de que España “despertara”. Hoy, entre lanzamientos de objetos a la Policía y capuchas para evitar que les descubran en casa, los ultras que ocupan la “primera línea” en las acciones de acoso a la sede del PSOE están convencidos de que algo ha cambiado.

“No hay una sola organización tras esto. Son variadas y están unidas de forma coyuntural, sólo por el cabreo”, comenta a Público un veterano militante madrileño que conoce de cerca los movimientos de la extrema derecha y que ahora asiste asombrado a las imágenes que dejan las primeras noches de protestas.

La Policía ya había detectado un incremento de la presencia de “elementos radicales” en las protestas, algo que se confirmó tras los incidentes registrados durante la noche del martes. Según datos recogidos por Público, entre los manifestantes que protagonizaron los altercados se encontraban ultraderechistas vinculados a aficiones de equipos de fútbol, como Ultrasur.

Fuentes conocedoras de estos movimientos apuntan que la contribución esencial para abrir estos enfrentamientos ha salido del entorno de Vox. No en vano, la iniciativa de estas concentraciones partió del movimiento Revuelta, una agrupación juvenil afín al partido de Santiago Abascal.

Las movilizaciones ultras de estos días han ofrecido otra imagen reveladora: se trata de actos hipermasculinizados, con una presencia dominante -o exclusiva- de hombres entre los agitadores, desde cuyas gargantas suelen salir insultos como "Pedro Sánchez, hijo de puta". Esa supremacía masculina se enmarca en una realidad palpable y contable: los votantes de ultraderecha son, en su mayoría, hombres.

En las manifestaciones ultraderechistas amparadas por Vox y sus grupos afines tampoco faltan las apelaciones de carácter racista e islamófobas. El odio que recorre las calles dispara, como tantas otras veces, contra las personas migrantes.

Simpatizantes neonazis

El cocktail de extremismo cuenta además con la presencia y el apoyo de militantes de organizaciones de corte político, como FACTA. Este movimiento neofascista actúa principalmente en Madrid, donde organiza actividades en la naturaleza y conferencias. Hace algunas semanas, sus responsables publicaron imágenes de formación en técnicas de combate.

El responsable de FACTA es Carlos de Frutos, un militante neonazi que fundó el grupo Resistencia Estudiantil e integró las listas de Democracia Nacional. Hoy regenta una tienda en Madrid donde se venden libros hitlerianos.

Sus antiguos compañeros de Democracia Nacional también buscan protagonismo en la línea del frente. “Empieza la fiesta. Aquí estamos, en primera línea”, afirmó el líder de este partido xenófobo, Pedro Chaparro, en un video grabado el martes en la calle Ferraz. De fondo se escuchan las primeras cargas de la Policía. “Hemos venido a defender la nación española. Están traicionando al pueblo español y tenemos toda la legitimidad para pedir explicaciones al Partido Socialista”, agrega el dirigente de DN.

"Hay que mantener la presión en las calles. El objetivo no es la quema de contenedores ni destrozar el coche de un vecino. El objetivo es Ferraz y las instituciones, donde está ese gobierno de mierda que no nos representa", afirmó Chaparro en un audio difundido a través de su canal en Telegram. "En unos días se va a formalizar el acuerdo entre Junts y el Gobierno. Será entonces cuando volveremos a tomar las calles", agregó.

Activistas de ultraderecha durante las protestas del martes en la calle Ferraz de Madrid. Fernando Sánchez / Europa Press
Activistas de ultraderecha durante las protestas del martes en la calle Ferraz de Madrid. Fernando Sánchez / Europa Press

Chaparro es uno de los ultraderechistas condenados por el asalto a la librería Blanquerna en 2013. Hoy se encuentra en tercer grado. “Están cargando, ahí les tenemos. No tienen vergüenza. El pueblo español ha despertado”, señala en otro video difundido a través del canal de su partido en Telegram.   

Lobos solitarios

El objetivo de formaciones como Democracia Nacional y La Falange -cuyos dirigentes juveniles también han tomado parte en las protestas y han difundido imágenes de los enfrentamientos con la Policía- pasa por tratar de monopolizar estas protestas y atraer a los jóvenes más radicalizados que, a modo de lobos solitarios, también están presentes en estas manifestaciones contra la sede del PSOE.

Ahí está precisamente el otro perfil de los manifestantes más violentos que toman parte en estas acciones: se trata de jóvenes que no pertenecen de manera formal a ninguna organización, pero que se nutren de los discursos ultranacionalistas que desbordan las redes sociales. Después de esperar que alguien les llamara a participar en algo “grande”, hoy, con las imágenes de contenedores ardiendo bajo gritos de “Pedro Sánchez, hijo de puta”, creen que el día, o la noche, ha llegado.

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