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La segunda carta sin medidas de Sánchez en otra campaña electoral enturbia la relación con sus aliados políticos

Los aliados del Gobierno no esconden su hartazgo, le acusan de electoralismo y exigen que las cartas a la ciudadanía se conviertan en medidas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda,  Maria Jesus Montero, en el Congreso de los Diputados, durante la aprobación definitiva de la ley de amnistía. REUTERS/Susana Vera
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, Maria Jesus Montero, en el Congreso de los Diputados, durante la aprobación definitiva de la ley de amnistía. Susana Vera / REUTERS

La respuesta de los aliados parlamentarios de Pedro Sánchez tras la publicación de su segunda carta a la ciudadanía dista mucho de la que ofrecieron con la primera. En abril, cuando el presidente del Gobierno anunció sus cinco días de reflexión, los partidos que conforman el bloque de investidura cerraron filas en torno a él. Ahora, más de un mes después, con la nueva comunicación de Sánchez a través de la red social X, la reacción es muy distinta. En público y en privado, sus aliados le piden medidas y le acusan de electoralista.

Algo ha cambiado. La incomodidad va desde los socios de Gobierno, hasta los aliados más minoritarios. Una fuente parlamentaria, en este caso, de Esquerra Republicana (ERC) señala, en conversación con Público, que no hay que perder de vista que "la primera carta la publicó al principio de la campaña electoral catalana y, la segunda, al final de la campaña para las europeas". La acusación de electoralismo es generalizada. "Campaña, nada más", dicen desde Compromís.

Las críticas de los propios socios del Gobierno han sido igualmente drásticas. Además, en público. Íñigo Errejón, portavoz parlamentario de Sumar, elevó el tono en la red social X y afeó a Sánchez lo mismo que ERC o Compromís: "Se trata de democratizar el Estado, no de arañar unos votos por carta". 

Gerardo Pisarello, miembro de los Comuns y secretario primero de la Mesa del Congreso, no le niega a Sánchez el derecho que tiene de publicar una carta, pero reconoce que le gustaría que fuera igual de contundente "con otros casos de lawfare".

La incomodidad con lo que gran parte de los aliados de Sánchez consideran una "táctica" ―en palabras de una de las fuentes consultadas― es evidente. Sin embargo, hay más enfado por el fondo que por la forma

"Le pedimos valentía y que legisle", deslizan las fuentes de ERC consultadas, que subrayan el hecho de que entre la primera carta de Sánchez y esta segunda no ha existido el impulso por parte del Gobierno de generar medidas concretas. Insisten en que "las cosas de las que se queja Sánchez en su carta" ―sugiere lawfare contra él y su esposa tras recibir la notificación de que Begoña Gómez deberá declarar como investigada el 5 de julio― se pueden solucionar a través de medidas y que no se está haciendo.

Yolanda Díaz, a través de X, ha dicho que "a la derecha se le para con hechos". "Queremos medidas, no misivas", apuntan desde el Bloque Nacionalista Galego (BNG). Más o menos, todos los aliados coinciden en la receta: renovación del CGPJ, medidas para la regeneración democrática, lucha contra el lawfare, etc. Reconocen, en cualquier caso, que el período electoral, que concluye este domingo con las elecciones europeas, puede ser uno de los factores del inmovilismo de Sánchez en este campo, pero miran con preocupación hacia Catalunya, donde todavía queda mucha tela que cortar en las negociaciones de investidura

Eso y la aplicación de la amnistía son dos factores que, de nuevo, pueden acaparar el tablero político y retrasar las medidas concretas que exigen los aliados en vez de las cartas a la ciudadanía. En el Congreso, existe una cierta insatisfacción con que los períodos de inestabilidad y estrés político se cronifiquen.

En ERC están especialmente molestos con la posición del PSOE en relación con la proposición no de ley (PNL) que presentaron los de Gabriel Rufián en la Cámara Baja con el tema central de la "guerra judicial" del Estado contra el independentismo y otros sectores. Esquerra presentó veinte propuestas en la PNL y se votaron por separado. Los socialistas solo apoyaron una, la derogación de la ley mordaza. En el resto ―entre ellas, que haya existido lawfare contra los independentistas catalanes y vascos o hacer un informe con propuestas para regenerar la democracia española― el PSOE se abstuvo o votó en contra. En Esquerra no dan crédito.

La punta del iceberg

Lo cierto es que la aprobación de la ley de amnistía, que puede leerse como una muestra de supervivencia del Gobierno, o el reconocimiento del Estado de Palestina, aplaudido por los aliados, fue un solo oasis en medio de unas semanas muy duras para el PSOE. El Grupo Parlamentario Socialista ha visto cómo, en pocos días, fracasaban dos iniciativas que le dejaron solo en el hemiciclo. La primera, con la que proponían prohibir el proxenetismo, decayó. Y la segunda, la reforma de la ley del suelo, tuvieron que retirarla por falta de apoyos.

Todos los aliados de Sánchez en el Congreso marcaron perfil propio y el Partido Popular (PP) no acudió a su rescate.

Por eso, la carta de este martes y, sobre todo, la fría respuesta por parte de los aliados, que han cambiado la comprensión de la que hicieron acopio cuando Sánchez anunció los cinco días de reflexión, por las críticas y el hartazgo, es solo la punta del iceberg de las dificultades en el entendimiento entre la parte socialista del Gobierno y sus formaciones amigas.

Las fuentes consultadas, de todas formas, no quieren que llegue la sangre al río. Hay enfado, pero esperan un cambio de tono tras las europeas.

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